El Carranza recibió a la hora de la siesta al Huesca con el reto celebrar la segunda victoria consecutiva, por primera vez en la temporada, de los amarillos. Y se logró por la mínima (1-0), jugando regular y sudando la camiseta; pese a que el árbitro, famoso por su partidito en Anduva de infausto recuerdo para el cadismo, no dudó pronto en señalar un penalti por supuestas manos de Aridane que encendió un poco más a la grada. Cifu, salvador otra vez, paraba el lanzamiento y daba alas a los de Cervera para mantener el orden y la confianza, y asestar el golpe en el momento oportuno. Ortuño se reencontró con el gol, y la afición con la sonrisa, pese al sufrimiento. Cada victoria en Segunda se vende muy cara.
El Ramón de Carranza estrenó este primer sábado de noviembre, que se pronosticaba lluvioso –aunque el sol se terminó imponiendo a las nubes-, el inusual horario de las cuatro de la tarde. Cosas de la tele. En plena sobremesa, en el menú un Cádiz-Huesca en el que los de casa buscaban una segunda victoria consecutiva, tras la inesperada de Lugo, para asentarse en mitad de la tabla de esta igualada Segunda división.
De inicio, Álvaro Cervera contó con: Cifuentes en la portería; Carpio, Luis Ruiz, Aridane y Sankaré en defensa; José Mari, Abdullah en el centro del campo con Rubén Cruz más adelantado; Aitor y Álvaro como extremos y Ortuño en la delantera. Y, en las gradas más de 10.000 personas, una entrada notable pese a lo desacertado del horario. Muchas de ellas comenzaban el encuentro dando la ‘bienvenida’ al árbitro Ais Reig con una sonora bronca; el mismo que pitaba semanas atrás en Miranda del Ebro el considerado “robo” de Anduva a los cadistas.
Con alternativas en el juego para ambos equipos arrancaba el encuentro, con un cabezazo de Rubén Cruz como lo más interesante, y los aragoneses con un poco más de posesión de pelota. Hasta que el minuto 16, a la primera de cambio, el colegiado valenciano que se sabía observado con lupa por todos, no dudó en pitar un riguroso penalti en contra del Cádiz, por supuestas manos de Aridane en un disparo a bocajarro. Tras la pitada monumental y la desesperación general, Alberto Cifuentes repelía el lanzamiento de González, y los silbidos se transformaban en gritos de “fuera fuera”. Verdadero chute de rabia y coraje para los gaditanos.
El conjunto entrenado por Juan Antonio Anquela intensificó su dominio en lo sucesivo, aunque sin saber cómo hacerle daño a los de amarillo, centrado en defenderse con orden y en tratar de aprovechar alguna contra. Un lanzamiento lejano tras una falta de Valentín al borde del descanso fue la ocasión más inquietante del Huesca, a parte del dudoso penalti, en este primer tiempo soso; y más aún por parte local.
Poco cambió el panorama tras el descanso, pese a que la primera oportunidad la firmaba Álvarito de cabeza. Los visitantes insistían en llevar la iniciativa hasta que en el minuto 7, tras una falta en la frontal botada por Alfredo Ortuño que chocaba con el muro oscense, en la continuación de la jugada la pelota acababa en la banda izquierda desde donde Luis Ruiz centraba y el delantero, que hacía ocho jornadas que no veía portería, marcaba el 1-0 con la testa. Y dos minutos después era Aitor el que a punto estaba de hacer se segundo en unos momentos de desconcierto del rival.
Un Aitor que poco después era sustituido por Gastón del Castillo: el debut liguero del, etiquetado, hermano del Kun Agüero, que parece que sigue bajo de forma. Además, Güiza entraba por Rubén Cruz, y Garrido por Abdullah.
El Huesca se puso a la tarea de lograr al menos la igualada, no obstante seguía sin encontrarle fisuras a un Cádiz ahora más peligroso en rápidos contragolpes. En el 25, en otra falta frontal que botaba David López, Cifu sacaba pegado al palo ese 1-1; y en el lance posterior, era Álvaro el que tuvo cerca el 2-0 apostando por una individualidad. Y camino del 35, era Borja Lázaro el que ponía a todos en tensión en la grada con otro lanzamiento ajustado al poste que no entraba por centímetros. En la réplica, Ortuño con un forzado remate asustaba a los blanquirojos.
Con el partido ya roto en el tramo final, el Cádiz dio más miedo que el Huesca. Aunque la incertidumbre se mantuvo hasta el pitido del controvertido colegiado, cuyo protagonismo, esta vez, quedó ensombrecido por la importante cuarta victoria en esta LaLiga 1|2|3 de los de la Tacita, que no pierden desde hace seis jornadas y que se alejan de momento de esos puestos de descenso que tanto agarrotan. DIARIO Bahía de Cádiz
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