Los trabajos para reemplazar el cableado (15 kilómetros), tras superar su vida útil estimada en 40 años, han concluido antes de lo previsto y en ellos han participado una treintena de técnicos especializados en trabajos en altura y en uso de maquinaria especializada que ha sido necesaria para desarrollarlos. Endesa dice haber invertido 700.000 euros.
Endesa, responsable de las dos torres de alta tensión de la Bahía de Cádiz, en el marco de sus labores anuales de mantenimiento y revisión para garantizar su buen funcionamiento, ha ejecutado en menos de un mes (en menos tiempo de lo previsto), la sustitución de su cableado (14.928 metros), considerando que cuenta con una vida útil de 40 años; su última y primera sustitución se llevaba a cabo en 1981.
El nuevo tipo de cable que se encuentra ya en servicio ha sido fabricado especialmente para estas dos torres únicas en el panorama de la ingeniería industrial y está formado por una aleación especial creada por la empresa navarra Trefinasa. Esta aleación con alma de acero se ha diseñado pensando en la tensión que ejerce la distancia entre las dos torres de 1,6 kilómetros y la altura del cableado a 150 metros. Estos parámetros, a los que se suman las condiciones climatológicas de la zona, hacen que su vida útil sea de cuatro décadas y que su sustitución “suponga todo un reto”, insisten desde Endesa en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
“este proyecto es un ejemplo de la aplicación de última tecnología e innovación en la red de distribución”
Mientras, parte del cableado antiguo retirado va a ser analizado por un equipo de expertos, ya que la información que se extraiga del mismo no solo será de utilidad a Endesa para dentro de otros 40 años cuando haya que volver a realizar este cambio de conductores, sino que servirá como estudio en universidades de ingeniería donde estas torres, su construcción y su funcionamiento “siguen siendo un ejemplo”.
A colación de la finalización de los trabajos, que se iniciaban a principios de noviembre y en los que se han invertido unos 700.000 euros, el director general de Redes de Endesa, José Manuel Revuelta, ha resaltado que “hoy por las torres pasa nueva energía gracias a estos cables que han sido sustituidos en un tiempo récord por un equipo de 30 personas entre operarios e ingenieros de Endesa y Ametel, empresa de trayectoria internacional que nos ha ayudado a la realización de estos trabajos”.
“Este proyecto es un ejemplo de la aplicación de última tecnología e innovación en la red de distribución que estamos llevando a cabo en toda nuestra infraestructura eléctrica para ofrecer una red más resiliente y adaptada a las necesidades actuales”, ha subrayado Revuelta.
COMPLEJA OPERACIÓN EN DOS FASES
Las torres de la Bahía de Cádiz, diseñadas por el ingeniero italiano Alberto Toscano y levantadas entre 1955 y 1961, se elevan a 150 metros del suelo para permitir que seis cables de alta tensión conecten eléctricamente la capital gaditana con Puerto Real.
Están conectadas por dos circuitos de 132 kilovoltios formados cada uno por tres cables de 2.488 metros, por lo que los trabajos se han dividido en dos fases: una por cada uno de los circuitos, de forma que mientras se han sustituido los tres cables de un circuito, el otro seguía funcionando, garantizando el suministro eléctrico a la capital.
Cada torre cuenta con un pórtico, una estructura de cemento que permite tanto mantener la tensión de los cables, como conectarlos con la subestación de la que se abastecen de energía. Precisamente en estos pórticos se ha instalado la maquinaria especializada utilizada para sustituir el cableado.
Dicha maquinaría, de gran tonelaje, han sido un freno o máquina de frenado y las bobinas de los cables nuevos que se colocaron en la Zona Franca de Cádiz, donde se ubica el llamado pórtico San José. En el lado opuesto, en la zona de Puerto Real en el llamado pórtico Cabezuela, se colocó el denominado motor de tiro o cabrestante encargado de ir recogiendo el cable antiguo. Las dos maquinarias ubicadas a cada lado de la Bahía han estado sujetas gracias a unos anclajes de 8,5 toneladas capaces de resistir la tensión que ejercen los cables.
A 150 metros de altura los técnicos han quitado las cadenas de aisladores para colocar las poleas por donde ha pasado primero el cable guía y después el cable nuevo. Este ha sido precisamente el momento de mayor tensión ya que se ha diseñado al milímetro y se ha ejecutado a 150 metros de altura. En esta fase es en la que se ha cortado el tráfico marítimo por motivos de seguridad, contando con la colaboración de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz.
Una vez se ha colocado el cable nuevo, se han vuelto a instalar los aisladores y los amortiguadores que permiten superar las vibraciones provocadas por los fuertes vientos en la zona. Estos elementos también son de fabricación española: por un lado, los aisladores de vidrio los fabrica la empresa segoviana Saint Gobain La Granja, mientras que los amortiguadores provienen de la navarra Saprem.