JORNADA 11. Dos recién ascendidos a Primera, de momento alejados de la zona de peligro, se veían las caras en el Martínez Valero este sábado a una hora imposible, las dos de la tarde. El Elche recibía a un Cádiz con llegaba con la mente puesta en evitar la tercera derrota consecutiva, tras las ‘palizas’ del Atleti y la Real, y teniendo en cuenta que la próxima visita a Carranza será la del Barça. Con todo, Cervera lo tenía claro antes del choque: “este partido va a ser diferente, pero igual de difícil”.
Y de nuevo, los gaditanos plantaban en el verde un 4-4-2 y un once mermado por bajas notables: en la portería, el imprevisible Ledesma; Iza, Espino, Fali y Mauro, en defensa; Jonsson y Álex Fernández, en el centro del campo; Jairo y Salvi de extremos y Malbasic y Álvaro Giménez arriba.
Como era de esperar, se vivió una alargada primera mitad (tras un minuto de silencio en recuerdo de Maradona) marcada por la igualdad, y con varias acciones claves, empezando por el gol local en el 37 tras varios minutos de arreón (en jugadas previas, el argentino abortaba con ciertos problemas un disparo de Pere Milla y un cabezazo de Diego) y después de un primer tramo donde los amarillos intensos se sentían cómodos y bien colocados pero sin tirar a portería, y así es imposible.
Además, como acciones reseñables: un penalti sobre Jonsson en el 39 que el árbitro pitó de inmediato pero que el VAR evidenció un rato después que no era tal; y la auto-expulsión de Lucas Boyé (el autor del 1-0) en el 49 al ver la segunda amarilla tras un codazo a Fali. Y ni se había cumplido el minuto 20, y Perea reemplazaba a un lesionado Jairo Izquierdo tras una entrada.
Con uno más en el campo y un rival que también gusta de defender y resistir antes que atacar, el Cádiz se hizo con el control del encuentro tras el descanso, y empató pronto el marcador, en el minuto 55, con un tanto de cabeza de Álvaro Giménez rematando un centro medido de Alberto Perea por la izquierda.
Es verdad que los amarillos (que terminaron metiendo en el campo a Alcalá, Pombo, Bodiger y al debutante Adekanye, por Fali, Malbasic, Álex y Salvi, respectivamente) tenían la pelota y se movían en campo ilicitano, pero costaba un mundo crear peligro real. Apenas, un cabezazo de Marcos Mauro a la salida de un córner que atrapaba Edgar Badía, varios disparos lejanos de Perea, y diversos centros, además de un gol anulado a Giménez en el 80. Y la jugada polémica en el minuto 70: una mano de Pere Milla en el área ilicitana que el árbitro no vio, y el VAR tampoco quiso ver.
“Sumar siempre es bueno, pero el partido no es bueno, en ningún momento he visto diferencia cuando jugábamos once contra diez, en Primera hay que hacer algo más. Teníamos una ventaja que no hemos sabido aprovechar, nos cuesta la vida”, remarcaba Cervera, visiblemente enfadado con los suyos, en la rueda de prensa postpartido. Un punto más para el casillero que sabe a poco, y a seguir la lucha… pese a los arbitrajes, las lesiones y las propias limitaciones. DIARIO Bahía de Cádiz
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