JORNADA 24. Nueva derrota del Cádiz en el Nuevo Mirandilla (0-2) ante el Real Betis, coincidiendo con la noche de la final del Falla, en un horrible partido de los amarillos, que recibieron un gol al inicio de cada parte. Pero peor que el resultado fue la imagen del equipo, que acumula veinte jornadas sin ganar, y que en todo momento fue un pelele en manos de los verdiblancos, que hicieron lo que quisieron cuando quisieron mientras dejaban a los gaditanos desfogarse e intentarlo, demostrando su falta de método, táctica, corazón o calidad.
En su tercer partido como entrenador amarillo, el argentino Pellegrino se decidió por poner de inicio más o menos por los mismos elementos que en sus anteriores encuentros. Las novedades de Fali y Alcaraz, ausentes en la jornada pasada, fueron las únicas noticias en un once titular tan soporífero como el equipo mismo. Y con estos protagonistas, y en una desapacible noche de esas que ya casi no se recuerdan aquí, este Cádiz volvió a la costumbre de salir al campo con una importante torta encima, de manera que en el minuto 6 William José puso el 0-1 en el marcador tras una pérdida grosera del balón de Pires y un desnorte, capitaneado por Fali, de toda la defensa.
Con esta ventaja en el marcador desde el inicio, el Betis se empezó a dejar de ir con la seguridad de que el Cádiz es un equipo completamente inofensivo y estéril en ataque. Por decirlo de manera resumida: no saben jugar. Son capaces de aguantar con cierto éxito y de manera casual para no recibir goles con mucha frecuencia, pero a la hora de intentar acercar la pelota a la portería rival, son totalmente inoperantes.
Así, el primer tiempo fue pasando entre la desesperación de los locales por su propia ineptitud, un par de disparos lejanos más desviados que la mirada de Oriol Junqueras, dos o tres jugadas, a la media hora ya, donde Pires, se embarulla, Ramos no llega o Sobrino no es Messi, y sobre todo esto flotaba la sensación de que el equipo de Pellegrini podría meter el segundo en cuanto apretaran lo más mínimo el acelerador. Aún así, en el 40 Escalante tuvo el empate al rematar desde la frontal un balón que Rubén Sobrino le cedió tras bajar uno de esos esperpénticos centros de Alejo.
Es difícil de entender el juego de los amarillos cuando tienen que proponer en ataque. Esos jugadores realmente no pueden ser tan malos como demuestran partido tras partido, pero el repertorio de balonazos sin sentido, malos controles, pases imprecisos, fallos de colocación, carreras a lo loco, centros al pelú, regates a destiempo y protestas continuas hace recordar más al patio de un colegio de preescolar que a un equipo profesional de fútbol. Y esto no quita que el equipo no se deje sobre el campo hasta el último centímetro cúbico de sudor, al menos en esta primera parte, pero algo pasa ahí que no dan para más. Como conjunto, no hay una propuesta trabajada, y como individualidades, nadie demuestra tener la capacidad de tirar del carro.
SI LOS TITULARES SON LOS QUE SON, ES PORQUE LOS DEL BANQUILLO PRESENTAN AÚN MÁS DEFICIENCIAS
Con el inicio de la segunda parte, se produjo el debut en casa de Juanmi que saltó al campo en vez de Iván Alejo. Y lo primero que hizo fue perder un balón que propició la contra del rival y el 0-2 en el marcador, de Fornalls. Se ve que se ha adaptado rápidamente al juego de este equipo.
Con este panorama, si había pocas esperanzas, ya no quedaba ninguna de sacar algo positivo. El decorado del partido era el mismo que hasta el ecuador, con los amarillos naufragando en cada estrambótico intento y los visitantes mirándolos como la vaca que ve pasar el tren pero demostrando peligro en cuanto se ponían a ello.
Pellegrino puso en el campo en el minuto 69 a Álex Fernández y Guardiola, en vez de Escalante y Sobrino, a ver si pasaba algo. Y como era de esperar con estos dos jugadores vista la temporada que están desarrollando, no pasó nada. Sólo Navarro, quizás el menos aplatanado del plantel, con un disparo lejano a la salida de un córner fue capaz de probar los reflejos del portero visitante en el minuto 72. El catalán fue sustituido a falta de diez minutos por Maxi, otro de los grandes éxitos de la secretaría técnica. Es evidente que, si los titulares son los que son, es porque los que se quedan en el banquillo presentan aún más deficiencias.
La aburrida segunda parte fue acabando con un corner rematado por Fali en el minuto 85. Los amarillos se había dado por vencidos y jugaban al tran tran, sabiendo que no tenían nada que hacer desde hacía ya mucho tiempo. Daba la impresión de que el Betis se había apiadado de su rival y simplemente le dejaba juguetear con la pelota como el que deja jugar a un niño chico. Entre los gritos de “Vizcaíno dimisión” de la grada, los malos gestos entre los propios jugadores locales, que denotan el estado mental del vestuario, y el lanzamiento de los chubasqueros regalados al campo, el colegiado dio por terminado el derbi antes de tiempo viendo que la cosa ya era un sufrimiento demasiado largo.
Si en los anteriores partidos desde la llegada de Pellegrino el banquillo había demostrado cierta solvencia, el castillo de naipes se ha venido abajo estrepitosamente cuando se ha intentado jugar en lugar de limitarse a verlas venir. Es un equipo con grandes carencias y lo mismo es que simplemente no se le puede pedir más. Esta noche ha sido la constatación de la ruina deportiva que es esta plantilla. O quizás es el entrenador que no es capaz de sacarle rendimiento. O quizás es la directiva que está viendo el desastre y trae a dos desconocidos sin currículum y un goleador que no ha marcado en sus últimos 30 partidos. En definitiva, un proyecto que hace aguas por todas partes. Será una gran sorpresa si el año que viene no vemos pasar al Eldense por el Nuevo Mirandilla, y dentro de dos años, si no ha llegado el maremoto esperado por todos, al Ceuta, la Balona y el Sanluqueño. DIARIO Bahía de Cádiz