JORNADA 2. Con urgencias y cierta desesperación condicionada por la crispación ambiental, pese a alcanzarse apenas la segunda jornada liguera de la eterna Segunda división, el Cádiz se plantaba en la tarde del sábado en el Ciutat de València para demostrar, frente a otro de los teóricos gallitos, el Levante, que la dolorosa derrota en casa ante el Real Zaragoza fue sólo un tropezón de recién descendido amoldándose a la nueva categoría.
“Para mí es un reto devolverle a esta afición la ilusión. Ha sido una semana productiva y muy buena, después del mal resultado. El aspecto emocional hoy en día marca diferencias con tanta igualdad. Hay muchas cosas que queremos ir mejorando y no solo del juego, sino de valores y de señas de identidad, de grupo, de equipo, a nivel emocional… que luego te sirven para demostrar en el terreno lo que eres como equipo”, reflexionaba en la rueda de prensa previa Paco López, que conoce tan bien al conjunto granota.
Sin más fichajes ni salidas con el mercado de verano casi liquidado, con Kouamé apartado del grupo por indisciplina (y rezando para llegue alguna oferta válida por él), y sorpresivamente con el ahora capitán, Álex Fernández, invitado a buscarse otro destino, Paco López confeccionaba un once muy distinto al que estrenaba la campaña: David Gil en portería (frente a Caro, que fue el elegido hace una semana: “no va a haber un portero titular y otro suplente, jugarán en función de la forma, del rival, de las circunstancias”, ha dejado caer el entrenador); Víctor Chust y Glauder en la defensa junto a Zaldua e Iza en las bandas; Fali, Escalante y Rubén Alcaraz en el centro del campo; Sobrino, como no, y al fin Brian Ocampo, en los extremos; y como único delantero puro Chris Ramos.
Ni cumplido el minuto 1, Fali centraba con acierto a la cabeza de Chris para que rematara bien, pero Andrés Fernández todavía estaba mejor bajo palos. Un arranque de partido que ya marcaba el desarrollo de una primera mitad con los gaditanos pareciendo un equipo de verdad, competitivo, con ideas y ambición, ante un Levante que quizá se esperaba a un rival con dudas, reservón y cauteloso.
Hasta el 12 no se sucedería la primera llegada clara de los locales, y en esta ocasión era David Gil el que se imponía a Brugué. Como respuesta, en el 19 y en el 22 se repetían dos acciones casi calcadas, centros por la derecha y cabezazos desviados, protagonizados por Zaldua y Chris, y por Sobrino y Alcaraz.
El ritmo alto se mantuvo casi siempre hasta el descanso, y ambos pudieron y se merecieron marcar, eso sí, el Cádiz mandó y acumuló más acciones de peligro. Ahí quedan un par de contras bien llevadas por Rubén Sobrino, u otra del delantero gaditano tras recorrerse medio campo y lograr el córner tras estrellarla en el portero. Por el otro lado, aprovechándose de una defensa frágil, los entrenados por Julián Calero asustaban en el minuto 24 con un centro con mucho peligro de Andrés García que se paseaba por el área pequeña; y diez minutos después volvía a tenerla Brugué pero de nuevo se topaba con un inspirado Gil.
En la recta final de este primer periodo, más el alargado descuento, el partido pasó a ser menos vistoso, con los dos equipos confiando en llegar al descuento sin sobresaltos.
EL LEVANTE QUIERE, EL CÁDIZ SE DESVANECE
Pasado el ecuador, el partido daba un giro radical y eran los granotas los que llevaban la iniciativa, atosigando en los primeros minutos el área gaditana. En el 51 no subía el primero de milagro: Morales perdonaba en un mano a mano frente al guardameta, y el posterior remate se marchaba fuera por poco. Sin embargo, cinco minutos después ese 1-0 se confirmaba ante una defensa haciendo aguas. Carlos Álvarez se inventaba un pase espectacular a Roger Brugué para dejarlo solo ante David Gil.
Con el marcador en contra, ese mismo Cádiz que mostraba una imagen esperanzadora en los primeros cuarenta y cinco minutos, deambulaba ahora desnortado sobre el verde. Para frenar el hundimiento, se movía el banquillo y Javi Ontiveros (sin aportar nada) relevaba a un Ocampo (bastante ausente cuando todos esperaban mucho más de él), y Alejo a Iza.
Los valencianos lograban que ya no pasara nada ni los amarillos despertaban, hasta que en el 79 en un centro al área de Iván Alejo, y entre rebotes, de la nada el árbitro veía penalti sobre Chris Ramos, y Alcaraz no fallaba desde los once metros.
Con el empate, inesperado, Paco López metía en el campo al canterano Julio de la Rosa por Sobrino, y David Gil volvía a salvar otro gol, ante un Bouldini muy solo. Poco después el mismo levantinista tenía una ocasión de cabeza. La defensa cadista seguía evidenciando carencias y el ataque… ¿ataque? Ya en tiempo de descuento, el portero suplente de Ledesma en las últimas campañas sacaba otra mano ante un disparo de Algobia; e Iván Romero la estrellaba en el palo.
“Estoy contento en líneas generales con el equipo, tenemos puntos de mejora, pero mejor hacerlos desde aquí que como terminamos el otro día”, apuntaba tras el choque el entrenador del hasta ahora colista que suma su primer puntito de la temporada. Un partido para los cadistas (tanto para el equipo como para el aficionado) de más a menos, menos casi nada. DIARIO Bahía de Cádiz