Tomando el testigo de Juan Manuel Braza Benítez ‘el Sheriff’, otro chirigotero, el artista roteño Antoñito Molina, con humildad, respeto, cariño, alegría y buen rollo, abrió en la noche del sábado de forma oficial el Carnaval de Cádiz 2025, en marcha desde el pasado jueves, y todavía con la resaca de la gran final del Falla del viernes 28-F.
“No podía decirle que no a la tierra más bonita del mundo que es Cádiz y a sus carnavales, que los amo con locura”, admitía el pasado junio al conocer su insospechado nombramiento este joven que, pese a llevar desde 2006 en el mundo de la música, es en los últimos tiempos cuando se ha convertido en un fenómeno a nivel nacional, llenando sus conciertos (de hecho, este verano sueña con un exitazo en el estadio Nuevo Mirandilla). Más allá de su carrera profesional, Antonio Caballero Molina, que es su nombre completo, no ha dejado de lado su afición al carnaval, que comenzó de adolescente. Y desde 2018, participa cada año en el COAC, este 2025 con la chirigota ‘Que sea lo que dios quiera’.
Alrededor de las ocho y media de la tarde-noche se anunciaba en modo parodia desde el escenario de la “estación de San Antonio” un ¡¡pasajeros al tren!!, al “tren de los sueños, rumbo a la tierra de la alegría y la libertad”, el inicio de este “viaje de uno de los nuestros, un niño enamorado”, con “carnavaleros ilustres y famosos de colados” a bordo. Curiosamente, el roteño se inició en el mundo de la música en el dúo ‘El Tren de los sueños’, hace casi dos décadas.
“¿ANTONIO, DÓNDE TE METES?”
“No tengo billete, ¿Antonio, dónde te metes?”, saludaba el pregonero en modo polizón, antes del cameo del primero de muchos invitados, el revisor Jesús Bienvenido y su pito, de carnaval: “¿tú que te crees, que en este tren entra cualquiera?… te voy a dejar subir, pero en este tren sólo viaja gente selecta”.
Y contento, Molina se arranca con su primera coplilla inédita…, “yo soy el niño de Rota, trotamundo aventurero, y canto en mi chirigota a la tierra que más quiero, he mamao el carnaval, como si fuera hijo tuyo, y veintiséis madrugás he acompañado detrás a la madre del Greñuo… soy el que desde mi espigón tantas veces te miró pero nunca imaginaba que pudiera, vida mía, contemplarte cada día, a través de mi ventana… y de momento ya siento que soy profeta en mi tierra… mi destino, la próxima estación, se llama Cádiz de mi corazón”.
“Soy gaditano roteño, por eso sé de verdad la responsabilidad que traigo en lo que te enseño, más allá de ser mi sueño, es un regalo del cielo, Cádi, que tanto te quiero, tan enorme es mi suerte que estaba loquito por verte, ¡aquí está tu pregonero!”, volvía a ponerse en situación antes de sentirse en su salsa, cantando uno de sus temas junto a su banda.
A partir de ahí, comienza el viaje de inmersión carnavalera de este tren tirando de cinco vagones, el de los coros, el de la cantera, el de las comparsas, el de los cuartetos y el de las chirigotas (“donde pierdo los papeles cada año por febrero, haciendo hasta malabares pa decirte que te quiero, pa cantarte con los míos, que sin ellos no soy ná, aquí lo que importa es la amistad…), que van impregnando con sus particularidades a este polizón roteño (que va sumando a su disfraz detalles de tipos de cada modalidad).
Con la participación en el trascurso del trayecto de agrupaciones como el coro ‘Las entrañas de Cádiz’: un grupo de copleros de ayer y de hoy que tienen en común reunirse en Los Pabellones; la chirigota juvenil ‘Las gitaneras’, el cuarteto del Gago ‘Ku Klux, Klan, Klan’ (con ciertos problemas de sonido) y uno de los componentes del mítico cuarteto de Rota; las chirigotas del Yuyu (pregonero en 2006) y del Sheriff (pregonero saliente), su propia chirigota de amigos, y otra con mezcla de diferentes grupos. Y varios altos en el camino para reivindicar la voz femenina en la fiesta y en la sociedad, y para ponderar la amistad y dar paso a Pastora Soler reinterpretando a ‘Los ángeles caídos de Juan Carlos Aragón.
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“DE CÁDIZ TENDRÁS QUE IRTE, PERO CÁDIZ NUNCA TE ABANDONA”
El tren llega a Cádiz, y a Antoñito le surge una duda: “cómo llego a tus entrañas, cómo bebo de tu arte, por dónde te meto mano…”, y ahí se topa con un romancero encarnado por Riki Rivera, porque “lo mejor es la calle… a Cádiz no se le canta, a Cádiz se le reza”.
Y como maquinista dando lecciones de foráneo interviene el humorista sevillano Manu Sánchez, advirtiéndole que “de Cádiz tendrás que irte, pero Cádiz nunca te abandona, que lo que Cádiz te da, el mismo Cádiz te lo quita… tu condena es ser siempre de ida y vuelta, que el gaditano nace en Cádiz, y si has nacido en otro lado, hay que entrar en Cádiz con admiración, devoción y respeto, la bendición de Cádiz no se gana por cojones”.
El viaje del pregonero enfila su final, y no podía faltar David Palomar y su ración de age y flamenqueo; y su penúltima canción, ‘Cadi, si no fuera por ti’…, “Cadiz, cómo me gusta cuando me dicen los forasteros, que se me nota que soy tan tuyo desde lo lejos, en la mirada golfa y canalla y en la silueta de tu reflejo… cómo presumo de nuestras cosas al mundo entero, y que nadie dude que donde vaya, yo ahí te llevo…”.
“Y para que este tren nunca se detenga, hace falta combustible y que arda la caldera… vamos a echarle gracias y age de ese que en Cadi no se enseña, como nos regalaban siempre el maestro Masa y el maestro Peña, la sonrisa de Manolo Santander, un conjuro de ilusión con un poco de veneno de Juan Carlos Aragón, y de Antonio Martínez Ares un final de popurrí, de esos que escuchas llorando porque no te quieres ir… gaditanos, gaditanas, esto nunca va a descarrilar, si estamos juntos de la mano en este tren de libertad… brindemos hoy por la vida, por el amor y la amistad, gaditanos, gaditanas, que comience el carnaval”, sentencia Antoñito Molina antes de la explosión y remate del entretenido y bien ejecutado pregón, ya en modo concierto.
A ritmo de samba (música grabada, ya no es en directo) se pone el colofón con todos los implicados en el espectáculo sobre el tablao de San Antonio. Plaza que despedía al extasiado y superado protagonista al grito de ¡pregonero, pregonero!, y la sensación de haber pasado un buen rato. DIARIO Bahía de Cádiz