En un madrugón sin precedentes, este sábado 28 de diciembre se ha celebrado una Junta de Gobierno Local extraordinaria en el Ayuntamiento de Cádiz para aprobar lo que ya se perfila como el plan más gadita de la historia: el programa ‘Adopta un gaditano’. La medida busca ser la solución definitiva, o casi, a la constante sangría de población.
Y es que la capital gaditana ha perdido ya unos 47.000 habitantes desde principios de la década de los años 80 del siglo pasado, cuando llegó a contabilizar los 158.000 residentes. El último recuento oficial, a 1 de enero de 2024, baja esta cifra a 110.914 vecinos, lo que supone 897 menos que un año antes.
El alcalde Bruno García ya advirtió días atrás que como ciudad “nos va la vida” que Cádiz no baje de los 100.000 habitantes, lo que se traduciría en una merma de 40 millones de euros en el presupuesto municipal anual. “Si seguimos así, en vez de ensayos de chirigotas, tendremos terapia de grupo”, es la sensación que recorre San Juan de Dios.
MÁS SOFÁS-CAMA, MENOS PISOS VACÍOS
De ahí surge este programa ‘Adopta un gaditano’, que entrará en vigor el 1 de enero de 2025. Una medida casi a la desesperada con varios apartados. El primero insta a los gaditanos a abrir sus casas y adoptar de forma altruista, más que a un compañero de piso, a un ‘hermano’, a otro gaditano que busca casa en Cádiz pero no la encuentra (por los precios abusivos y la escasa oferta de pisos en alquiler residencial).
¿Tienes una habitación de la plancha, un salón con sofá-cama, un balcón cerrado o incluso una azotea con sombra? Perfecto, ya puedes convertirte en anfitrión. A cambio, el Ayuntamiento ofrecerá recompensas a la familia hospedante: entradas para las preliminares del Concurso del Falla, sillas en la carrera oficial de Semana Santa o abonos para el Cádiz CF.
En paralelo se creará una App ya apodada como “el Tinder/Grinder gaditano” en la que los propietarios registrarán sus viviendas con algún rincón habitable, junto a su perfil de gustos y aficiones, y los gaditanos que buscan vivir en su ciudad podrán “matchear” con esos pisos disponibles en base a la afinidad. “No todo es el piso, también puedes encontrar un amigo, una pareja o alguien que, al menos, no te critique tu ensaladilla rusa”, se especifica en la exposición de motivos de este plan.
Por otro lado, la iniciativa contempla la obligación de poner en uso las alrededor de 5.000 casas vacías que se calcula que existen en la ciudad. Si en un plazo de tres meses desde la entrada en vigor de la orden no salen al mercado “y a precios asumibles”, el Consistorio pasará a expropiar “pero con cariño, no como harían los comunistas” dichas viviendas y a adjudicarlas entre demandantes de vivienda protegida. En su momento, cada beneficiario podrá recoger de la nave de Mantenimiento Urbano dos botes de pintura de 25 litros y sacos de yeso para adecentar estas casas, ya que se es consciente de que alguna de ella necesita un buen encalao.
Como tercera medida, dueños especuladores de pisos turísticos tendrán la responsabilidad moral de alojar a gaditanos que no puedan permitirse una vivienda en su ciudad. Estos propietarios (particulares o empresas) podrán seguir haciendo negocio con sus casas, pero avisando a los turistas de turno que compartirán la vivienda con una familia y que no deben hacer mucho ruidito con las maletas.
Y la última pata de este programa municipal se apoya en el castillo de San Sebastián. Se ha encargado un estudio para encajar viviendas en la enorme y desaprovechada explanada de esta fortaleza. Serían casas de madera ya prefabricadas o bien en contenedores marítimos, y se confía en que pudiera crearse un nuevo barrio “con vistas envidiables” para hasta 1.000 vecinos sin temor a la humedad.
“LO IMPORTANTE ES QUE CÁDIZ SIGA SIENDO CÁDIZ”
“Nos va la vida en esto, literal. Si seguimos perdiendo población, acabaremos organizando el Carnaval en el salón de mi casa, de Jerez. Este programa es revolucionario, porque no solo solucionamos la despoblación, sino que fomentamos la convivencia y hasta el intercambio de recetas de tortillitas de camarones”, ha declarado el alcalde, Bruno García, a sus más allegados.
“La gente dice que es un disparate, pero si en Japón hacen hoteles cápsula, ¿por qué nosotros no podemos hacer casas con vistas al Atlántico? Además, ¿qué mejor manera de repoblar Cádiz que empezar desde sus fortalezas históricas? Es marketing turístico y urbanismo todo en uno”, ha defendido, apostillando que “lo importante es que Cádiz siga siendo Cádiz, con contenedores marítimos o compartiendo salón. Y si no, siempre podemos repoblar la ciudad con turistas o cruceristas despistados”.
“A VER SI, AL MENOS, LIGAMOS ALGO”
“¿De verdad la solución a la despoblación pasa por convertir nuestras casas en albergues improvisados?”, es la primera reacción desde el PSOE al plan de Bruno García. “Ya puestos -añaden desde el principal partido de la oposición-, podrían haber incluido la obligatoriedad de tener barbacoa en la azotea para que los empadronados puedan hacerse amigos al olor de unos choricitos. Nosotros pedimos algo más realista, como un plan para que todos los gaditanos tengan acceso a un ‘pescaíto frito básico’ mensual”.
Por su lado, desde Adelante Izquierda Gaditana reflexionan que “lo de los contenedores marítimos en el castillo es un golpe maestro del PP, porque ahora además de desalojar el centro, nos llevan a vivir con vistas. ¿Qué será lo próximo? ¿Ofrecer plazas de camping en el Parque Genovés? Eso sí, felicito al alcalde por incluir un Tinder gaditano. A ver si, al menos, ligamos algo”.
Más allá de la oposición, DIARIO Bahía de Cádiz ha preguntado a dos vecinos al azar sobre este inédito programa del Ayuntamiento. Para Julián, jubilado de 67 años, “esto del ‘Adopta un gaditano’ me parece una guasa, pero a lo mejor funciona. Tengo un cuarto con un sofá-cama que casi no uso y, total, yo no me pierdo ni un año el Concurso. Si me dan entradas, pues mira, todos contentos”.
“Esto es surrealista. ¿Voy a tener que buscar piso como si fuera un match en Tinder? Como mínimo espero que la App incluya filtros de búsqueda, porque no quiero acabar en casa de alguien que coleccione botellas de Anís del Mono”, afirma por su parte Carmen, madre soltera de 27 años.
En definitiva, frente a la inacción y falta de gestión que suele perseguir a este equipo de Gobierno (según la visión de la oposición), de forma sorprendente ha puesto sobre la mesa un intento por frenar la sangría poblacional y a favor de la identidad local. No será de lo más ortodoxo pero quizás este peculiar experimento no solo permita recuperar habitantes, sino también genere anécdotas para contar durante generaciones.