JORNADA 23. El Cádiz se vuelve de las Baleares con una derrota que le complica mucho la permanencia en Primera, tras un extraño pero entretenido partido que, si bien los locales quizá merecieron ganar por el número de ocasiones claras generadas, seguro que la manera de hacerlo no fue la más justa, tras aprovecharse de dos penaltis modelo Walt Disney que nunca se hubieran pitado hace dos años en un campeonato serio como la liga española.
Salieron los amarillos con Alcaraz y Lucas Pérez en la alineación titular, Haroyan acompañando a Chust en la línea de centrales, Carcelén volviendo al lateral derecho y dominando el encuentro desde el principio. El equipo movía el balón con cierta soltura ante un Mallorca inane, paciente, replegado; y obtuvo su premio en el minuto 7 con un fantástico gol desde la frontal de Alcaraz, tras una eficiente y habilidosa jugada de Alejo.
Como es lógico, los de casa despertaban, teniendo Ledesma que despejar un cabezazo tras un corner en el minuto 12. La sensación de peligro no era muy acusada en esta fase del encuentro, y los gaditanos (alguna vez nos tendrán que explicar, por cierto, el tema de las horrorosas e históricamente erróneas calzonas amarillas) incluso pudieron marcar el segundo en un vibrante contraataque que Iza acabó defectuosamente. Pero aún así, el equipo cadista se empeña habitualmente en complicarse la vida con total naturalidad y Alejo cometió un infantil penalti en el 18 agarrando de la manita al excadista Oliván cuando intentaba rematar deseperadamente un centro largo que no iba a ninguna parte. La acción no influyó para nada en que el delantero mallorquinista no llegara a la pelota, pero el local se aprovechó de lo bisoño del visitante. Salva Sevilla logró así el empate.
Con la igualada en el marcador, los bermellones apretaron bastante más, mientras el Cádiz no renunciaba a jugar la pelota cuando le tocaba tener la posesión, aunque sus merodeos por el área local eran inofensivos como el puré de patatas. En la otra portería, sin embargo, el japonés Kubo pudo marcar el segundo en una bonita jugada por la izquierda que remató fuera y Ledesma tuvo que hacer una brillante parada a un remate de cabeza de Muriqi en el 35. La respuesta de los amarillos fue un débil remate de Negredo en el 43 tras un lance lleno de rebotes, idas y venidas. Un minuto después, Kubo de nuevo realizó una fantástica jugada que volvió a acabar fuera. El Cádiz respondió con un doble remate de Lucas y Alcaraz que inexplicablemente ninguno de los dos pudo meter, así como también fue increíble cómo el remate de Ángel Rodríguez en el otro lado del campo dio en los dos palos y no entró.
El final de la primera parte llegó en cierto modo como un alivio para los cadistas, ya que desde que marcaron su gol, se vieron claramente superados por el Mallorca que quizá no tuvo la suerte que mereció, aunque lo cierto es que los visitantes pudieron también haberse ido al descanso por delante. El partido estaba realmente entretenido, vibrante y con ocasiones para ambos bandos.
OTRO ¿PENALTI? CHIVADO POR EL VAR
Al comienzo del segundo tiempo, el encuentro se calmó en cuanto a ocasiones, pero no así en lo que a intensidad se refiere. Los hombres de Luis García trataban de llegar a la portería rival a base de fuerza y velocidad. Los locales se demoraban más con el balón. En el 61, un Salvi que pasó desapercibido y un Alejo revoltoso pero no muy acertado dejaban sitio en el campo para Sobrino y Jonsson. Ambos evidenciaron en su actuación sus principales características: el danés aportó esfuerzo y escasa calidad con la pelota, y el manchego hizo lo de siempre, que todavía en Cádiz nadie sabe qué es pero que no tiene pinta de ser algo aprovechable.
Y mientras estaba el juego parado con los mencionados cambios, el VAR saltó al campo sorpresivamente como esas personas que se lanzaban desde la grada a correr en pelotas, que nadie les llama, hacen más gracia a unos que a otros y suelen causar vergüenza ajena. Según el jurado arbitral de las pantallitas, una salida como tantas otras de Conan Ledesma en la que golpeó accidentalmente con la rodilla a un delantero del Mallorca debía ser penalti. Tras las preceptivas protestas de todo el mundo, Muriqi transformó la pena máxima en el segundo gol de los locales. El sistema de vídeo arbitraje habrá eliminado las discusiones sobre la actuación de los colegiados, pero ha trasladado el punto de mira de las mismas hacia aspectos extradeportivos mucho más aburridos y sospechosos. Además seguro que ningún niño quiere jugar al fútbol porque el VAR está ahí, y eso ya es un motivo más que suficiente para cuestionarlo.
A partir de ahí, el partido no cambió mucho. Los gaditanos procuraron intentar salir más al ataque, pero siempre de manera un tanto deslavazada y sin las ideas muy claras, mientras los locales contemporizaban un poco más y con la portería contraria en la cabeza. En el 74, Sergio González sacó del campo a un Álex testimonial que jugó como si estuviera simplemente cumpliendo sus obligaciones contractuales y puso una defensa de tres centrales al sacar a Luis Hernández. Este cambio parece que sentó un poco mejor a los amarillos, que se hicieron con el balón aunque sin plantear muchos problemas al Mallorca. En el 78, Iza logró acabar una jugada con un chut bastante desestructurado, y en el 83 no se sabe muy bien cómo pero un balón despejado por un defensa local acabó en el poste de su propia portería.
Al final, Perea e Idrissi salieron por Lucas y Haroyan. Durante el partido Lucas estuvo luchador y Haroyan combinó momentos de autoridad con una evidente falta de velocidad que le hace ser inseguro y dubitativo. Declararon diez minutos de descuento pero pocas cosas ocurrieron hasta el pitido final. En el 92 Hernández remató un corner fuera para los visitantes, y en el 96 Ledesma despejó al poste un disparo del local Galarreta.
HAY QUE SER OPTIMISTAS…
Dejando a un lado la polémica de los penaltis (el entrenador cadista tachaba “de risa” ambos en rueda de prensa, y el presidente Manuel Vizcaíno ha difundido un comunicado reclamando al presidente de la RFEF, Luis Rubiales, como ya hacía la pasada campaña, que “arregle el tema del VAR; sólo queremos justicia y un criterio igual para todo”), en resumidas cuentas la cosa acabó con una derrota 2-1 que deja bastante tocado al Cádiz en la clasificación, a cinco puntos de la salvación.
Aunque ciertamente se constatan ciertas mejoras con la llegada de Sergio González al banquillo, sobre todo en cuanto a la actitud ofensiva, el equipo sigue teniendo muchas carencias futbolísticas. Pero hay que ser optimistas, porque la principal tara que presentaba el conjunto, que era su total incapacidad mental para competir, seguramente ha quedado atrás. Y hay algunos brotes verdes, como la buena presencia de Alcaraz que se ha convertido en el líder del centro del campo, la aceptable actuación de Chust, las buenas maneras de Hernández o las enloquecidas ganas de Alejo.
El Cádiz de ahora podrá perder o podrá ganar sus partidos, pero al menos no se comporta en el campo como un equipo que ya está derrotado cuando todavía se está amarrando las botas en el vestuario. Visto lo visto, a alguna esperanza tendremos que agarrarnos. DIARIO Bahía de Cádiz