Notable ambiente en el Carranza ante la visita de un Rayo ‘hermano’ hundido en la tabla. El Cádiz buscaba reencontrarse con la victoria que le asegurara una semana más navegar en zona de play off sin la presión de sentir la necesidad de luchar por subir sí o sí, como el que vive en las alturas como regalo a un temporadón que nadie se esperaba. Los madrileños trataron de llevar el peso en el arranque de sendas partes, sin apenas tirar a puerta, y los de amarillo impusieron su bloque y su pegada, e incluso algo de fortuna. De hecho, en la primera mitad pudieron marcar varios goles, aunque solo se concretó uno del genial Álvaro, el 1-0, que a la postre significó tres puntitos más. Y a seguir soñando, sin creérnoslo.
Partidazo para una tarde agradable de domingo –de Carnaval Chiquito- en el Ramón de Carranza, enfrentando a dos equipos con aficiones hermanadas y en situaciones inversas en la clasificación: un Rayo Vallecano hecho para ascender inmerso en la pelea por evitar el descenso y un Cádiz ideado con la pretensión de mantenerse en la categoría en su regreso, aupado en lo alto de la tabla. Con los pies en el suelo: es el mensaje que insiste hasta ahora en transmitir Álvaro Cervera para no meter presión a sus hombres y que la lucha por subir a Primera sea un bonito premio no una obligación.
Tras la derrota en Oviedo, el conjunto de la Tacita sólo tenía en mente reencontrarse con la victoria en casa y no descolgarse de las posiciones de play off. Y para ello, nada de probaturas: ante la baja por lesión de Salvi, Nico Hidalgo a la banda. Y pocos cambios más en un once titular formado por: Cifuentes en la portería; Carpio, Brian, Aridane y Sankaré en defensa; Abdullah y José Mari en el centro del campo con Rubén Cruz más adelantado; y Nico, Álvaro y Ortuño arriba.
En las gradas, alrededor de 14.000 personas –y un tifo en fondo sus con aquellos versos de la chirigota de Manolito Santander: “soy un bárbaro sólo por ti, porque Cádiz es una barbaridad”-, más de un centenar de aficionados rayistas; y con ocasión del reciente 8-M, Día de la Mujer Trabajadora, las camisetas de los locales con singulares detalles rosas.
Con urgencias y revolucionados comenzaron la partida los madrileños, mirando sin pausa a la portería de Alberto Cifuentes. Mas la primera oportunidad de gol, salvado bajos los palos por un oportuno defensa, la tenía Ortuño tras un jugadón en conjunto en el minuto 5.
Con el susto en el cuerpo, la posesión siguió siendo fundamentalmente del Rayo, pero ya con más cautelas, entrando el choque en una dinámica densa hasta que en el 24 el Cádiz volvía estar a milímetros del 1-0: una mala cesión al meta obligaba a Gazzaniga a pegarse el carrerón de la tarde para evitar el tanto también en línea de gol ante la incredulidad de todos. A la media hora, a partir de un saque de esquina, Sankaré remataba con potencia pero demasiado alto.
A medida que avanzaba el reloj, los visitantes se sentían más acosados y apenas sabían qué hacer con el balón más allá de su propio campo. Y a diez minutos del descanso, Alvarito recibía en el área, con un mal control, pero sorteaba a defensa y portero para marcar el primero. En la siguiente era Rubén Cruz el que gozaba de otra interesante ocasión. Y todavía lo intentaría poco después de nuevo el utrerano de tiro cruzado, estrellando la pelota en el poste. Demasiado se estaba perdonando ya, antes del pitido que indicaba el camino de vestuarios.
Los de ‘Michel’ saltaban al verde en la segunda mitad presionando y dominando, como en el primer tiempo, aunque con poco criterio, y de nuevo el único equipo que disparaba algo a puerta era el Cádiz, con Alfredo Ortuño de protagonista en sendas ocasiones en los compases iniciales.
Cervera buscaba aire arriba incorporando, acercándose la media hora, a Aitor e Imaz supliendo a los dos extremos, Nico y Salvi, este último ovacionado desde la grada y aparentemente tocado físicamente. Y los rayistas volvían a dar un bajón ante el tímido paso adelante de los de casa. Se acercaba el final y el partido entraba en una inesperada fase anodina con un rival que parecía haberse rendido antes de tiempo, pese a lo peligroso del marcador. Aunque en el 40, un centro de Quini se paseaba peligrosamente por el área local para ponerle suspense a la tarde.
Si embargo, el 1-0 fue inamovible: alegrón para el cadismo, tres puntos más cerca de la salvación… y de lo que tenga que venir. De momento, a siete puntos del séptimo clasificado, que marca la salida de los puestos de liguilla. Y el técnico del Cádiz reconociendo en rueda de prensa que si se gana el domingo que viene en Girona, tocará quitarse la careta y empezar a cambiar el discurso: lograda prácticamente la salvación, a soñar con Primera. Y pensar que hace un año estábamos asqueados una temporada más en el pozo de Segunda B… DIARIO Bahía de Cádiz
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