JORNADA 20. Penúltimo partido de la primera vuelta del aciago curso 2024/2025, último encuentro en el Nuevo Mirandilla del año y segundo de la era Gaizka Garitano de amarillo. Con estas credenciales, el Cádiz recibía en la tarde del jueves a un Burgos hoy día rival directo en la zona más baja que alta de la clasificación de Segunda.
Un choque con “tres puntos en juego vitales” para encadenar una segunda victoria consecutiva y confirmar el cambio de dinámica y de mentalidad tras el relevo en el banquillo. Un Cádiz que busca consolidar su “innegociable” solidez atrás, pero a la vez, “mejorar con el balón y en la asociación”.
“No es suficiente lo que hicimos el otro día (ante el Albacete), tendremos que mejorar para ganar más partidos, eso lo tengo claro”, admitía el técnico vasco en la previa, donde también reflexionaba que Ontiveros y Ocampos, dos de los jugadores más talentosos, no pueden jugar a la vez: “no podemos tener muchos futbolistas en el campo que trabajen poco en defensa, eso lo tengo claro, eso lleva a perder partidos”.
“El partido ante el Burgos habrá que madurarlo, tener paciencia y trabajarlo hasta el minuto 100”, añadía Garitano, que de entrada conformaba un once con David Gil, bajo palos; Iza, Matos, Chust y Fali, en defensa; Fede San Emeterio y Kouamé, en el centro del campo; Alejo y Ontiveros, en los extremos; y como hombres más adelantados, Carlos Fernández y Chris Ramos.
El primer cuarto de hora transcurrió con un equipo local parsimonioso con la pelota en sus pies sin saber/poder atacar con fluidez ante un conjunto de Ramis en modo pasivo. Así, como acciones de peligro relativo apenas se puede reseñar en el 7 un balón suelto en el área que estaba a punto de cazar Chris, y en la siguiente un lanzamiento lejano de Javier Ontiveros que atrapaba en dos tiempos el portero.
Avanzando el partido, esos ratos anodinos de baboseo del balón sin hacer nada con él iban alternándose entre los dos conjuntos, más faltas sin sentido y bostezos entre los alrededor de 15.000 aficionados en las gradas.
Sólo la clase del marbellí rompía algo la monotonía en el minuto 26 con otro disparo potente desde la frontal, culminando una contra puntual. Diez después eran los burgaleses los que tenían muy cerca el 0-1, primero en una acción que alguien sacaba bajo palos, y a continuación en un disparo desde la izquierda de Álex Sancris que se iba colando por la escuadra.
SALVADOR OCAMPO, PERO EL VAR…
El Burgos salió en el segundo tiempo más metido en faena y sin hacer nada del otro mundo, agobiaba al Cádiz en su campo, incapaz de dar tres pases con criterio. En el 50, Córdoba cabeceaba con peligro a la portería de David Gil; y Garitano no tardaba en mover el banquillo, retirando a Carlos Fernández (un partido más sin ver gol, ni de lejos), y dando la oportunidad al teñido Brian Ocampo.
El cambio hacía reaccionar a los de casa y recular a los albinegros. Los amarillos al menos se iban arriba y trataban de buscar la genialidad de Ocampo o de Ontiveros; en el 63 probaba desde la frontal con peligro el de Marbella, y en el 64 el de Uruguay y el balón se escapaba rozando el palo.
Rondando el 70 se sumaban al juego Sobrino y Roger Martí por Alejo y Chris. El Burgos parecía conforme con el empate, mientras al Cádiz le movían las urgencias de ganar o ganar, aunque fuera por insistencia. Y en el minuto 74, Brian Ocampo se reivindicaba marcando un golazo, el primero, ganándose además con sus gestos a la grada. Así sí se celebra un tanto.
Ahora le entraban las prisas a los castellanoleoneses, y Sancris a punto estaba de establecer la igualada en el 80, con una falta directa desde la banda, que salvaba casi dentro de la portería Gil. Seguía el juego y, de repente, el VAR chivaba algo al árbitro: un agarrón de infantiles de Fede en el área dos meses antes que había pasado desapercibido por todos. Tras revisarlo por el monitor, lo pitaba, expulsaba a San Emeterio por doble amarilla, y Álex Sancris la colaba desde los once metros en el 87.
Entre tanto, el Cádiz ingresaba a Álex Fernández y Moussa Diakité por Kouamé y Ontiveros, y se decretaban ocho minutos de tiempo añadido. Ya en ese descuento, en una chilena ortopédica, Roger estaba cerca de volver a poner a los gaditanos por delante; y en el otro lado, era Marcelo Expósito el que ponía a prueba los reflejos de David Gil. Y el público la tomaba con el de negro.
Un punto escaso para despedir en casa antes de las navidades un 2024 que será recordado como uno de los más tristones del cadismo de los últimos tiempos. Un equipo que, pese a los ilusos intentos de la grada por ilusionarse con algo (un córner, dos pases seguidos, unas cachitas de Ocampo…), no termina de transmitir casi nada. Y todavía queda la visita a Almería antes de finiquitar el ejercicio, y la primera vuelta.
“Ha sido una pena, teníamos el partido controlado. Nos queda quedarnos con las cositas buenas”, remarcaba Garitano en el postpartido, incidiendo en que “hay que sobreponerse; creo que hoy el equipo ha sido un equipo, se ha vaciado. Estamos sólidos, sabemos a qué jugamos, pero ha sido una pena. Necesitamos que los futbolistas que tienen calidad se suelten. Y eso llega con victorias”. DIARIO Bahía de Cádiz