JORNADA 37. “Hace dos o tres meses habríamos firmado estar así”. Es uno de los titulares (y verdades) que dejaba la rueda pre-partido de Sergio González en la víspera del último choque en casa de la temporada 2021/2022, y penúltimo de LaLiga para los amarillos. Un Cádiz que trataba no pensar en el traspiés inoportuno de Anoeta y que se plantaba en el desenlace del curso dependiendo de sí mismo para quedarse en Primera, sí. Pero afrontando la primera de estas dos nuevas finales recibiendo a todo un Real Madrid, campeón sobrado de la competición doméstica (que acaba de golear al Levante y mandarlo a Segunda antes de tiempo), con la mente en la Champions.
“El equipo -insistía en la previa el técnico catalán y artífice de este otro Cádiz resucitado tras verse muy derrotado en enero- tiene que jugar al fútbol, ser sólido en defensa, tener valentía y osadía de atacar, generar ocasiones y ser capaz de ganar el partido. Que la afición vea que se ha vaciado”. Desde la mañana del domingo se palpaba en la ciudad ese ambiente de tensión e ilusión de las grandes citas, y ya antes del partido se concretaba en otro recibimiento antológico al autobús local en la avenida. En el Nuevo Mirandilla (sonando la banda sonora de ‘Rocky’ por megafonía), con todo el papel vendido, finalmente más de 19.000 personas. Y de colado en el palco hasta el presidente andaluz, Moreno Bonilla, que para algo estamos en precampaña electoral.
Si Ancelotti se podía permitir rotaciones y dejar en casa a Benzema, Vinicius o Courtois, los de la Tacita salían al verde con la única baja relevante de Alejo, en gran forma desde hace jornadas: Ledesma, bajo palos; Akapo, Espino, Fali y Luis Hernández, en defensa; Álex Fernández y el recuperado Rubén Alcaraz en el centro del campo, con Sobrino e Idrissi en los extremos; y arriba, Lucas Pérez y Álvaro Negredo.
El Ardentía haciendo de las suyas como speaker, pasillo de cortesía a los merengues, el “me-han-dicho-quel-amarillo” sonando a 20.000 voces, gritos de “sí se puede”, y justo a las siete y media (en el mismo horario que el resto de partidos con algo en juego), rodaba ya el balón sobre el verde, y Akapo probaba desde lejos cuando ni se había cumplido el primer minuto. Poco después también lo intentaba, desde más lejos, Alcaraz. Y en el 5, chasco, en el primer acercamiento de los blancos marcaba el 0-1 Mariano tras jugadón de Rodrygo ante una retaguardia contemplativa.
Mentalmente, el Cádiz intentaba que no le hundiera el varapalo tempranero y se iba arriba a presionar sin complejos (pero también fallando demasiados pases) a un conjunto visitante que parecía tomarse el encuentro un poco a coña, como un entrenamiento (jugando con fuego en las cercanías de su área), sin presión alguna, esa que le estaba sobrepasando a los amarillos; y en el 13 Negredo perseguía a base de fuerza una contra que Lucas no supo/pudo culminar. A estas alturas, el Mallorca ya le iba ganando al Rayo, y el choque entraba en una fase sin mucho que contar.
Hasta que en el 35, Idrissi volvía a tener la igualada en sus botas, se coló solo, pero nada, Lunin la desviaba a córner… Sin embargo, a la siguiente, Sobrino sí acertaba, y ese 1-1 justo volvía a encender al Nuevo Mirandilla, hasta la bandera. Y el de Vallecas parecía tener el segundo clarísimo, en un barullo posterior, en momentos de arreón. El “a por ellos, oe”, removía los cimientos del antiguo Carranza, mas el árbitro empezaba a pitar todo a favor de los de Florentino, vaya. Ya en el descuento, en un contragolpe aprovechando un resbalón, Lucas optaba por ceder, mal, la pelota al Tiburón antes de fusilar al portero.
La segunda mitad arrancaba con monólogo cadista e Idrissi muy activo, hasta que el Madrid cogía la pelota y se dedicaba a sobarla sin prisa ni cometido alguno. Se seguían acumulando saques de esquina (que generaban menos daño que un pescaíto en blanco), frente a ninguno en las estadísticas de los de Ancelotti. Y el crono corría sin compasión. Además, para más inri, también ganaba su partido el Alavés.
Y el momentazo clave del choque se vivía en el 60, con un penalti para el Cádiz pitado, casi sin ganas, tras el derribo del portero a Negredo, y el propio Negredo se topaba con Lunin en el lanzamiento. ¡¡De película de terror!! En la siguiente jugada Ledesma tenía que salvar el segundo. El cierto consuelo llegaba de más allá de Cortadura: el Rayo empataba ante el Mallorca y el Levante al Alavés. Se había perdonado una ocasión imperdonable, para una vez que caía una pena máxima a favor…
El fallo desde los once metros (que puede valer un descenso) había vuelto loco el partido, y tanto los de casa como los visitantes gozaban de ocasiones para adelantarse en el electrónico, en el caso de los de Sergio, otra clara de Álvaro Negredo. En el 69, en otro barullo en el área de los merengues, nadie terminaba de meter el pie con decisión para colarla dentro. Y José Mari entraba por Álex, y Akapo tenía que salir cojeando reemplazado por Iza tras una dura entrada de Hazard.
Pasada una incomprensible pausa para beber agua en el 78, ni que hiciera calor, se enfilaba la recta final con más nervio y suspense que fútbol, con la grada despertando a trompicones y el Cádiz con síntomas de agotamiento. El de Rota cabeceaba al fin un córner medio bien pero se iba un poco por arriba. Y para el deseable último arreón, Choco sustituía al extremo marroquí cedido por el Sevilla.
A por los seis minutos de añadido, otra mano redentora de Conan Ledesma, y gol del Mallorca, de los que duelen. Mateu Lahoz además ¿pitaba el final? en medio de la disputa sobre un posible penalti a Fali de Carvajal, dejando bien mosqueado al cadismo, que se despedía de su templo esta campaña desnortado, sin saber qué pensar ni hacer, sin querer ver la clasificación, con gaditanos y mallorquines empatados a 36 puntos, pero con los bermellones con el golaverage a favor (ya se sabe lo que pasó y no pasó en Son Moix). Y Salvi, entre lágrimas.
Sólo queda apelar al milagro en la última jornada para salvar la categoría. “Es un bajón grande. Ha sido una jornada cruel, ahora ya dependemos de terceros”, subrayaba una y otra vez el entrenador del Cádiz tras el duelo, lamentando que “no se pueden hacer más cosas para ganar al Madrid, hemos generado pero no hemos estado acertados, y llegamos a los últimos quince minutos muy cansados. Poco puedo reprocharle a los jugadores por lo hecho, pero nos vamos jodidos”. “El fútbol nos ha castigado de una forma brutal -terminaba señalando Sergio González-. Hay que levantarse e ir a por el Alavés. Y ojalá el fútbol nos devuelva algo de lo que nos ha ido quitado en otros partidos, un poco de justicia”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway