JORNADA 19. Víspera del nuevo cierre perimetral de la capital gaditana ante el descontrol de la dichosa pandemia y, ajeno a todo, fútbol en el Ramón de Carranza. Cita en martes para cerrar la anómala primera vuelta (sin el calor del público, este deporte-negocio es como una shandy cruzcampo), una mitad de LaLiga que el Cádiz, recién ascendido, supera con “nota alta” para sus jugadores, a decir del propio Álvaro Cervera, teniendo en cuenta la plantilla a priori para Primera limitada y cortita, a la espera de algún refuerzo invernal.
Encuentro ante un Levante de la misma liga para intentar olvidar pronto el triste envite copero del sábado, en el que se cayó merecidamente ante el Girona, de Segunda, compitiendo (o quizá no…) con los menos habituales. Una Copa que al entrenador ni le va ni le viene y que este curso ha supuesto tres viajes al otro extremo del país y lesiones, las de Marcos Mauro, José Mari y Akapo. Toca centrarse únicamente en lo fundamental, salvar la categoría.
Sorteando las bajas de Fali (por acumulación de amarillas) y de Pacha Espino (último positivo por coronavirus de la plantilla), Cervera confeccionaba un once tirando de Ander Garrido en el centro del campo y de Jairo Izquierdo en la retaguardia, por la zurda. Así, de salida jugaban: Ledesma, bajo palos; Iza, Jairo, Cala y Alcalá, en defensa; Jonsson y Garrido en la media; y arriba, Álex Fernández, Alberto Perea, Choco Lozano y Álvaro Negredo.
Vaya locura de arranque: ni se había cumplido el primer minuto, y en una falta botada desde la frontal, Clerc ponía en serios aprietos a Ledesma. Y en la primera acción de ataque amarillo, en el 3, marcaba Perea el 1-0 casi a placer dentro del área culminando una buena contra, a partir de un robo de Garrido.
El partido se ponía prematuramente como sueña este Cádiz, obligando al rival a exponerse, aunque ese panorama ideal se truncó en un suspiro: ya en el minuto 7, empataban los granotas con tanto de Roger, ganándole la partida a la defensa. El gol daba alas al Levante y entortaba a los de amarillo, y en el 10, se ponían por delante los blanquinegros, volvía a marcar Roger Martí.
A partir de ahí, el conjunto levantinista pasó a sobar la pelota, teniéndola y exigiendo a los gaditanos a abrirse y a tratar de jugar a algo más que a defenderse y a esperar. No pasaba mucho, hasta que en un córner, en el 27, se nivelaba de nuevo el electrónico: el lebrijano Juan Cala metía la cabeza y acertaba.
Con el 2-2, el choque pasó a ser hasta el ecuador un imprevisible y entretenido correcalles, con intentonas en ambos campos, aunque sin ocasiones de peligro real.
Ajetreado igualmente se reiniciaba el partido tras el descanso, con una buena jugada del conjunto visitante entre Morales y De Frutos. El Levante, fresco ofensivamente, quería la iniciativa y los de Cervera tampoco se la iban a discutir, más pendientes de buscar el error, pelotazo y a correr hacia los dominios de Aitor Fernández. Así fue avanzando el crono.
En el 67, Salvi, que lleva unas semanas inactivo por el Covid-19, entraba como revulsivo por Perea, y para arropar a Jairo atrás. Y en el 73, casi se produce el primer y único disparo a portería de los de casa en este segundo tiempo, aunque el lanzamiento de Negredo acabó desviándose. Seguidamente el vallecano era reemplazado en el campo por Alejo.
El cansancio empezaba a notarse en ambos campos, y el empate empezaba a contentar a casi todos, sobre todo a los locales. Para el último suspiro, entraban sin aportar nada reseñable Bodiger y Álvaro Giménez por Jonsson y Choco. Los levantinistas ponían más impetú en el descuento, pero ese 2-2 ya no se movió en un choque casi con más goles que ocasiones.
Reparto de puntos que deja al Cádiz con 24 puntitos al cierre de la primera vuelta, a 16 de ese objetivo de los 40 que se piensa que puede suponer la salvación. Y con un mensaje de Cervera en rueda de prensa, o más bien una evidencia: “nos cuesta mucho generar”. Y por ello espera que si llegan refuerzos antes de febrero, sean para proponer no para defender. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway