CRÍTICA. El ciclo ‘Músicas del Sur’ en el Castillo de Santa Catalina de Cádiz continuó el 28 de junio en su segunda sesión en la misma tónica: buena factura y entretenimiento en el plano musical, tiempo poco favorable para el disfrute pleno de la noche veraniega. La Banda Morisca y las bailarinas de Tarab Al-Ándalus hicieron olvidar por momentos la incomodidad del viento con la belleza musical y la plasticidad de las danzas de piezas basadas en la tradición arábigo-andalusí.
Más animación en la segunda sesión del tercer ciclo ‘Músicas del Sur’, aunque el tiempo parece haberle tomado la medida al programa ‘Las Lunas de Astarté’, ahuyentando con fresquito y viento a los aficionados. Ojalá cambien las tornas, porque el programa preparado por la empresa cultural ERA para este verano gaditano es para disfrutarlo intensamente.
La Banda Morisca se presentó tal cual son: joviales, animosos, y con una particular visión de la tradición musical arábigo-andalusí. El programa se surte de las piezas incorporadas en su primer disco, un “debe haber” en la discoteca personal, que contiene una mezcla ecléctica de flamenco, música tradicional y oriental. Comenzaron con ‘La Luna y el Sol’, marianas antiguas de origen desconocido, incorporadas al canon flamenco por su gran valedor ‘El Niño de las Marianas’. El interés musical del programa interpretado por La Banda Morisca no se centra en la pureza del cante, que no se pretende, sino en la plantilla instrumental orquestada, que funden en un peculiar sonido instrumentos tan variados como el oud, derbuka, cromorno y dulzainas, mezclados con bajo eléctrico, guitarras, acordeón y saxos. Hay que añadir la voz de Jose Mari Cala, brillante y firme sin matices, más propia de un grupo pop, pero que se luce en los melismas vocales como los que añadió en el ‘Romance del moro Zaide’.
Los cambios de registro fueron constantes, propiciados por variaciones instrumentales y la tipología musical de cada pieza. Así pudimos disfrutar con la brillante coloratura de la alboreá granaina ‘Las calabazas han floresío’, en la que tuvo mucho que ver las dulzainas tocadas a dúo por Vincent Molino y Antonio Torres; con la intervención solista del sudanés Wafir Sheikeidin al acordeón en la moaxaja ‘Los jardines de Ass’; y con el excelente contrapunto percusión-saxos en el ‘Divertimento sobre escala oriental’.
La libanesa Nada Chouaib con su asociación de baile Tarab Al-Ándalus colaboró a enaltecer aún más el interesante concierto de los “moriscos” con las danzas inspiradas en las piezas cantadas. Bailes en grupo, al principio y final del concierto, y exhibición personal de cada bailarina. Inma Sanjuán intervino en la moaxaja de tradición libanesa ‘La chica de ojos brillantes’. Nuria Bernabeu, por su parte, se adornó en el ‘Romance de la caída de Alhama’ y en la zambra ‘Allá va la caravana’, brilló especialmente Nada Chouaib con su solo.
La propina final de La Banda Morisca, con la canción argelina ‘¡Eh, viajero!’, vino con sorpresa. Las chicas de Tarab Al-Ándalus bailaron a pie de escenario con quienes voluntariamente quisieron acompañarlas en la interpretación de la canción con una danza árabe.
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
La banda Morisca y Tarab Al-Ándalus.
Nada Chouaib, Nuria Bernabeu e Inmaculada Sanjuán, baile. Jose Mari Cala, cante y guitarra. José Cabral, oud, morisca y cante. JuanMi Cabral, bajo. Antonio Torres, saxo. Vicent Molino, flautas y cromorno. Wafir Sheikeidin, acordeón y percusión. Programa: La Luna y el Sol (marianas) / Alora, la bien cercada (romance) / Farruca / Las calabazas han floresío (alboreá granaína)/ La chica de ojos brillantes (moaxaja, tradición libanesa) / Los jardines de Ass (moaxaja) / Caída de Alhama de Granada (romance) / Divertimento (escala árabe) / Allá va la caravana (zambra antigua) / Zaide (romance) / El carbonero (romance) / Tú eres zarza, yo me enreo (cantes por bamberas) / ¡Eh, viajero! (canción argelina).
Lugar y día: Castillo de Santa Catalina de Cádiz, 28 de junio. Asistencia: algo menos de la mitad del aforo.