JORNADA 35. ¿Otra final? Otra final, finalísima. El Elche, casi salvado, visitaba al Cádiz en la tarde de un sábado espectacular, de playa, un Nuevo Mirandilla ambientado (con más de 17.600 almas en la grada) y con sólo una opción en mente (sabiendo que el Granada le había goleado un rato antes al Mallorca): ganar o ganar, para seguir afrontando con posibilidades los tres envites que restan para ponerle el lacito a la temporada, ante la Real, el Madrid y el Alavés.
“Necesitamos los tres puntos. El equipo está concienciado, cada vez queda menos tiempo. Es el partido más importante porque es el más inmediato. La responsabilidad no tiene que pesarnos. Debemos demostrar la idea principal, las ganas de querer hacerlo y que afición y equipo se retroalimenten”, dejaba como apuntes Sergio González en su rueda de prensa pre-partido.
Ante la baja una semana más de una pieza clave como Rubén Alcaraz, los de amarillo salían al verde con un centro del campo conformado por José Mari y Álex Fernández. En la defensa, Akapo, Pacha Espino, Luis Hernández y Fali (Chust anda con molestias); y arriba, Alejo e Idrissi de extremos y el enrachado Lucas Pérez y Negredo en la delantera.
A diferencia de los últimos choques, los de casa no estaban dispuestos a desperdiciar la primera mitad y empujaron, alentados por la afición, desde el pitido inicial, embotellando en su campo a los ilicitanos. Aunque el primer disparo con intenciones lo protagonizaba Kike, sin sorprender a Conan.
En el 18, una buena triangulación cadista, acababa en córner. Mas el dominio del Cádiz se iba diluyendo ante un Elche sin ninguna urgencia que buscaba pausar el ritmo, pero que sin embargo se encontraba de tanto en tanto defendiendo a la desesperada contragolpes eléctricos (Iván Alejo se estaba hartando de centrar, sin encontrar a nadie). En el 30, Álvaro Negredo se iba de su defensor y se estrellaba contra Badia. Como réplica, un tiro lejano de Gumbau lo repelía el meta argentino. Y poco más en esta primera mitad con intensidad decreciente con el paso del crono, y algunas decisiones controvertidas del árbitro, nunca a favor.
El partido se reiniciaba tonto, con los franjiverde cómodos sin que pasara nada y los de Sergio González sin imprimir ese punto de coraje más que necesario. Ya con la grada tratando de alentar a los suyos, en el 55 Negredo cabeceaba fuera, Alejo ponía en aprietos al guardameta, y Álex probaba desde lejos, todo en apenas dos minutos. La afición coreaba el ¡sí se puede! Se podía, claro. Y Alejo en un rechace se volvía a topar con Edgar Badía en el 59.
Cumplido el 64, Víctor Chust entraba al campo por un Fali que se retiraba dolorido, y Tomi Alarcón reemplazaba a José Mari. Un minuto después se pedía penalti en el área alicantina, y seguidamente el trencilla sacaba la roja directa a Eze Ponce por un codazo.
El encuentro estaba estas alturas más tiempo detenido que con el balón rodando.
Otra vez Badía sacaba una mano para desviar un cabeceo de Pacha que se iba colando, en el 71, y a continuación Akapo dejaba su sitio a Rubén Sobrino sobre el verde. Los de amarillo ya jugaban con una línea de tres atrás.
El gol más que buscado debía llegar, por justicia, tarde o temprano. Y llegó al borde del 80, en un testarazo de Negredo. Y con el Nuevo Mirandilla en plena locura de felicidad, dos después marcaba Sobrino el segundo, aprovechando una indecisión entre el portero y la defensa.
Para la fiesta de los últimos minutos se incorporaban Choco Lozano e Iza Carcelén, con cinco de propina, y la ola en el graderío del coliseo gaditano. Se estaba fraguando la tercera victoria en casa de la campaña, y el Choquito marcaba el 3-0, para desatar un poco más la euforia cadista; e incluso Sobrino estaba a punto de hacer el cuarto. A falta de tres jornadas, con 35 puntos, los de la Tacita ven el descenso a tres. Nadie quería abandonar esta tarde el Nuevo Mirandilla, ni jugadores ni afición. La felicidad debe ser algo parecido a esto…
“La fe que tiene el equipo en sus posibilidades la estamos demostrando en todos los partidos”, subrayaba un Sergio González contento con los suyos, en su comparecencia. El técnico de Hospitalet resumía esta cita vital incidiendo en que “es importante cómo hemos entrado en el encuentro. Y en la segunda parte, antes de la expulsión, ya habíamos dado un paso adelante. Es una alegría para todos, jugadores y afición. Era un paso obligado ganar, pero esto no se acaba aquí”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway