El Ayuntamiento de Cádiz y Cruz Roja Española han presentado el programa ‘Bajemos a la calle’ con el que se buscará romper el aislamiento social de ancianos residentes en el centro de la ciudad.
El convenio establecido prevé una aportación municipal de 39.000 euros para poner en marcha esta experiencia piloto que tiene como objetivo primero trabajar con unas 60 personas mayores al mes. Cruz Roja por su parte, llevará a cabo la detección y captación de los beneficiarios, realizará una valoración individual y selección de participantes. Una vez comprobado que se cumplen los requisitos demandados y que la salida es técnicamente posible, se incorporará este vecino al programa acordando día y horario de las salidas y, si es necesario, el apoyo de una persona voluntaria.
“Esta iniciativa es el ejemplo de muchos de los conceptos que defendemos desde el equipo de Gobierno: cooperación, participación, y beneficio para la ciudadanía”, ha resaltado la concejala de Vivienda, Eva Tubío, añadiendo que es una de las acciones recogidas en el perfil de salud del barrio de la Viña enmarcado dentro del Plan Local de Salud.
“Una de las preocupaciones que se pusieron durante el proceso participativo del perfil de salud –ha comentado esta edil izquierdista- fue el alto número de personas mayores, que pese a encontrarse medianamente en buenas condiciones de salud, no podían bajar a la calle debido a la falta de un ascensor en sus viviendas, porque carecían de una red de apoyo social o porque se sentían vulnerables”.
El Plan Local de Salud cuenta con un estudio realizado por el centro de salud de El Olivillo, en el que ha participado de forma activa el enfermero y miembro del grupo motor, Francisco Moreno, en el que se expone que en 2015 y 2016 se identificaron 116 mayores con posible confinamiento en el barrio. “De estas 116, más de la mitad son autónomas en sus domicilios pero permanecen confinadas incluso durante años por la imposibilidad de superar las barreras arquitectónicas”, ha insistido Tubío. Este encierro “incide de forma directa en la pérdida de salud física, psicológica y social. No sólo en ellos, también en sus cuidadores”. Todo esto provoca que se encuentren en una situación de soledad que puede derivar en un aislamiento social.
Según se ha informado a DIARIO Bahía de Cádiz, este es el origen del convenio de colaboración que se ha establecido entre el Ayuntamiento y Cruz Roja gracias al cual han realizado este programa, ‘Bajemos a la calle’, que permitirá bajar a los ancianos a la calle “para romper con el aislamiento social”.
Esta iniciativa, que comenzará como experiencia piloto en el casco histórico, contempla salidas bien a través del apoyo físico con personas que dé seguridad y estabilidad a la persona mayor o bien a través de un scalamobil, indicada en aquellos casos en los que el deterioro físico no permite a la persona hacerlo por su propio pie.
Además se han previsto varios tipo de salida: las que se programen con carácter quincenal o semanal con un duración entre 2 y 4 horas, las salidas extraordinarias para ir al centro de salud, celebraciones familiares o actividades en el barrio… y salidas en grupo.
“NO SALIR NO AFECTA SOLO AL ESTADO FÍSICO, TAMBIÉN AL EMOCIONAL”
Por su lado, la presidenta provincial de Cruz Roja, Rosario García, ha destacado la labor que “siempre ha realizado esta entidad con las personas mayores a través de programas como el de ayuda a domicilio complementaria en el que los voluntarios facilitan la vuelta a las relaciones sociales de las personas mayores o a través de talleres como el de la memoria que realiza la organización”. En el último año, se atendieron a más de 300 mayores en la ciudad.
Además de voluntarios, Cruz Roja pondrá a disposición el dispositivo scalamobil que se adapta a todo tipo de escaleras y facilita la salida de las personas mayores o aquellas que se tengan la movilidad reducida a la calle. El objetivo es que “entre todos podamos mejorar la calidad de vida de los vecinos”, ha añadido.
García ha asegurado que “aunque empecemos con un punto de partida de atención 60 personas en la zona de intramuros, somos ambiciosos y queremos crecer para llegar al máximo número de personas posibles”.
Y Paco Moreno, profesional sanitario del centro de salud El Olivillo y miembro del grupo motor La Viña, ha señalado que “muchas veces estamos acostumbrados a adaptarnos a las circunstancias del barrio que no caemos en las necesidades”. Moreno ha explicado que desde el centro de salud se realizó en 2015 un estudio sobre el número de personas mayores que, pese a tener un estado moderado de salud, no podían acudir al médico o bajar a la calle. “Comprobamos que además del alto número en un barrio como La Viña, con un 20% de la población envejecida, había personas que no bajaban a la calle desde hacía cuatro o cinco años”.
Este sanitario ha puesto de relieve que la imposibilidad de bajar a la calle y relacionarse, “no afectaba solo a su estado físico si no también al emocional, provocaba pérdida de relaciones sociales y familiares, un deterioro que también padecían las personas cuidadoras quienes también veían aumentar su sedentarismo y deteriorarse las relaciones sociales”.
Es por todo esto que este profesional se ha mostrado totalmente convencido de que “el programa ‘Bajemos a la calle’ va a influir muy positivamente en las personas mayores”.