JORNADA 11. ¿Rotaciones necesarias o revolución para dar un toque de atención a los titulares? Con muchas novedades en el once, el Cádiz, un poco más necesitado si cabe tras caer a zona de descenso y seguir sin acomodarse en Segunda, mostrando jornada tras jornada más debilidades que fortalezas, se presentaba en la tarde del miércoles en el estadio de Ipurua, ante un Éibar que tampoco vive su mejor momento.
“Vamos a tratar de demostrar la plantilla tan larga que tenemos para que el jugador que tenga que salir dé su máximo rendimiento y nos ayude, por fin, a ganar”, apuntaba en la previa el cada vez más discutido Paco López, quien entiende que la solución para sacar a este Cádiz de abajo “es seguir insistiendo sobre lo bueno, no nos podemos quedar anclados en lo malo. No voy a dejar que nadie baje los brazos ni que nadie se rinda. No lo voy a permitir. En mi vocabulario no existe la palabra rendición”.
Así, de entrada, los amarillos salían al verde guipuzcoano con Caro, en la portería; Glauder, Chust, Kovacevic (debutante) y Zaldua, en defensa; Fede San Emeterio y Escalante en el centro del campo; Alejo y De la Rosa, en los extremos; y arriba, Sobrino y Chris Ramos.
Más dudas y miedo a perder entre los dos conjuntos en el primer tramo del encuentro, con (des)control alterno del juego, cierta intensidad, pero apenas ocasiones de verdadero peligro. En el 12, Víctor Chust acertaba cuando Puertas ya buscaba la portería de Caro; y en el 21, un remate de Escalante al segundo palo lo atrapaba Fuzato.
Y de la nada, en una acción muy rápida cuando se cruzaba el minuto 30, marcaba Corpas para el Éibar, sin mucha oposición del portero del Cádiz. Y en las siguientes dos acciones de los de casa, pudo llegar el segundo… Por enésima vez, a jugar con el marcador en contra. Una vez más, los hombres de Paco sufriendo mentalmente y en las piernas el varapalo del gol, plasmándose en la nada sobre el terreno.
NADA DE NADA, DE NADA
Nada, pero nada, cambió tras el descanso, un Cádiz plano, sin nervio, incapaz de reaccionar y un Éibar muy limitado, y en el 50, Matheus Pereira ponía a prueba a Caro, que despejaba de aquella manera. No se había cumplido ni el minuto 60, y se iban al banquillo Alejo, De la Rosa y Chris Ramos, entrando en su lugar Ocampo, Ontiveros y Carlos Fernández. ¿Un rayito de luz en el ataque?
Poco después Kouamé reemplazaba a San Emeterio, y Melendo a Sobrino; y entretanto, el espejismo de un voleón que se iba por arriba de Escalante asistido bien de cabeza por el sevillano Carlos Fernández, y alguna individualidad fugaz de Javi Ontiveros. Demasiado poco, y nula intensidad, si la pretensión era al menos rascar un insuficiente empate.
En el 88 Jorge Pascual perdonaba el 2-0, dando paso a seis minutos de añadido para alargar el abatimiento del cadismo ante un espectáculo inoperante y deprimente.
Un Cádiz, teórico aspirante a luchar por el ascenso, con el mayor presupuesto de la división de plata, que ha sumado un punto de los últimos 15 en disputa. Aunque más preocupante que la falta de puntos a estas alturas, es la carencia de todo, el ir con a la deriva hacia el abismo… DIARIO Bahía de Cádiz