El deseado Museo del Carnaval de Cádiz da otro pasito. La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento ha aprobado el plan de seguridad y salud del proyecto de rehabilitación del Palacio de Recaño, “uno de los últimos trámites administrativos para el inicio de las obras”.
El concejal de Urbanismo, Martín Vila, asevera en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz que “se están adelantando todos los documentos de cara a la formalización del contrato para que se puedan comenzar lo antes posible”.
El Palacio de los Marqueses de Recaño, junto a la Torre Tavira, en pleno casco histórico, es el lugar elegido por el Gobierno municipal liderado por José María González ‘Kichi’ para crear este espacio para la fiesta por antonomasia de la ciudad, prometido durante años.
Los trabajos salieron licitación a finales de 2019 por más de 2,4 millones de euros y un plazo de ejecución de 16 meses. Estas obras son previas y necesarias para su posterior acondicionamiento como centro de interpretación del Carnaval de Cádiz.
Del presupuesto de estas obras, casi 1,2 millones corresponden fondos propios del Consistorio y cerca de 1,3 millones se sacan del 1,5% Cultural del Ministerio de Fomento, aprobados meses atrás en el marco de la convocatoria publicada en junio de 2018.
En su momento, el Ejecutivo local aseguraba que en paralelo a la contratación de estos trabajos se iba a ir avanzando en el proyecto y la licitación de musealización “para que, en cuanto esté culminada la rehabilitación, se pueda seguir con la siguiente fase”. Para el museo en sí, se cuentan “de momento” con 1,1 millones de euros que logró el Ayuntamiento de los fondos europeos de la ITI que gestiona la Junta de Andalucía, tras presentar el proyecto a la convocatoria llamada ITI Cultural.
UN PALACIO DEL SIGLO XVIII
El Museo proyectado nace con la vocación de ser un espacio para la exhibición, investigación, documentación, formación, difusión y transmisión de conocimientos y valores a través de una perspectiva distinta y singular, bajo el prisma del Carnaval de Cádiz. Entre otras cuestiones, destaca su apuesta por el uso de las nuevas tecnologías de aplicación expositiva, potenciando los recursos innovadores que faciliten un contacto profundo y único con el espectador.
El Palacio de los Marqueses de Recaño es el lugar elegido para acoger este equipamiento: un edificio con 2.000 metros cuadrados útiles (hoy de propiedad municipal) del siglo XVIII, sin uso desde hace unos años, calificado como BIC. La intención es modificarlo lo menos posible y respetar su ornamentación.
El museo proyectado contemplaría además de la exposición permanente, un auditorio, archivos, cabinas de audición y visionado, talleres de conservación y restauración, salas de investigadores, aulas, o incluso en el altillo la intención es recrear un ‘lavaero’.
Se sitúa en el número 10 de la calle Marqués del Real Tesoro y se encuentra a 400 metros de la plaza del Corralón, en el barrio de La Viña, y a la misma distancia del Gran Teatro Falla; además de a unos 70 metros de la casa natal de Antonio Rodríguez, el Tío de la Tiza, en la calle Rosario Cepeda.
Dispone de planta baja, entreplanta y tres plantas. Al edificio original se le añadió posteriormente un anexo donde se ubicó el colegio de Jesús, María y José, cuyas aulas hicieron las veces de camerinos entre los años 87 y 90 y durante la preselección del 91 del siglo pasado, cuando el concurso de agrupaciones se trasladó al Teatro Andalucía con motivo de la rehabilitación del Falla. Su último uso fue el de sede del Conservatorio de Música Manuel de Falla. Fue devuelto por parte de la Junta tras la puesta en marcha de la Casa de las Artes en el barrio de Astilleros.
La idea de abrir en la ciudad el Museo del Carnaval es una iniciativa en la que se trabajaba a varias bandas desde 2002 (de hecho se creó con dicho objetivo la Fundación 1884 Casa Museo del Carnaval de Cádiz), inicialmente con la implicación de la Junta, aunque se desvinculaba en los últimos años.
Durante los mandatos del PP y Teófila Martínez como alcaldesa, se proyectó este equipamiento, reivindicado regularmente en las coplas por febrero, en la plaza de la Reina, en la Viña, para posteriormente prometerse en la plaza Guerra Jiménez junto al mercado central, y volver otra vez a la primera ubicación que se planteó. Incluso se convocó un concurso que ganó el arquitecto Rafael de Giles, y cuya propuesta luego se descartó.