JORNADA 18. “Nos toca ser nosotros”. Era el deseo expresado por Sergio González en la previa del último compromiso liguero del año del Cádiz, y penúltimo de la primera vuelta de LaLiga EA Sport (la Primera división de toda la vida). En pleno ambiente prenavideño, el Nuevo Mirandilla recibía en la tarde bastante gélida del jueves a la Real Sociedad, de Champions. Una complicada piedra en ese tortuoso camino en el que andan tropezando los amarillos buscando esa victoria que se les resiste desde principios de septiembre.
“Es una oportunidad de oro para irnos todos más contentos a celebrar las fiestas, por los puntos, por transformar las sensaciones en una victoria en casa ante nuestra gente. El equipo va a más en estos últimos partidos”, apostillaba el técnico de Hospitalet horas antes del duelo.
Cita a la que se añadían las bajas de Roger Martí, que se retiraba lesionado para unos meses en la última jornada, y la inesperada de Conan Ledesma por temas personales. Así, de entrada, el Cádiz comparecía ante los 17.600 fieles de su estadio con: David Gil, bajo palos; Iza, Lucas Pires, Fali y Chust, en defensa; Rubén Alcaraz y Álex Fernández, en el centro del campo, con Iván Alejo y Robert Navarro en los extremos; y arriba, Maxi Gómez acompañando a Chris Ramos.
Tras un minuto de silencio en recuerdo a Rafael Garófano, circunstancial presidente del Cádiz CF en aquellos tiempos en los que la entidad se convertía en obligada Sociedad Anónima Deportiva con dinero municipal, arrancaba el choque con los de casa queriendo jugar, acumulando el 98% de posesión durante los primeros cinco minutos, y reclamando un posible penalti de esos que en su área hubiera rearbitrado el VAR.
Un trallazo de Pires al borde del 10 que se topaba con la defensa; y en el 18, casi marcaba Zubeldia en propia meta: un cabezazo de Chris Ramos impactaba en el contrario y Remiro debía estirarse con reflejos. Los de Imanol Alguacil ya se habían hecho con mayor control, estéril, de la situación, mientras seguían siendo los gaditanos los que se acercaban más al gol, como en el minuto 21, cuando Ramos fallaba lo infallable solo ante el portero.
Hasta el descanso, ya no hubo más ocasiones de verdadero peligro pese a que el duelo se iba convirtiendo en un correcalles igualado; la Real ponía calidad y velocidad en sus momentos de arreón, aunque sin probar al meta cadista, y los amarillos contrarrestaban con garra y empuje.
IGUALDAD SIN GOLES TAMBIÉN TRAS EL DESCANSO
Con Iza Carcelén salvando el más que probable 0-1 arrancaba la segunda mitad, con los vascos más incisivos; mas no tardaba el Cádiz en entrar en calor y en frenar a los realistas. Eso sí, en el 58, el gran susto del momento se lo llevaban los cadistas, con el remate al travesaño de Zubimendi. Respondía minutos después Maxi Gómez, pero muy desviado.
Tocaba mover los banquillos; por parte local, precisamente se retiraba el uruguayo, Navarro y Álex y entraban Sergi Guardiola, Sobrino y Kouamé. Sin embargo, el encuentro no había quién lo desatascara. Y Sergio probaba también sacando a Alejo por el desaprovechado Brian Ocampo, cuando restaban quince más el descuento.
Ramos a punto estaba de marcar en uno de sus testarazos en el minuto 77, repelido por un buen Remiro, y la grada creía que se podía ir a por los tres puntos, metiendo presión con el “¡a por ellos, oé!”. Entrado en el 80, se caldeaba el ambiente con otro posible penalti al delantero gaditano, ignorado por el árbitro y los de las pantallitas, y Alcaraz mosca revoleando a Kubo.
Ya dentro los seis de tiempo extra, se retiraba Fali medio conmocionando tras un encontronazo previo y su lugar lo ocupaba Javi Hernández, ni Momo ni Mere. Y entre parones, caídas y faltas, se fue escurriendo lo poco que quedaba de partido, que se cerraba con el 0-0 inicial.
Quinto empate consecutivo de este Cádiz que dice adiós a 2023 milagrosamente fuera de zona de descenso, al borde, gracias que los que están más abajo no levantan cabeza; y con esa espinita de llevar ya 14 duelos sin ganar, pese a mejorarse las sensaciones de jornadas atrás. Esta vez, sí, se compitió y se buscó la victoria.
En su reflexión post-partido, Sergio González reflejaba que “el equipo sigue en línea ascendente. Es un punto muy valioso, si lo sumas a lo acumulado es bueno pero no extraordinario. Hemos hecho más méritos que puntos tenemos, esta es nuestra realidad, aunque en esta línea no nos puede reprochar nadie nada”. DIARIO Bahía de Cádiz