El problemático túnel de acceso a la futura nueva terminal de contenedores del Puerto de la Bahía de Cádiz, que sigue sin ponerse en marcha mientras se ejecutan obras de ampliación, sigue sumando sobrecoste.
Así, la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) acaba de sacar a licitación el tratamiento de jet grouting en el trasdós de las pantallas y micropilotes del túnel, cuya obra quedó en suspenso durante meses tras inundarse durante los trabajos.
Precisamente, el objetivo de este nuevo gasto de más de 6,6 millones de euros (IVA incluido) es garantizar la durabilidad de dichas pantallas, solventando patologías por defectos de construcción no visibles y su desarrollo.
Esta actuación, una vez adjudicada, cuenta con una plazo de cinco meses de ejecución, y se compatibilizará con los trabajos necesarios para finalizar esta eternizada infraestructura, y coincidiendo la finalización de ambas en el tiempo, se asegura en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
Con esta obra complementaria se persigue obtener un acceso viario soterrado “con las garantías de funcionalidad y durabilidad requeridas”. Para ello, se realizará un tratamiento de jet grouting en el trasdós de las pantallas con dos funciones diferenciadas: una, asegurar las juntas de las pantallas cuyo estado pueden acabar generando con el tiempo vías de agua y otra, realizar una protección de la armadura con falta de recubrimiento en los primeros metros del trasdós donde se empotran las barras de armado de conexión con el dintel.
Todo ello, se añade, se complementa con la ejecución de micropilotes de anclaje en las pantallas en voladizo de la rampa de la nueva terminal de contenedores.
MÁS DE UNA DÉCADA DESDE EL INICIO DE LA OBRA
Este vial para el tráfico rodado que conectará la futura terminal con la avenida de Astilleros a la altura de la glorieta situada junto al Parque de Bomberos discurre en gran parte bajo los terrenos de Navantia en “falso túnel”. Se trata de una vía de 1,2 kilómetros de longitud total, con 870 metros en túnel, cuya obra inicial se adjudicó en noviembre de 2014 y se paralizó en junio de 2017 debido a distintos problemas en la ejecución.
En el momento en el que se rescinde el contrato, los trabajos (inundados) sumaban un importe de certificación de 15,8 millones, el 73% del total previsto. A partir de entonces, los técnicos se afanaron en solucionar el problema que había ocasionado la vía de agua, para lo que se realizaron multitud de estudios.

Ello sirvió para redactar un proyecto de pantallas de pilotes secantes y vaciado del túnel, adjudicado a Constructora San José por más de 2,2 millones, iniciándose las obras en abril de 2019. Pero la complejidad de las reparaciones a efectuar, debido al estado en que quedaron las obras a medias y a la cercanía de la vía de agua con el mar, obligaron a incorporar nuevas soluciones con empresas especializadas, lo que originó la tramitación de un proyecto modificado, suponiendo un sobrecoste de 870.000 euros.
Tras todas las obras y soluciones, en noviembre de 2021 se daba al fin por vaciado el túnel, lo que permitía a los equipos acceder a su interior para proceder a la limpieza, comprobar las estructuras ejecutadas y seguir implementando soluciones a los problemas de estanqueidad que han ido aflorando. Parte de estas labores se adjudicaron por 368.000 euros a la empresa especializada Cemosa.
Y ya en la primavera de 2022 se encargó a Ferrovial Construcción los trabajos que deben culminar, de una vez, la obra del conflictivo túnel. La llamada segunda fase de estos trabajos se adjudicaron por 20,4 millones de euros y un plazo de ejecución de 18 meses.
Sacando la calculadora, y sumando todos los contratos que se han ido encadenando para poder sacar adelante esta infraestructura maldita, la APBC ya ha destinado hasta 46 millones de euros (incluyendo los alrededor de 6 millones de las nuevas obras ahora licitadas). Un sobrecoste de 24 millones, más del doble de lo que iba a costar inicialmente el proyecto: unos 22 millones de euros.