CRÍTICA. En sus breves alocuciones de la noche –estuvo mucho más contenido que en su última visita- se refirió a sí mismo como “el mismo Raphael de siempre”, sin importar para nada que sus más de setenta años se perciban ya claramente en su voz… aunque aún es capaz aún de fascinar, como siempre, sobre todo en los registros donde se sienta cómodo el artista. De ahí que canciones como El Tamborilero, que estará eternamente en la memoria de todos, se reviviera como si fuera ayer, con esa tímbrica meliflua y envolvente que caracteriza al Niño de Linares -¿por qué no volver al perenne apelativo que resume su eterna juventud y procedencia?-. La máscara de setenta años que le cubre a duras penas oculta al sempiterno chico de Jaén que es Raphael, encantado de enloquecer a todos con su voz y sus canciones.
Era la segunda sesión de su triple concierto en Cádiz -9, 10 y 11 de octubre- y el público llenó a rebosar el Gran Teatro Falla, como siempre. Con la misma entrega de todas sus actuaciones completó un recorrido de los temas más conocidos de todos y más queridos por él, y en las canciones de su último disco Provocación, lanzado hace bien poco. Con todas ellas, se arregló el cantante para llegar hasta las tres horas medidas, incluyendo una propina de casi media hora.
Pienso que Raphael se exige a sí mismo mucho más de lo que le piden sus fans y el público en general, aunque sea de agradecer su esfuerzo por mantenerse vibrante y poderoso en todas las tesituras por las que caminan sus canciones, aunque supongan para su voz un enorme esfuerzo. No le importa, es su estilo de siempre, inconfundible, enternecedor, sensiblero y sensible, que le llevó a un estrellato y que mantiene aún con esfuerzo, trabajo y entrega -“seguiré viniendo, hasta que mi última hora“, dijo convencido y emocionado al público-.
Como en otras ocasiones, Raphael se situó al frente de una escenografía en forma de doble escalinata semicircular, que le permitió exponerse brevemente tal cual es, aunque su hábitat natural sea a filo de escenario, cerca del público, recibiendo los aplausos, y sintiendo casi los abrazos de muchos de sus fans, que en cuanto podían se acercaban para estar cerca, muy cerca, de su ídolo. De nuevo, la escena se completó con una pantalla en lo más alto del escenario, en la que se proyectaron imágenes de Raphael a lo largo de su carrera, y con motivos relacionados con sus canciones y el aditamento de luces de color, en contraste con el sobrio atuendo del artista.
Cantó al amor, porque toca promocionar su último disco De amor & desamor, pero ¿cuándo no canta Raphael al amor? Solo cuando quiere dar testimonio de sí mismo, como en La canción del trabajo, una metáfora de su esfuerzo, o en Gracias a la vida, en recuerdo de un momento especial para él. Finalizó con Ámame, con la que quiso homenajear a Cádiz –“te amo, tanto, tanto”-, que le despidió entre ovaciones y aclamaciones.
Una vez más, el concierto de Raphael fue triunfal… como siempre. DIARIO Bahía de Cádiz Francisco Mesa
FICHA DEL CONCIERTO:
DE AMOR & DESAMOR.
Raphael, voz. Juan Pietranera, piano. Juan Guevara, guitarra. David Pérez, teclados. Ezequiel Navas, batería; Javier Muñoz, bajo. Programa: Mix instrumental / Provocación / Se fue / Los amantes / Despertar al amor / Digan lo que digan / Se me va / La canción del trabajo / Será mejor / Yo sigo siendo aquel / Me estoy quedando solo / Qué tal te va sin mi / Romance anónimo / Cierro mis ojos / Cuatro estrellas / Eso que llaman amor / Gracias a la vida / Amor mío / Un día más/ Hablemos del amor / Estuve enamorado de ti / Cuando tú no estás / Desde aquel día / Por una tontería / Detenedla ya / No puedo arrancarte de mí / Maravilloso corazón / Y fuimos dos / Dile que vuelva / Nostalgia / Balada para un loco / Tamborilero / En carne viva / Escándalo / Ámame.
Lugar y día: Gran Teatro Falla de Cádiz, 10 de octubre de 2014. Asistencia: Lleno absoluto.