Ante el “extremo déficit de personal” de enfermería en el Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz (a finales de la semana pasada se desarrollaba una nueva protesta a las puertas del centro contra los recortes de plantilla y exigiendo más contrataciones), la decisión de la gerencia, según denuncian desde CGT y Autonomía Obrera, “no ha sido en absoluto la de realizar más contratos o exigir con firmeza a Sevilla que se los autoricen”, sino ordenar de cara al fin de semana que se proceda a cerrar el control de Tocoginecología de la sexta planta, “a fin de poder emplear así a su plantilla para cubrir la falta de personal de enfermería en otras unidades”.
Una decisión, para estos sindicatos, “absolutamente vergonzosa que pone claramente sobre la mesa hasta que extremo son capaces nuestros responsables de jugar con las condiciones de ingreso de los pacientes y los derechos de las trabajadores con tal de contener el gasto y salvar sus cargos”.
Con todo, ante la denuncia sindical, la Junta y la dirección del hospital gaditano no tardaban en matizar que este cierre “no corresponde a falta de personal sino a obras de remodelación en la planta de Urología, unos trabajos programados y que se van a ejecutar durante el mes de noviembre”. Dichos trabajos, se asegura, afectarán a toda la planta, si bien “se ha previsto que se realice de forma sectorizada, habitación por habitación, de forma que, en caso de necesidad de camas por mayor demanda asistencial, éstas puedan ponerse en servicio”.
Desde la gerencia, se insiste, se ha previsto que los pacientes de Urología sean ubicados en la planta de Tocoginecología, de forma que las pacientes de dicha planta se trasladarán a su vez a la de Ginecología de forma provisional, en tanto en cuanto duren los trabajos. “Las obras en centros hospitalarios son necesarias para garantizar que la asistencia se da en las mejores condiciones de seguridad para los pacientes y profesionales”, se subraya.
“ADEMÁS DE RECORTAR, MIENTEN”
Ante la rápida respuesta pública, ambos sindicatos denunciantes han replicado que “tal como preveíamos, esa ha sido la absurda excusa para intentar tomarnos el pelo a todos los gaditanos. Incapaces de reconocer públicamente la verdadera razón para cerrar tocogine (la falta de personal), Junta y gerencia se han sacado de la chistera, a modo de coartada, unas obras en la unidad de Urología cuya solidez para explicar el cierre de Tocoginecología no soporta el más mínimo análisis serio que se efectúe de las mismas”.
Y se ofrecen cuatro razones para desmentir el comunicado de la Junta: “las obras que anuncian no sólo no merecen la calificación de urgentes (único argumento que podría justificar su realización en estas fechas), sino que ni siquiera alcanza la categoría de significativas, ya que se trata simplemente de construir un pequeño armario a la entrada de la unidad, pintar y arreglar algunos cuartos de baño; el control donde se van a efectuar, Urología, “ya estuvo cerrado con anterioridad durante los veranos de 2017 y 2018, por lo que resulta obligado plantearse cómo es posible que durante ese tiempo no se abordasen unas obras nimias que ahora se pretenden realizar corriendo y en pleno periodo alto de demanda asistencial”; y “se mire como se mire, cerrar una unidad de 30 camas para hacer obras menores en pleno periodo de incremento de la fecuentación hospitalaria y de agudización de numerosas patologías resulta una decisión irracional”.
Y para CGT y AO, el cuarto y más evidente argumento que debe esgrimirse “podría plantearlo hasta el más absoluto desconocedor del funcionamiento de un hospital”: partiendo de que está cerrado desde primeros de verano el control de Cardiología (22 camas) y aún para el hipotético caso de que las obras de uro resultasen impostergables (y que fuera por tanto obligado sacar de la unidad a todos sus pacientes): “¿cuál debería ser el control de destino de todos ellos?, ¿debería ser el control de Tocoginecología, donde había 14 mujeres ingresadas y a las que ha habido que desplazar, a su vez, a otras unidades del hospital?, ¿o deberíamos ingresar a los pacientes de Urología en el control vacío de Cardiología, donde no se desplazarían pacientes?”.
