JORNADA 25. “Estamos rabiosos, con ansiedad, con ganas de darle a la afición una victoria. Ganar en casa tendría un valor triple”. Así se expresaba Sergio González en la previa de una nueva final en el Nuevo Mirandilla, por no descender y mucho menos antes de tiempo y sin pelearlo. En la tarde del sábado visitaba el templo amarillo el Getafe. Si al Cádiz CF se le resiste ganar en casa, a los madrileños se les atraganta ganar como visitante.
Y de inicio, un once novedoso por parte de los gaditanos. El técnico catalán rescataba al recuperado Fali para hacer trío en el eje de la defensa con Chust y Lucas Hernández, y darle más aire en las bandas a Pacha y Akapo. El centro del campo era para los dos jugadores llegados del Real Valladolid este invierno, San Emeterio y Rubén Alcaraz. Y arriba, terreno para Choco, Negredo y Lucas Pérez.
De ambientazo, casi 16.000 almas en la grada con ganas de darlo todo, no queda otra, y un deseo: que el Alberola Rojas no se convirtiera en protagonista. Por si acaso, en Preferencia, una pancarta bien grande con el célebre “árbitro guapetón”.
Sin embargo pronto resonó el “¡hasta los huevos, estamos hasta los huevos!”. En el minuto 3 el colegiado detenía el choque, y chivado por el VAR revisaba unas posibles manos de Álvaro Negredo en el área. Pitaba, sin dudar, la pena máxima, y en el 5 marcaba Mayoral desde los once metros. Bien empezaba la cosa…
Se ponía todo un poco más cuesta arriba, aunque el mismo Negredo levantaba algo los ánimos en el minuto 10 con una vaselina. Los de Quique Sánchez Flores no tardaban en recular, agobiar con la presión y perder todo el tiempo del mundo, mientras a los amarillos, aunque querían irse arriba, les costaba encontrar huecos entre tanto rojo.
En un rechace, Pacha Espino probaba de lejos, allá por el minuto 25, pero también el esférico desviado; el uruguayo igualmente lo intentaba un ratillo después, aunque quizá la opción de buscar un centro hubiera sido más productiva. El empate, merecido ya, tendría que haber llegado en el 38, pero la pierna de Pacha no llegaba a un pase de la muerte del hondureño, de los más activos, que se paseaba por delante de la portería. Sí llegó en el tiempo extra, con tanto del delantero de Vallecas, culminando una gran jugada de combinación.
Un gol de esos llamados psicológico que el cadismo cantó con una mezcla de esperanza y alivio. Con el “¡sí se puede!” de fondo, enfilaban los jugadores el túnel de vestuarios. Y las estadísticas subrayaban en ese momento un 70% de posesión a favor de los de casa, algo inimaginable durante tantos años de exitoso cerverismo, hasta que los jugadores se cansaron de no jugar.
Con desorden y desconcierto volvía a rodar el balón. El Geta parecía salir más enchufado y ahora sí, con prisas, tras su parsimonioso primer tiempo. Pero también con más nervios y dudas. Al otro lado, el Cádiz se mostraba convencido y seguía atacando sin mostrar desesperación, y ofreciendo destellos de equipo que hasta sabe tocarla. En el 59, en una falta directa peligrosa, Lucas Pérez la estrellaba en el travesaño.
El pseudo-asedio cadista se mantenía, aunque ya sin Fali, obligado a retirarse con molestias y reemplazado por Juan Cala. Y Choco Lozano se topaba con el portero Soria en el 66, en una contra más que clara. A estas alturas, con los visitantes casi conformes con el punto y el árbitro parando el juego cada vez que uno de ellos caía por cualquier ráfaga de aire o leve toque, la ofensiva amarilla se iba enfriando y el míster recurría a dos cambios para el tramo final: Salvi entraba por Akapo y Sobrino por Choco.
En el 80, asustaban los de Madrid con un trallazo lejano de Sandro. Y Alcaraz lo volvía a intentar de falta directa, sin resultados. Ante otro caído en ‘combate’, Fede San Emeterio, José Mari saltaba al verde tras meses de lesión y con cinco minutos reglamentarios por delante. Faltaba el arreón definitivo, aunque los de Sánchez Flores jugaban sus armas revolcados por el suelo una y otra vez, y así era complicado hilvanar nada. Se decretaban seis minutos de propina, y ya no pasaría nada reseñable. Otro partido luchado, pero con resultado insuficiente.
“No entendemos otro camino que no sea este. La segunda parte ha sido muy completa. La recompensa no está llegando pero tenemos que seguir en esta línea”, confiaba ya en el postpartido Sergio González, incidiendo en que “las sensaciones hacen que confiemos todavía. Sin balón y con balón, sobre todo, se ven cositas. Va todo en contra, pero tenemos que seguir creyendo”. Y repetía que “estoy contento con todo, lo que veo en los entrenamientos y en los partidos. Sólo nos falta tener acierto”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway