JORNADA 35. El Elche, actual líder de Segunda división, pisaba en la tarde del sábado de Pasión el Nuevo Mirandilla para poner a prueba a un Cádiz que, tras el baño de realidad de los últimos duelos que lo han despertado del iluso sueño de pelear por el playoff de ascenso, no quiere volver a la pesadilla de verse con el miedo de merodear lo más bajo de la tabla en esta recta final de curso. Sin embargo, la mala dinámica en la que se ha metido en menos de un mes empieza a preocupar más de la cuenta…
“Contra los equipos de arriba estamos ofreciendo nuestra mejor versión, hemos competido bien, y vamos a ver si, contra el mejor equipo hasta ahora, somos capaces de dar una buena versión nuestra y podemos ganar. Tenemos mucha ilusión”, apuntaba en la previa el técnico Gaizka Garitano.
Y tras una semana pendiente de las molestias que arrastra Javi Ontiveros, finalmente aparecía en el once titular, con Álex Fernández como principal novedad. Así, saltaban al verde: David Gil, bajo palos; Iza, Climent, Chust y Kovacevic, en defensa; Alcaraz y Diakité, en el centro del campo, con Álex más adelantado; Sobrino y Ontiveros tirados a las bandas; y como hombre más adelantado, Chris Ramos.
Desde el pitido inicial, el conjunto blanquiverde pasó a dominar sin titubear ante un Cádiz dedicado a presionar, tratar de robar y menear unos segundos la pelotita antes de perderla en algún pase a la nada.
En el 9 llegaba el primer susto en el área de Gil, cuando se paseaba el balón y Mourad sólo tenía que empujarla, mas no lo hizo. Y en el minuto 17, se veía venir, el Elche marcaba el primero, obra de Agustín Álvarez sin oposición de una defensa difuminada. Un sector grada, tras muchas semanas de calma tensa, retomaba los gritos contra el presidente Manuel Vizcaíno, y entretanto, el árbitro anulaba ese 0-1 por fuera de juego, chivado por el VAR. El cadismo respiraba…
Volvía el empate al marcador, por los pelos ya que en el 21 Mourad fallaba una clara ocasión ante David Gil. En la otra portería, Chris cabeceaba desviado una falta, el primer acercamiento más o menos tangible de los gaditanos.
Poco después, en un mal saque de puerta de Dituro la pelota le caía a Rubén Sobrino que, sin pensárselo, lanzaba desde fuera del área con el meta adelantado, y no acertaba. El mismo Sobrino protagonizaba la siguiente acción, robando, plantándose en el área, taconeando atrás a Ramos, quien la estrellaba contra la madera, para desesperación de los 14.000 presentes en las gradas (salvando a los 200 alicantinos).
Los amarillos ganaron pulso tras el gol anulado del rival, que se veía incómodo sin tener el control de la situación, pero que de tanto en tanto asustaba: en el 37, Agustín Álvarez cabeceaba desviado en el área pequeña. También trataba de cabecear en la siguiente jugada el delantero gaditano, y terminaba sangrando tras impactar con un defensor.
Ya en el descuento de cuatro minutos, los hombres de Garitano siguieron achuchando, a su manera: Víctor Chust se inventaban un zapatazo que ponía en aprietos al guardameta, y a continuación probaba todavía desde más lejos Alcaraz, para cubrir el expediente. Y con el líder sin saber cómo salir de su campo, llegaba a la meta un primer tiempo abierto.

GOLAZO, VAR E IMPOTENCIA OFENSIVA
Con un lanzamiento a las nubes de Moussa Diakité se reiniciaba el encuentro. Diez después, Sobrino cabeceaba a las manos de Dituro culminando una interesante contra. Y entre una y otra acción, volvía a imponerse el monólogo de los de Sarabia, sin compartir la pelota, pero también con poca profundidad y puntería.
Hasta que en el minuto 65, cuando no pasaba nada extraordinario, en un lance puntual Álvaro Núñez marcaba un golazo imparable desde fuera del área, cogiendo a todos desprevenidos.
El técnico vasco ni se lo pensó, y de inmediato movía el banquillo, retirando a Sobrino, Diakité y Álex, y dando entrada a De la Rosa, Melendo y Roger. Y en el primer arreón tras el varapalo, empataba el Cádiz con tanto de Chris Ramos. Sin embargo, duró poco la alegría: se invalidaba por supuesto fuera de juego del extremo onubense.
El Cádiz se echaba arriba, a la desesperada (y desesperando), y los franquiverdes pasaban a especular y a perder tiempo, pero también a aprovechar los espacios que iban dejando los de casa en la retaguardia. En el 78, Ontiveros probaba sin fortuna desde la frontal; y en el otro lado, Gil debía lucirse ante un disparo de falta directa de Nico.
Como últimos recursos, Carlos Fernández y Brian Ocampo saltaban al terreno de juego por Chris y Ontiveros, culminando un partido bastante gris, teniendo en cuenta lo que se espera de él. Ya en la propina, atacando sin orden ni concierto, en el 91, el inédito delantero cedido por la Real estaba a puntito de estrenarse, pero la defensa sacaba el balón sobre la línea; y a continuación fallaba un mano a mano, aunque la acción estaba anulada. Y se acabó: alegría entre los ilicitanos tras el pitido final, y otra gotita más para seguir llenando el vaso de la indignación contenida del desilusionado cadismo.
Tercera derrota de los gaditanos en los últimos cuatro envites en los que sólo se ha sumado un raquítico punto. Y como gane el Eldense su partido de la presente jornada, la zona de descenso quedará un poco más cerca, a tres.
“NO SOMOS UNA BANDA”
¿Hay que ponerse nervioso? Preguntado sobre ello en rueda de prensa el entrenador del Cádiz defendía que “no le he perdido el respeto a la situación en la que estábamos cuando llegué, y en la que seguimos; pero no somos una banda, en cualquier momento podemos ganar. Hay que seguir, tenemos argumentos”.
De hecho, para Garitano, su equipo ante el Elche “ha hecho más cosas como para perder así. Hemos tenido más ocasiones, pero no nos sale nada de cara al gol. El fútbol es el gol. Tenemos que meter las que tenemos. Nosotros estamos ahora con ese puntito en el que no nos salen las cosas. Pero no podemos quedarnos sólo con la derrota y pensar que todo está mal. Estamos compitiendo, me quedo con eso”. Y pese a todo, “es un día jodido”, apostillaba compungido ante la prensa. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway