JORNADA 31. Tras días de ruido alrededor de ese amago de Superliga, proyecto antideportivo, elitista e insolidario (como si la actual Primera y Segunda en España no fueran también un negocio) encabezado entre otros por Florentino Pérez, su equipo pisaba este miércoles en horario de prime time el Ramón de Carranza, tristemente vacío (aunque lleno de pancartas… contra el racismo, apoyando el no desmantelamiento de Airbus Puerto Real indirectamente, y hasta alentando la candidatura de Cádiz a sede del Congreso Internacional de La Lengua Española) con la misión de seguir vivos en la lucha por LaLiga, pese al tropezón reciente del Getafe. En frente, un equipo amarillo sin nada que perder con la tranquilidad que le da tener la salvación muy cerquita, y que esta campaña ya le ha dado sustos a los dos todopoderosos, tanto al Real Madrid como al FC Barcelona.
“Ellos van a tener la pelota, nosotros no. Vamos a defender y cuando se la robemos o fallen ellos intentaremos hacerle daño”: pronosticaba Álvaro Cervera en la previa del choque, por si Zidane no había tenido tiempo de ver vídeos de los gaditanos; que todavía acusando las bajas de Álex Fernández y de Perea, recurría a su once más esperable, sin dar descansos: Ledesma, bajo palos; Iza, Pacha Espino, Fali y Marcos Mauro, en defensa; Jonsson y José Mari, en la media; Jairo y Salvi, en los extremos; y Rubén Sobrino y Negredo, arriba.
Luciendo una camiseta con el lema ‘El fútbol pertenece a los hinchas’, a ver si algún invitado en el palco se entera (y mejor no leer en redes sociales la ofuscación y superioridad rancia de tanto merengue ante tal recadito), saltaban los de amarillo al césped, y probaban pronto, por si colaba, con un disparo de Jens Jonsson, desviado; antes había hecho lo propio el canterano Blanco en la portería de Ledesma. Y en el 11 era Jairo el que lanzaba con la derecha sin muchos problemas para Courtois, pero eso sí, tras una jugada medianamente elaborada. Y es que en estos primeros compases el conjunto blanco tampoco era el dominador claro de la situación, como cabía esperar.
El choque discurría de lo más igualado (o sea, como le gusta a Cervera, sin pasar casi nada), con el Madrid sin apenas saber acercarse a Conan, hasta que de repente en el 27, el árbitro cortaba el juego avisado por el pinganillo, para revisar en el VAR una acción previa sin peligro manifiesto de gol: un torpe pisotón de Iza a Vinicius dentro del área que el de negro ahora sí, viéndolo repetido y a cámara lenta, consideraba penalti.
Benzema no fallaba desde los once metros. Tres minutos después, subía el 0-2, un remate de cabeza de Odriozola aprovechando un centro del francés, y las facilidades defensivas.
En un abrir y cerrar de ojos, un partido controlado del locales se ponía muy cuesta arriba, de forma injusta, pues el Real Madrid no estaba siendo superior en la práctica. Y en el minuto 39, con los de casa tratando de recomponerse, llegaba el mazazo del tercero, y segundo de Karim Benzema. Tocaba empezar ya a pensar en el encuentro del sábado en Pucela.
No esperaba Álvaro Cervera para hacer cambios, y tras el descanso se quedaban en la grada José Mari, Salvi, Negredo e Iza, y entraban al verde Choco Lozano, Akapo, Cala y Saponjic. Fali dejaba el centro de la defensa y pasaba a acompañar a Jonsson en la media, y Sobrino se iba al costado derecho.
De partida, el Cádiz presionaba y buscaba más el primero que los de Zidane redondear una goleada inmerecida. En el 57, el hondureño tenía cerca, de cabeza, el 1-3. Por momentos, en esta segunda mitad los amarillos manejaban a su antojo el duelo frente a un Madrid más pendiente del avión de vuelta esperando en Jerez que de competir. En otros momentos, la partida se asemejaba a una consolación del Trofeo a las cinco de la tarde en agosto… Y Alejo reemplazaba a Pacha Espino, retrasando Jairo su posición.
Fueron pasando los minutos, sobrando la mayoría de ellos. Una ocasión aislada de Rodrygo en el 86, directamente fuera, por anotar alguna acción al Madrid; y otra de Sobrino ya en el descuento, a las manos de Courtois.
Listo. Un partido menos con resultado engañoso, y seis jornadas por delante para seguir apuntalando la meritoria permanencia en el año del regreso a la elite. Y Cervera, nada contento: “hemos hecho todo lo posible para que lo tengan más fácil, he visto cosas que me cuesta verlas en los míos. Quiero que los equipos contrarios me ganen el partido, no regalar nada. El Madrid te puede ganar, son mejores, pero hoy no ha sido así. Lo que nos ha pasado es evitable, y de ahí mi enfado”, se explicaba. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway