CRÓNICA. A una semana del inicio de la temporada 2018/2019, el Ramón de Carranza se abría a un atípico Trofeo Ramón de Carranza, un torneo estival histórico del fútbol español (y mundial) que, en su LXIV edición, trata de sobrevivir a la degeneración de este deporte, más negocio que otra cosa cuanto más arriba se está. Con muchas piedras en el camino, el llamado Trofeo de los Trofeos, algo más que una cita deportiva en la capital gaditana, ha pasado de nostálgico e inviable cuadrangular a experimentar este agosto como triangular, con solo dos partidos: una primera semifinal, la de este viernes (en una noche perfecta, sin viento ni mucho calor), y la final del sábado, con el Real Betis Balompié esperando al Cádiz o a la Unión Deportiva Las Palmas, el último campeón.
Un primer encuentro, entre los dos conjuntos que se verán este curso las caras en Segunda, que a estas alturas se toma ya como último (o penúltimo) ensayo de cara al estreno liguero. Tras una pretemporada que, a decir del técnico amarillo, el singular y sincero Álvaro Cervera y pese a sumar pleno de victorias, no está siendo de su agrado, a la espera todavía de que lleguen entre cinco o seis fichajes, mientras se concreta la muy posible salida de Alvarito, y quizá también la de Salvi. Dejen salir antes de entrar. Con todo, la afición del Cádiz sigue tan fiel como era de esperar, y según el club, ya se han rebasado los 15.000 abonados.
Entrando de lleno en esta primera semifinal, televisada y con cerca de 12.000 personas en las gradas (los socios tenían acceso libre), el once local lo conformaron: David Gil bajo palos; Matos, Rober Correa, Marcos Mauro y Kecojevic en defensa; Álex y José Mari en el centro del campo con Aketxe en la mediapunta; Manu Vallejo y Agra de extremos y Mario Barco en la delantera.
Con poco ritmo comenzó a rodar la pelota, entre dos rivales buscando posicionarse. Los gaditanos, por inercia, pasaron a llevar la iniciativa en los primeros minutos, y en el 10 se concretaba la primera oportunidad de cierto peligro, un tiro cruzado del rescatado Aketxe, a la que respondía poco después el conjunto canario, de verde, con un remate de cabeza de Rubén Castro dentro del área chica.
El recién descendido de Primera, con el paso del crono, se vio más cómodo adueñándose del balón y sobándolo, y los de Cervera, tratando de hilvanar alguna contra rápida. Todo ello, entre la densidad y ritmo lentorro propio de un choque estival.
Acercándose la media hora, los de amarillo animaban a su parroquia con dos ocasiones casi consecutivas: un centro de Correa que no conseguía cabecear en el segundo palo el canterano Manu Vallejo, y un mano a mano del ex del Lugo Mario Barco, que salvaba el guardameta. En un lance posterior, caía Agra dentro del área y se pidió penalti, pero el árbitro no quiso ver nada. Y en el 37, era de nuevo un motivado Barco el que tenía cerca el primero, con un remate forzado que daba en el palo, tras una interesante jugada. Dos minutos después, tras un tiro algo lejano de Álex, en el rechace hasta dos cadistas lo intentaban, estrellándose contra Raúl Fernández. El Cádiz quería imprimirle electricidad al juego, y el Las Palmas dormir al Carranza. Y con otra ocasión de un Agra con ganas, se llegaba al ecuador, con la grada reconociendo el puntito de mayor ambición de los suyos, sin fortuna de cara al gol… ¿cómo la última temporada?
Con la entrada al campo de Servando, por Kekojevic, y un lanzamiento desde fuera del área del voluntarioso Vallejo, se reiniciaba esta semifinal del torneo, con los de casa algo más enchufados. Los insulares apenas proponían, sin embargo en el primer acercamiento en el 56, Rubén Castro colaba el 0-1 cabeceando un centro lateral.
La reacción inmediata de Cervera fue cambiar todo el centro del campo, recurriendo a Garrido, Perea y Karim, en lugar de Álex, José Mari y Aketxe. Y a continuación a los extremos, Salvi por Agra y Juan Hernández, que tuvo una oportunidad nada más salir, por Manu Vallejo. Los entrenados por Manolo Jiménez pasaron a conservar esa mínima renta, y el Cádiz quiso irse arriba en el tramo final, mas le costó crear ante un contrincante encerrado. Se cumplía el tiempo reglamentario y la propina, y parecía que no… hasta que apareció un enorme Salvi Sánchez, para, con un golazo, establecer la más que justa igualada en el marcador, in extremis, y reivindicarse ante los equipos que todavía le siguen la pista.
Con el 1-1, el pase se decidiría en la lotería de los penaltis. Y los visitantes estuvieron mucho más finos: por los de casa fallaron Rober Correa, Perea y Salvi… ¡hay que entrenar los lanzamientos desde los once metros! La UD Las Palmas, sin ser para nada mejor que los gaditanos, jugarán el sábado ante el Real Betis su segunda final consecutiva, en su segundo Trofeo.
“El equipo se ha parecido más a lo que hemos sido siempre porque hemos dejado al rival hacer pocas cosas. Hemos hecho más de lo que esperaba”, declaraba tras el choque un Cervera contento con sus hombres. DIARIO Bahía de Cádiz