Extraordinario ambiente en la tarde del domingo electoral en el Carlos Tartiere, con alrededor de 30.000 personas en las gradas, de ellas más de 1.000 cadistas, para vivir la ida de la primera eliminatoria de la liguilla de ascenso a Segunda. El Cádiz, muy serio, supo lidiar con la presión ambiental y la ansiedad del Oviedo y firmó un buen partido, adelantándose al filo del descanso con gol de Jona, gol importantísimo por su valor doble. Tras el descansó apretaron los asturianos y lograron la igualada. Todo se decidirá en el Carranza el próximo domingo.
Ambiente de lujo en la tarde del domingo electoral en el nuevo Carlos Tartiere, con alrededor de 30.000 personas en las gradas, de ellas más de 1.000 cadistas, para vivir la ida de la primera eliminatoria de la liguilla de ascenso a Segunda. El destino ha querido que se vean las caras dos equipos históricos que querían evitarse en este cruce de campeones de grupo, Real Oviedo y Cádiz CF; dos conjuntos con similares urgencias por dejar el pozo de Segunda B y envidiables aficiones.
Claudio Barragán no sorprendió para nada con su once titular: Aulestia, Mantecón, Josete, Servando, Tomás, Garrido, Juanma Espinosa, Villar, Kike Márquez, Fran Machado y Jona. Por el contratiempo de la lesión de Andrés Sánchez esta misma semana, el club se ponía manos a la obra para reemplazarlo por otro lateral de garantías, y se fichaba a Alberto Prada, del Zamora, pero el técnico optó por confiar en el canterano Tomás para este primer envite, televisado por Canal Sur.
Pese a la presión ambiental, los de amarillo supieron controlar los nervios ante la ansiedad de los ovetenses en el tramo inicial del encuentro, sin acercamientos a puerta. Un partido muy serio de los visitantes y un Oviedo que no terminaba de tomar el dominio de la pelota, y que no inquietaba. De hecho, los asturianos no probaban a Aulestia hasta el minuto 41, cuando Borja Valle lo intentaba desde la frontal. El Cádiz ya había gozado de oportunidades antes, en los pies de Fran Machado y de Kike Márquez, un disparo que, si Esteban no mete una gran mano, se colaba por la escuadra.
Hasta que al borde del descanso, se hizo el silencio en el Tartiere: Juan Villar centraba desde la derecha a la perfección para que Jona casi que solo tuviera que empujar la pelota, subiendo al marcador el primero de la tarde, un 0-1 importantísimo en este tipo de eliminatorias a doble partido.
Como era de esperar, el Oviedo apretó fuerte en la segunda mitad y el Cádiz supo estar a la altura, hasta que primero se estrellaba un balón en la madera de Aulestia, y en el minuto 36 Cervero cabeceaba una pelota imparable, estableciendo la igualada, quizá ya justa a esas alturas.
En los últimos minutos, el choque se volvió bronco y tenso e incluso el árbitro terminaba expulsando a Garrido en un barullo, y se perderá la vuelta el domingo que viene en el Ramón de Carranza. Noventa minutos en los que los gaditanos parten con una mínima doble ventaja: jugar ante su afición y el gol marcado en casa del Oviedo, con valor doble. Segunda división está un escalón más cerca, pero todavía quedan muchos peldaños. No hay que confiarse ni perder la cabeza. Pero, poder, se puede. DIARIO Bahía de Cádiz
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