JORNADA 24. “Tenemos que estar aislados de la clasificación”: es la consigna que Sergio González subrayaba en la previa de la nueva final para el Cádiz CF, en su cada semana más complicado reto de emerger y sacar la cabeza de abajo para poder firmar una tercera campaña consecutiva en Primera. Este sábado, en ese horario anti-fútbol en el que no se sabe si almorzar a las doce de la mañana o a las cinco de la tarde, el Nuevo Mirandilla se abría a la visita del Celta, al que se le ganó en la primera vuelta en Balaídos.
“Todos somos conscientes de la posición que ocupamos, pero debemos aislarnos para que no nos desconcentre. Vamos a centrarnos sólo en ganar al Celta, lo demás pasa a un segundo plano. Nos equivocaríamos si pensamos en el trayecto, vamos a pensar en el primer viaje. A partir de ahí ya pensaremos en el siguiente”, repetía en el pre-partido el técnico catalán que trata de darle al equipo post-Cervera un aire más ofensivo, y que ya parece haber digerido el mosqueo de Mallorca con esos dos penaltis “de risa” en contra de los gaditanos.
En el once del Cádiz: Ledesma, bajo palos; Akapo, Pacha Espino, Chust y Luis Hernández, en defensa; en el centro del campo, Alcarcón y Rubén Alcaraz; de extremos Salvi e Idrissi; y en la delantera, Choco Lozano y Negredo.
Y como novedad, tras las comprensibles quejas de los últimos tiempos, nuevo cambio de ‘speaker’ (pero ¿es una figura necesaria?) en el estadio municipal (con más de 15.000 personas en la grada), recurriéndose a un carnavalero: Juan el Ardentía, dándole a todo un aíre de chuflerío importante, y una pizca de ingenio. En los prolegómenos, recibimiento de aficionados al autobús; y en preferencia, un pancartón promovido por el club y la federación de peñas, incidiendo en eso de “Luis arregla el VAR”. Sin olvidar el minuto de silencio en recuerdo de Francisco Márquez Veiga, expresidente de la entidad local fallecido recientemente.
En los primeros minutos, con la afición entregada con cualquier recuperación, falta a favor o pase medianamente en condiciones de los suyos (casi siempre del recién llegado Alcaraz), los gallegos trataban de dominar sin profundidad y los de la Tacita intentaban no recular.
De tanto en tanto los de casa se estiraban y llegaban, también tocando la pelota, a los dominios de Dituro, pero igualmente sin disparar, salvo una muy tímida ocasión del Choco en el 26. Y en el 32, tras una falta de entendimiento entre Idrissi y Alarcón, se aprovechaban los de Vigo para probar por primera vez a Conan, aunque el lanzamiento de Cervi se iba muy arriba.
Avanzando el crono, eran los amarillos los que merodeaban más tiempo el campo rival, metiéndole más intensidad al juego, ante un Celta algo desquiciado viéndose superado, que frenaba ese ímpetu buscando que ya no se jugara a nada. Y en el minuto 44, Pacha Espino casi la colaba en el lanzamiento de una falta lateral.
El segundo tiempo, a eso de la hora del Telediario, iba arrancando con el Cádiz más motivado, más arriba, y el 1-0 pudo llegar, y debió llegar, en el 57, en un remate del hondureño casi dentro del área chica que despejó con reflejos el portero, espectacular; el rechace acababa en Alcaraz pero su lanzamiento lejano se iba algo desviado. Entre tanto, la grada ponía de su parte.
Y llegaban los primeros cambios por parte cadista, tres de golpe en el minuto 65: salían Idrissi (sigue sin justificar su fichaje invernal), Salvi y Choco y entraban en juego Perea, Alejo y Lucas Pérez. El Cádiz insistía y el Celta se mostraba más bien contemplativo. Al borde ya de cumplirse el 80, Jonsson entraba al verde por Tomi Alarcón, y el empate se aferraba al electrónico.
Pero ese 0-0 pudo cambiar en el 83, con un penalti inventado por el árbitro, que ni se dignó a revisarlo por las pantallitas por si acaso, por un leve toque de Ledesma con un atacante. No obstante, el argentino le paraba el lanzamiento a Santi Mina. Algo así como justicia divina.
Tocaba el último arreón con el choque ya roto y enrarecido, un Mateu Lahoz desorientado y apenas tres de descuento; tiempo extra en el que el Cádiz reclamó un posible penalti de Dituro sobre Alcaraz (pero aquí el VAR estaba también sesteando), y en el que Ledesma volvió a salvar a los suyos en la última acción de los gallegos, anulada con todo por fuera de juego.
Pese a que el reparto de puntos al Cádiz le vale de poco, la afición reconoció tras el pitido final la actitud y esfuerzo del equipo. “Ha competido, tiene alma, aunque quizá la responsabilidad en la primera parte se ha notado en el campo. Lo damos todo, a nivel defensivo estamos bien, pero a nivel ofensivo tenemos margen de mejora, tenemos que generar más. Y a las jugadas de balón parado tenemos que sacarle más rendimiento”, reflexionaba el técnico tras el duelo, resignándose a que “lo de los árbitros no lo podemos controlar, hay que confiar en ellos y poco más”. DIARIO Bahía de Cádiz