JORNADA 14. “Veremos cómo nos afecta la derrota del Celta, espero que nos haya hecho reaccionar y nos demos cuenta de qué tipo de equipo somos y a qué fútbol debemos jugar si queremos ser competitivos”. Con la enésima advertencia de Cervera a los suyos y tras el trámite copero ante el Ribadumia de Tercera, el Cádiz volvía este domingo pre-navideño a su Ramón de Carranza, con eco, para medirse a un Getafe que ansía escapar de la zona baja de la tabla. Dos conjuntos con estilos de juego parecidos, dicen…
Así, con el reto de volver a ser un equipo reconocible, los de amarillo contaban de inicio con: Ledesma, en portería; Iza, Pacha Espino, Cala y Alcalá en defensa, sorprendiendo la ausencia de Fali; Jonsson y Álex Fernández en el centro del campo, con Salvi y Perea por los costados, y Jairo y Negredo arriba; aunque el albaceteño y el tinerfeño fueron intercambiando posiciones.
Pelea, mucha pelea infructuosa, se pudo ‘disfrutar’ en la primera fase del duelo sin dominador claro, con dos equipos sin arriesgar demasiado arriba, y la posesión de la pelota bastante repartida. Es más, los madrileños parecían no querer el balón y casi que los locales se veían obligados a manejarla, con lo poco que le gusta eso a Cervera.
Y no, no pasaba nada, más allá de un disparo fácil a puerta de Cucho Hernández en el 20. Y seguía sin pasar nada, e incluso eran los gaditanos los que más embotellaban, por decir algo, al rival (muy dado a los empujones, las patadas y las protestas), pero en el 32 se adelantaba el Geta, con golazo de Cucho desde fuera del área, y Conan, como descolocado.
Respondía en la siguiente jugada Negredo botando una falta, muy desviada, y para de contar. Si los de Bordalás ya estaban cómodos antes del 0-1, con el marcador a favor las urgencias y la presión se concentraban en el Cádiz, que se iba al descanso con los deberes por hacer.
Con los madrileños esperando en su ‘casa’ (e igual de leñeros y teatreros), los gaditanos afrontaban una segunda mitad cuesta arriba con todo el balón para ellos, pero escasas ideas (la falta de costumbre), y el temor de las contras. Al menos Alberto Perea, más entonado ahora, se acordaba en el minuto 50 de que si no disparas a portería, es casi imposible ganar. Cinco después, tenía Ángel en sus botas el segundo en una acción rápida; e Iza, en otra falta centrada, el empate.
Fali, Choco y Álvaro Giménez pisaban el verde, en el 65, en un triple cambio reemplazando a Salvi, Negredo y Espino. Y los de Cervera seguían basando su juego creativo en que la pelota le llegara a Perea, el jugador más desequilibrante, para que se inventara algo, y a la vez, se llevara el empujón, rachote o patada de turno.
El hondureño ponía en aprietos al portero en el 76, asistido por Fali, y al menos lograba un saque de esquina. Se entraba en una fase de tensión y nervios, y de más desesperación todavía que juego en el imposible de derribar el muro blanco y de contrarrestar sus pérdidas de tiempo. Y Malbasic entraba por Álex casi en el descuento, donde las tanganas e interrupciones apenas dejaron que se pudiera intentar un último arreón. Eso sí, con los de casa ya abatidos, subía el 0-2, de Maksimovic, tras una pérdida.
Derrota inmerecida ante un rival incómodo y farragoso que encima se puso por delante y que acabó con medio equipo con cartulina amarilla y algún expulsado en el banquillo. Son sus armas, y si están orgullosos de ellas… “No creo que hayamos perdido por eso”, apostillaba Álvaro Cervera en la rueda de prensa postpartido, subrayando dos ideas: “nunca hemos estado cómodos, eso me preocupa; jugando a lo nuestro, encajamos, y cuando intentamos hacer algo más, no hacemos daño. Contento no estoy”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway