JORNADA 24. ¿Se acabaron la suerte, la chispa, la alegría, la velocidad, la fe, la confianza, la ilusión…? ¿O sencillamente es el maleficio de la segunda vuelta del campeonato, que ya se sabe que a este Cádiz de Cervera se le viene atragantando desde su retorno al fútbol profesional? Sea lo que sea, los de amarillos se han sumergido en una dinámica regular de juego y mala de resultados (2 puntos de los últimos 12 disputados; una sola victoria en las últimas siete jornadas), que le hace ver peligrar su primera plaza en la tabla, que parecía inalcanzable hace semanas, ante un Almería amenazante.
El Cádiz visitó en la sobremesa de este domingo el estadio de Riazor, y en un choque en el que apenas pasó nada y se jugó más a no perder que a ganar, el Deportivo de La Coruña logró quedarse con los tres puntos marcando prácticamente en la única ocasión de los 90 minutos, y encadenando así su carta victoria consecutiva, que le hace tomar aire en la cola de la clasificación, tras la llegada al banquillo de Fernando Vázquez como revulsivo.
Los de la Tacita, tras su incomprensible empate en el Carranza del pasado miércoles (el Mirandés igualaba un 3-1 en el descuento), se presentaba en A Coruña con un once titular conformado por: Cifu; Iza, Pacha Espino, Juan Cala y Rhyner, en defensa; Edu Ramos y Garrido en la media, con Álex Fernández más suelto; y arriba, Perea, Mesa y Choco Lozano. Como novedades, el regreso del vasco al centro del campo, y Mesa en el sitio que se supone debería ocupar Iván Alejo, ante la baja de Salvi.
La primera mitad se resolvió sin verdaderas ocasiones, con los dos conjuntos obsesionados con no cometer errores y en guardar su posición. Y lo más relevante fue la revisión, por parte del VAR, de un posible penalti de Pacha por manos en la línea del área grande, que el árbitro no consideró inicialmente, ni tras recibir indicaciones por el pinganillo. El 0-0 al descanso era más que normal y esperable, visto lo visto.
Y poco cambió en el arranque del segundo tiempo, con dos equipos buscando el error rival, ante un duelo cerrado. El Cádiz insistía en probar desde fuera del área disparos casi imposibles, quizá ante la falta de ideas. Y a su vez, el Dépor parecía dar un pasito adelante, y en el minuto 59 tuvo que emplearse a fondo Cala para sacar un balón que recibía solo Mollejo dentro del área grande. Era solo un aviso: en el 64, Gaku encontró un pase para Sabin Merino a la espalda de la defensa, que no falló ante Alberto Cifuentes, subiendo al marcador el 1-0.
Cervera, que ya había dado entrada a Pombo por Choco Lozano, con el resultado en contra optaba por meter a Alejo (que por lo menos, comenzó a generar centros desde la derecha) por Garrido y más adelante, al infrautilizado Bodiger por Edu Ramos. Los de casa se encerraron, todavía más, para conservar esos valiosos tres puntos ante el líder, y los gaditanos se fueron al ataque, sin saber muy bien cómo meterle mano a los gallegos.
Dos asistencias de Espino e Iza eran cabeceadas por Rhyner y Nano. Y Perea, dentro del área, trataba de inventarse una individualidad, pero su disparo acababa alto. Y poco más. Nueva derrota, la quinta del presente campeonato para un Cádiz que ha dejado de ser ese Cádiz efectivo y competitivo que tantas alegrías dio en su espectacular primera mitad de la liga. El cadismo ya no estaba acostumbrado a esto: a ese Cádiz anodino de la segunda vuelta de las últimas tres campañas.
El míster, que sigue sin esconder su preocupación ante la presente dinámica (echa de menos velocidad en las bandas), resumía tras el choque que “ha sido un partido igualado, sin más, y el único que ha tenido una ocasión la ha metido. Ellos han marcado la que han tenido y nosotros no recuerdo una donde el portero haya tenido que esforzarse mucho, aunque acercamientos sí hemos tenido”. “Antes ganábamos los partidos de otra manera y ahora no”, se lamentaba. DIARIO Bahía de Cádiz