JORNADA 7. El todavía Ramón de Carranza (estrenando skycam, sobrevolando el verde) se abrió en la sobremesa del domingo, ajeno a inminentes toques de queda, a la visita del Villarreal: duelo de submarinos amarillos (aunque desde hace años ni uno ni otro viven en esas circunstancias) al que el anfitrión llegaba con la inyección de moral que supone la histórica victoria al Real Madrid de la semana pasada, pero con los pies en el suelo, asumiendo que sin mejorar los registros en casa y sin el aliento de la grada será complicado mantener la categoría que tanto ha costado alcanzar, llegar a esos 40 puntos ansiados (aunque antes de rodar la pelota ya se sumaban 10 de ellos).
En el partido doscientos de Álvaro Cervera en el banquillo amarillo, todo un récord, sacaba al campo el mismo once inicial de Valdebebas: Ledesma en la portería; Akapo, Pacha Espino, Fali y Juan Cala, en la defensa; José Mari y Jonsson en el centro del campo; y arriba, Álex Fernández y Salvi en las bandas, y Choco Lozano y Negredo en la delantera.
Comenzaban los de Unai Emery queriendo llevar la iniciativa, pero el primero susto gordo lo daba el Cádiz: en el minuto 6 marcaba Álvaro Negredo desde el borde del área, tras una falta botada por Álex… sin embargo, tras cuatro minuto de suspense del malo, el árbitro y el VAR decidieron que el 1-0 no subía al marcador por supuesto fuera de juego de Choco. Otra gotita más para el vaso de la paciencia cadista.
Nada cambió en el marcador, ni sobre el terreno de juego, un espectáculo esperable, tirando a tedioso. El Villarreal, con un equipación indescriptible, mantenía la pelota con posesiones interminables buscando algún hueco que casi no hallaba en un rival que se sabía cómodo atrás; y los de casa, salvo algunos minutos aislados de arreón, de tanto en tanto galopaban hacia una contra que no terminaba de concretarse. Lo más cercano a una ocasión sucedía en el 29, un remate forzado del hondureño. Y a las duchas.
Con una oportunidad clara de Alcácer se reiniciaba el choque, con el Villarreal dando un pasito adelante. Pasito nada más. Los de Cervera seguían mostrándose sólidos en la retaguardia, eso sí, bastante desaparecidos ya arriba. Y en el 65 llegaban los primeros y necesarios refrescos: se retiraban Choco y Negredo y entraban Malbasic y Jairo Izquierdo.
Pasaban los minutos sin ocasiones ni acercamientos de peligro, y con el balón de campo a campo sin dominador claro. Nano Mesa sustituía a José Mari en el 81, y en la siguiente, Conan Ledesma se marcaba dos paradones, primero repeliendo un lanzamiento de falta directa y luego una ocasión de Alcácer ya dentro del área. Y Perea reemplazaba a Salvi para los suspiros finales, en los que pasó poco, en línea con el resto del encuentro, que terminó como empezó, y un punto para cada uno.
Un puntito (ya van 11) ante un equipo de los llamados a estar en la zona alta, lo que le da más valor, como reconocía el técnico tras el choque: “me voy a casa contento por ganar al Madrid y empatar ante el Villarreal. El Cádiz tiene que jugar así este tipo de partidos. Si jugamos de manera diferente tenemos más opciones de perder”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway