La plataforma ciudadana Cádiz Resiste ya prepara su próxima acción: el sábado 5 de abril volverá a tomar las calles “por una vivienda digna. No vamos a permitir que nos echen de nuestras casas para el beneficio económico de unos pocos”.
Esta nueva manifestación, convocada en la capital a partir de mediodía entre la plaza de San Antonio y San Juan de Dios, se suma además a una jornada de protestas a nivel estatal bajo el lema ‘Acabemos con el negocio de la vivienda’. Pero coincidirá con la gran marcha contra el desmantelamiento de la sanidad pública andaluza por parte de la derecha que se está organizando en Sevilla para esa misma mañana.
En la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, Cádiz Resiste considera que la crisis de vivienda en la capital gaditana (uno de los temas más repetidos en las coplas de las agrupaciones carnavalescas este año), “generada por la turistificación y la mercantilización de la vivienda”, ha alcanzado “el límite, impidiendo que Cádiz pueda ser una ciudad donde tener viviendas dignas y unos barrios vivibles, además de poner en riesgo el futuro del municipio por la pérdida paulatina de más de mil habitantes por año”.
Una problemática que no es específica de la ciudad, “es una dinámica consustancial al modelo económico que impera en todos los territorios del país, que antepone los beneficios de unos pocos frente a una vida digna para todos”. Por eso, esta movilización del 5-A se convoca de forma coordinada en numerosas ciudades del Estado, desde Vigo, Gijón, Valencia, Barcelona o Madrid, pasando por Jerez, Málaga, Sevilla, Granada entre otras andaluzas.
“VAN TRANSFORMANDO CÁDIZ EN UN DECORADO”
Cádiz Resiste expone que el problema de la vivienda y la turistificación, además de afectar a la expulsión de los vecinos de toda la vida y al encarecimiento de los precios del alquiler y de compra, “también supone la precarización de los trabajadores del sector turístico, la depredación del territorio a través de diferentes pelotazos urbanísticos, hoteleros y por la llegada masiva de cruceristas, con nefastas consecuencias para los servicios públicos y la crisis climática que se vive”. E igualmente “afecta de manera contundente a la progresiva pérdida de la identidad y de la naturaleza de los barrios toda la vida”. “Todo ello -se apostilla- transforma Cádiz en un decorado que sirve como mercancía para turistas y de negocio para especuladores”.
Y en este escenario, esta plataforma ciudadana interpreta que las administraciones públicas y los distintos gobiernos locales, autonómicos o el estatal “han trabajado activamente para que la grave situación actual se perpetúe, no quieren atajar el problema estructural: la mercantilización de la vivienda y de nuestras ciudades”.
“El alcalde Bruno García se plantea el pelotazo urbanístico y el compadreo con el sector inmobiliario, véase el Grupo ABU, como la solución a la crisis de vivienda o trata con algodones a la patronal de los pisos turísticos (Convive Cádiz), que promueve desviar vivienda a usos turísticos en lugar de para el uso residencial de los vecinos; la Junta persiste en su negativa de reducir y retirar licencias de los pisos turísticos que inundan Andalucía a pesar de sus clamorosos anuncios; y el Gobierno de Pedro Sánchez continúa la senda de pedir solidaridad a los rentistas y especuladores y opta por regarles con ayudas y dinero público”, denuncian desde Cádiz Resiste.
ASAMBLEAS DE BARRIO PARA PREPARAR EL 5-A
Al hilo de las dos últimas movilizaciones convocadas por la plataforma desde su nacimiento, pone encima de la mesa la necesidad de garantizar en Cádiz “el derecho a una vivienda digna para todos los vecinos, de cambiar un modelo productivo que no genera trabajos ni empleos dignos y defender una relación sostenible con nuestro entorno”.
“Ello sólo será posible si la ciudadanía y todas las vecinas y vecinos salen a la calle y se movilizan”, se sentencia. En consecuencia, Cádiz Resiste está impulsando asambleas en los principales barrios de la ciudad (La Laguna, la barriada de La Paz, Loreto y el centro histórico), todos los jueves hasta el 5 de abril, “para conocernos, ponernos cara, compartir malestares, organizarnos colectivamente”, esperando con ello informar a las máximas personas posibles y convocarlas para la manifestación.