CRÍTICA. ¿Bits como despedida de Triclicle? –la promoción de este espectáculo insinúa que puede ser el último del genial trío catalán–, pienso que no; pero si fuera así, sería una triste despedida. ¿Triste, una obra cómica?: al menos “desaboría”. Desde luego, en absoluto puede considerarse un espectáculo brillante. Divertido, sí –en muchos de los números cómicos que se integran, estallan las risas–, pero no brillante, porque descuida elementos teatrales que conforman las propiedades de obras de mérito.
De entrada, la conexión del espectáculo con el universo cibernético –que da pie al título– e Internet, la red de redes, tan solo afecta al número inicial –ya sería, si ninguno de ellos aludiera al tema–; aunque los gags cómico-visuales, más graciosos que cómicos, proyectados sobre el fondo multipantalla se gestionan con una clara intención funcional de ligazón entre las distintas piezas. No es exigible esa conexión temática, por supuesto; pero pilla desprevenido al público el popurrí que ofrecen al público los comediantes-buhoneros: piezas dispares en ambientes, motivos y personajes; atractivas por el oropel de la comicidad gestual, pero que se antoja todo a la postre como una mélange descolorida, integrada por piezas recuperadas del cajón de sastre tricicliano.
Seguramente, Bits no entrará en las antologías futuras de Tricicle, a mucha distancia en tono y ritmo de otras creaciones como Slastic o Terrific; pero deja marcas de la casa: dinamismo, frecuentes cambios de personajes y (algunas) sorpresivas digresiones cómicas.
Y viene el segundo motivo para el deslucimiento. En la obra vista estos días en el Gran Teatro Falla de Cádiz hay de todo: humor fino e inteligente –sobre todo, en los intermedios elaborados sobre pantalla–, alusiones a piezas propias –a modo de autohomenaje–, homenajes reconocidos a Victor Martí, Moving Mime Picture Show, Les Luthiers y Jacques Tati; y algunos números especialmente divertidos –contemos entre ellos, la escena de los pescadores y el número a imitación de Les Luthiers–; pero también hay sal gorda y el espectador –sobre todo, los asiduos a los espectáculos de Tricicle- sabe lo que va a suceder en muchas ocasiones. Reducida la capacidad de sorpresa y desangelada la comicidad precisamente por eso –en ese sentido, el sketch de la discoteca resulta soso, (alguna carcajada suelta y poco más) a pesar del excelente trabajo mímico del cómico solista–, la hilaridad no prospera en territorio del espectador.
Pongamos en favor de Tricicle que siguen conservando la capacidad de conectar con el público, que siguen propiciando el acercamiento personal –no solo por el saludo a la puerta de la salida del teatro; incluso en la obra, con la rotura de la cuarta pared en el número del perro pulgoso y algunos detalles de complicidad entre ambos– y que, sobre todo, siguen siendo honestos con su propia trayectoria como cómicos gestuales, quizá sobrepasados por su propia historia a estas alturas de la película. DIARIO Bahía de Cádiz Francisco Mesa
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
‘Bits’. Tricicle; guion, dirección y producción. Joan Gràcia, Paco Mir y Carles Sans, actores. Miguel Angel García, producción técnica. Paula Bosch, diseño de escenografía. Luis Martí, iluminación. Ricardo González, diseñador y operador de sonido. Marta Wazinger, vestuario. Toni Santos, caracterización.
Lugar y día: Gran Teatro Falla de Cádiz, 1 de octubre de 1025. Asistencia: tres cuartos de entrada.
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