La respuesta, obviamente, “es bien sencilla”: “si, por razones de obras, tengo que trasladar a los pacientes de Urología a otra unidad, sería preferible haberlo hecho a un control vacío (donde no se desplaza a nadie) en lugar de a un control completamente lleno (tocogine), donde habría que reubicar, a su vez, a todas sus pacientes en otros lugares”. Pero, remarcan los sindicatos en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, “si se hubiera trasladado Urología por motivo de las obras a Cardiología (vacía desde verano) no habría sido posible utilizar al personal de Cardio (porque no lo tiene actualmente) para cubrir las necesidades de personal que los recortes de octubre han impuesto en todo el centro”.
Por tanto, y a modo de “conclusión obvia” para AO y CGT: “trasladan Urología a Tocogine (un control con personal de enfermería) y no a Cardio (un control sin personal) porque de ese modo pueden disponer del personal de enfermería de Tocoginecología y utilizarlo para cubrir huecos en el resto centro… hasta el extremo, incluso, de quitarles los descansos que tenían programados para este fin de semana”.
“FRENTE A LOS RECORTES, NO ES POSIBLE YA PERMANECER IMPASIBLES”
Sin anunciarse nada desde la dirección (“aunque corría el rumor de esas obras menores en Urología), desde primera hora de la tarde del pasado viernes 25, las responsables de enfermería estuvieron contactando con todo el personal de la unidad de Tocoginecología para comunicarles los nuevos puestos de trabajo que iban a pasar a ocupar en el Puerta del Mar a partir de este sábado. De igual modo, el traslado de pacientes (un total de 14) a otras habitaciones que iban quedando “libres” fue constante durante toda la tarde de ese viernes; “algunas de ellas han sido ingresadas en maternidad de la cuarta planta, pero otras lo han hecho en la primera cama disponible que surgiera en cualquier otra unidad del hospital: cirugía, medicinas internas, etc.”. Ello, ha provocado, a su vez, siempre según estos sindicatos, a que “se hayan tenido que forzar las altas de pacientes en otras unidades para poder disponer, así, de camas libres (altas forzosas); y, por otro lado, ha provocado problemas para poder efectuar el resto de ingresos ordinarios, ya sean provenientes de urgencias o programados”.
Para Autonomía Obrera y CGT, con este cierre repentino de Tocogine “por falta de personal” se ha alcanzado “el grado más extremo de supeditación de las necesidades asistenciales de los pacientes a la creciente avidez de recortes de nuestros gestores”. Y se asegura que “nunca el hospital había afrontado el mes de noviembre (y por tanto en periodo de mayor frecuentación asistencial) con dos unidades de hospitalización totalmente cerradas, y ello sólo es achacable en estos momentos a las graves decisiones de recortes del gasto que se vienen emprendiendo desde el gobierno (ahora de derechas) de la Junta de Andalucía”.
De este modo, se exige a todo el equipo directivo del Puerta del Mar, con Sebastián Quintero al frente (gerente desde el pasado marzo) que “deje de jugar y mentir a todos los trabajadores y pacientes y tenga al menos la decencia de dimitir para no ser cómplices de esta masacre, como, por ejemplo, lo han hecho hace unos días sus colegas del Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva”.
“Frente a los graves recortes que se están sufriendo en todos los ámbitos (personal, camas, materiales, etc.) no es posible ya permanecer impasibles, jugando a ser meros gestores técnicos de unos presupuestos asignados, porque eso, en el fondo, no es más que convertirse en cómplices de esta interminable sucesión de agresiones a pacientes y trabajadores”, se señala. Y se recuerda que todos los que hoy forman parte del núcleo directivo esencial del hospital “son trabajadores con plaza básica en nuestro centro y, algún día, cuando dejen sus cargos, volverán a enfundarse el uniforme y a trabajar con pacientes a pie de cama junto a todos sus antiguos compañeros. Cuando eso suceda, más valdrá hacerlo con la dignidad de haberse marchado a tiempo para no ser partícipes de lo que está pasando, que no volver con el estigma de haber sido los verdugos de los derechos de todos sus compañeros y pacientes”.