Gaditanos y turistas observan cómo Enrique, uno de los tres promotores del bar Quilla, en La Caleta, protesta desde hace semanas en la zona. Denuncia haber sido engañado por sus socios –y familiares- de la concesionaria de este establecimiento. Asegura que existían acuerdos verbales previos que suponían un reparto en la mercantil del 33% para cada empresario, sin embargo no se formalizaron a la hora de constituir la sociedad “y se fueron posponiendo mes a mes mientras que el socio minoritario los reclamaba, y los socios mayoritarios lo posponían”. Lucha por solucionar su participación y salida del negocio.
Desde hace más de un mes, gaditanos y turistas observan cómo Enrique Machuca, uno de los tres promotores del bar Quilla, situado en La Caleta, en la capital, protesta a diario en la zona. Denuncia haber sido engañado por sus socios de la empresa Sabor a Cádiz, SL, concesionaria de la explotación de este establecimiento desde 2008, levantado no sin polémica.
El mismo Enrique relata en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz que la historia del bar Quilla arranca en verano de 2006, cuando junto a su hermano y su cuñada, “los tres madrileños enamorados de la Caleta y de Cádiz”, idearon crear un negocio que les permitiera trasladarse a vivir aquí. El desarrollo del proyecto les llevó aproximadamente un año y medio, tras el cual, se presentaron a concurso en el Ayuntamiento y fueron adjudicatarios del mismo. Luego comenzaron las obras del bar, “no exentas de polémica, que llegaron a ser paralizadas por desacuerdos entre la Junta de Andalucía y el Gobierno local”.
Este socio asegura que previamente existían acuerdos verbales que suponían un reparto en la mercantil del 33% para cada empresario, todos familia. No obstante, se queja de que a la hora de constituir la sociedad tras ganar el concurso, “dichos acuerdos privados no se formalizaron y se fueron posponiendo mes a mes mientras que el socio minoritario los reclamaba, y los socios mayoritarios lo posponían, abusando de su confianza por la condición de familiares, y de su posición dominante por la superioridad reflejada en la constitución notarial de la empresa”.
“Cuando terminó la obra me presentaron a firmar un documento que me apartaba de la gestión y me dejaba como camarero mileurista, sin ninguna explicación. Documento que no firmé, y que causó el fin de nuestra relación personal, pues no hubo ninguna explicación a dicho engaño”, cuenta Machuca, el socio minoritario.
DEMANDA POR IRREGULARIDADES EN LAS CUENTAS
Desde entonces, es convocado año tras año a la Junta de Accionistas, para lo cual tiene que desplazarse hasta Cádiz, pero, se queja por no recibir información alguna de la sociedad, ni le dejan acceder a las cuentas del negocio, a las cuales tiene derecho según los estatutos.
En 2011 interpone una demanda por “irregularidades en las cuentas de los dos primeros ejercicios y por gestión fraudulenta de la empresa”, que le lleva una abogada de oficio, y pierde dicha demanda, si bien la sentencia, de 2014, recoge que se detectan esas irregularidades en las cuentas pero esto es “normal al tratarse de un negocio familiar”, y no se ejecuta auditoría alguna.
“Ante dicha sentencia, que sorprende a abogados y demandante, decido venir a Cádiz otra vez, convocado a Junta de Accionistas, y reclamo en sede social las cuentas de 2013, que me son negadas de nuevo. Entonces –sigue relatando-, decido forzar la situación para llegar a solucionar mi participación y mi salida de dicha empresa, empezando a manifestarme delante del establecimiento, pues aún tengo que demandar irregularidades en cuentas de 2011, 2012, 2013, 2014 y así hasta 2020 que termine la concesión que tenemos. Y no quiero pasar 20 años más en los juzgados, quiero solucionarlo ya”.
Afirma que esta empresa le debe sueldos, beneficios, gastos, y comprar su parte para que pueda dejar la sociedad “de una forma digna”. Hasta que resuelva esta salida, advierte de que seguirá acudiendo cada día con su pancarta a La Caleta, donde, agrega, “ya formo parte del paisaje”. Y si no lo consigue, acudirá a los tribunales, “con gran costo para todos los implicados y una prolongación insoportable del conflicto, ya que como todos sabemos, la justicia en nuestro país es extraordinariamente lenta”.
ARROPADO POR LOS GADITANOS
Enrique Machuca, por otro lado, afirma que la parte positiva de su protesta es “haber conocido tanta buena gente” y haberse sentido “arropado por los gaditanos”.
“Las reacciones de las personas que me ven son en general de sorpresa, ya que mis dos socios siempre han ocultado que hubiera un tercer socio en esta empresa. También veo mucho apoyo y solidaridad por parte de los gaditanos, e indignación por parte de quienes han sufrido también a empresarios abusadores o injusticias de cualquier tipo”, cuenta este socio perjudicado, que afirma además que al haberse truncado este proyecto al que se dedicó en exclusiva durante dos años, ello le ha supuesto “falta de empleo, una quiebra vital, insomnio, depresión, y problemas familiares”.
Y así sigue cada día, firme en su decisión de defender “lo que legítima y moralmente” asegura que es suyo; reconociendo que si bien se trata de un asunto “privado”, su protesta “también es una llamada de atención contra las malas prácticas empresariales, abusos y atropellos en general”.
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