JORNADA 32. Un Cádiz que, en teoría, buscaba su tercera victoria consecutiva tras imponerse en las últimas semanas a Málaga y Granada, y así engancharse de verdad a la lucha por la liguilla de ascenso a Primera, se plantaba en la tarde del domingo en el Heliodoro Rodríguez López para ‘reencontrarse’ con Álvaro Cervera (al que tanto le debe en su historia reciente) en el banquillo rival, un Tenerife hundido en la tabla pero dispuesto a morir con las botas puestas.
En el once gaditano destacaban dos novedades, las de Iker Recio en defensa (ganándole el puesto a Fali, mientras Kovacecic ha sido convocado por la Sub21 de Serbia), y de José Joaquín Matos como extremo (imponiéndose al ya recuperado Brian Ocampo, fuera de la convocatoria). Así, salían al campo de inicio: David Gil; Zaldúa, Climent, Recio y Chust, atrás; Diakaté y Alcaraz, en el centro del campo; Sobrino y Matos en las alas, con Ontiveros liberado como mediapunta, y Chris Ramos, en la delantera.
“Si nosotros tenemos cosas que mejorar, qué tendrán que mejorar los rivales, que están sacando menos puntos que nosotros”, reflexionaba en la previa Gaizka Garitano, defendiendo que “leemos los partidos como creo que hay que leerlos y, en cada momento, el equipo hace lo que hay que hacer para ganar como está ganando”; y remarcando que esta visita a Canarias ante un conjunto con pie y medio en Primera Federación “no es un partido trampa porque es un magnífico equipo que está hecho para estar arriba”.
Marcado por el viento, el choque comenzaba con los locales dominando y sometiendo a los gaditanos; sí, un equipo de Cervera controlando la pelota. En el minuto 1 Bodiger, otro excadista, estrellaba ya el balón en la madera.
Ante un Cádiz pasivo y adormilado, el equipo insular se acercaba constantemente al área de Gil, creando incertidumbre entre los amarillos, y dudas entre una afición que esperaba que su equipo saliera a por los tres puntos. Se acumulaban las llegadas locales, como el disparo de Waldo que se marchaba desviado de la portería poco antes de que, en el 25, subiera el 1-0 al marcador, y para más inri, un gol en propia meta de Rubén Alcaraz al tratar de despejar con la cabeza una acción a balón parado.
El tanto no despertó a los visitantes, que siguieron ¿jugando? a expensas de los chicharreros. Apenas se puede contabilizar un cabezazo fácil de Chris Ramos en el interior del área. Hasta los minutos previos al ecuador no se notó algo de intensidad y ganas en el bando amarillo, sin lograr enmendar una mala y decepcionante primera mitad.
SE PUDO REMONTAR, PERO NO
Pasado el descanso, Garitano movía fichas: retiraba a Sobrino y a Matos y daba entrada a Melendo y a Carlos Fernández. Y se vio un leve cambio de actitud, mostrándose el Cádiz más activo y el Tenerife más dubitativo y pronto persiguiendo que no pasara nada.
En el minuto 56, un disparo de Mario Climent estaba cerca de encontrar la escuadra de la portería de Edgar Badia, y poco después Iza sustituía a Zaldua. A estas alturas el panorama era ya claro, los visitantes daban un paso adelante y los de casa, dos o tres atrás.
En una falta lejana botada por Ontiveros, el meta tinerfeño no blocaba bien la pelota, y Carlos Fernández no era capaz de fusilar el rechace entre los tres palos; y en la siguiente acción, el cedido por la Real Sociedad asistía de tacón a Chris que estaba a punto de hacer el primero gaditano en un mano a mano.
Superado el 70, era Álex Fernández quien pisaba el verde, pasando al banquillo Moussa Diakité. Melendo casi avisaba tres minutos después, pero un defensor abortaba lo que parecía un gol claro; y otros tres después, Javi Ontiveros se colaba en el área, caía, y el árbitro pitaba sin dudarlo penalti, y el pelirrojo no fallaba desde los once metros, con el crono marcando el minuto 78.
Restaban todavía más de diez minutos para lanzarse a por la victoria, pero este Cádiz no terminó de volcarse arriba ni de defender con orden. En una acción aislada en el 83, el Tenerife asustaba y ponía en aprietos a David Gil. Y en el mismo minuto, en un contragolpe de la nada, Enric Gallego sí hacía el 2-1, llevando al cadismo de la ilusión a la frustración. Como respuesta, el entrenador sacaba a Roger Martí por Chris. Por hacer algo.
El empate, quizá lo más justo visto lo visto, pudo volver al electrónico en el último suspiro del descuento de cinco minutos, en una triple ocasión con paradones de Badía y un balón a la madera. Pero los tres puntos, al final, no salen de Tenerife: don Álvaro Cervera le gana a ‘su’ Cádiz.
Un Cádiz en inercia ascendente que soñaba con acercarse al play-off, que tras desperdiciar una primera mitad desastrosa se queda a siete puntos y con una jornada menos. Otro golpe de realidad en la supuesta pelea por el lejano ascenso.
“No ha podido ser”, terminaba lamentando insistentemente en el post-partido Garitano, incidiendo por enésima vez en que “cogimos al equipo en descenso”, y “es nuestra segunda derrota. Toca levantarnos y a ganar el siguiente partido”. DIARIO Bahía de Cádiz