CRÓNICA J-39. Otro partidazo, a priori. Otra final, y con esta le quedaban cuatro por delante al Cádiz para no caer de los puestos de play off. En la tarde del domingo visitaba el Ramón de Carranza un CA Osasuna líder (con los excadistas Villar y Aridane en sus filas y titulares) con prácticamente los dos pies en la máxima categoría, con ganas de celebrar ya mismo el ascenso. En frente, un equipo amarillo con necesidad de ganar o ganar (llevaba una racha escasa de tres empates consecutivos) para seguir dependiendo de si mismo en esta apretada recta final de campeonato regular.
Con unas 14.000 personas en las gradas, y un emotivo minuto de silencio en memoria de Juan Carlos Aragón, Álvaro Cervera (confeso ‘juancarlistas’), sacaba de inicio un once titular sin Manu Vallejo ni Garrido, en el banquillo, y, sin el lesionado Sergio Sánchez, lo que motivaba el debut de Fali, recién fichado del Nástic para reforzar la línea de atrás para lo que resta de liga. Así, salían de partida: Cifuentes, bajo palos; Matos, Correa, Kecojevic y Fali, en defensa; José Mari y Álex Fernández en el centro del campo; y arriba, Aketxe, Jairo, Machís y David Querol.
Poco se puede contar de un inicio de partida en el que los navarros dejaban hacer y los de casa, con más urgencias, trataban de irse arriba sin terminar de llegar al área de Rubén, salvo en saques de esquina. De hecho, la primera oportunidad la generaba el Osasuna, un tiro cruzado de Clerc tras una buena jugada. Como réplica, una ocasión del vasco desde el córner, con intenciones.
En el 17, el mismo Ager Aketxe probaba con una falta lejana, despejaba el portero y Querol, en el rebote, la mandaba a las nubes. Diez minutos después, tras un Aridane que se liaba consigo mismo, Álex tenía la oportunidad de pegarle desde el borde del área, sin consecuencias. El Cádiz (con Correa y Jairo dándolo todo) llevaba el peso del juego ante un rival cómodo y pasivo que se conformaba con buscar el dar un susto a la contra; pero costaba concretar situaciones de peligro. Una de ellas, otro lanzamiento del vasco de falta, que arrancaba el ‘uy’ de la grada. Y al descanso, tras unos minutos con el Osasuna dando leves síntomas de nerviosismo.
Echaba a rodar la segunda mitad con una casi ocasión de Querol. Respondía Torres desde lejos, un lanzamiento bien repelido por Cifu. El desorden primaba en estos primeros minutos, con el balón yendo de un campo a otro. Y en el 55, Cervera hacía los primeros cambios: Matos y Querol dejaban su sitio en el campo a Salvi y Rennella. Y David García cabeceaba una falta botada por los rojillos, fuera.
Los hombres de Arrasate adelantaban líneas y pasaban a presionar más la salida de la pelota, asfixiando a los gaditanos, y Manu Vallejo entraba por Álex. Xisco, recién incorporado al juego, solo dentro del área, asustaba con un cabeceo.
No terminaban los de casa de generar ocasiones reales para meterle el miedo en el cuerpo al Osasuna, un muro detrás sin fisuras. De nuevo era Aketxe el que ponía a prueba a Rubén, con otra falta directa lejana. Y a la contra, Luis Perea casi marca el 0-1. Así, el líder se aprovechaba de la desesperación local para merodear el área de Cifuentes, por momentos encarándose con parte de la grada que recriminaba una y otra vez que no sacara más rápido la pelota. Demasiado nerviosismo y tensión en el ambiente, y así es complicado.
Ni los amarillos ganaron ni los de Pamplona pudieron celebrar ya mismo el ascenso. El Carranza, resignado, no dudó en terminar aplaudiendo a los jugadores rojillos. Los dos conjuntos más goleadores de Segunda no pasaron al final del empate a cero. “Ha sido un partido disputado que al final se rompió más hacia su lado que el nuestro; nosotros lo que hemos hecho es pelear todos los balones… pero la realidad es que los empates ya no nos valen”, terminaba reconociendo Cervera en la rueda de prensa post-partido. Al menos, la derrota del Dépor en Lugo deja, con tres partidos por delante, todavía a los de la Tacita dependiendo de ellos mismos. DIARIO Bahía de Cádiz