JORNADA 36. Contundente y merecida derrota del Cádiz en San Sebastián por 3-0 en un espantoso partido de los cadistas que nunca fueron capaces de superar a una Real Sociedad comandada por la fantástica actuación de Silva, que regateó, repartió y bailó con la pelota ante los inoperantes stoppers del equipo gaditano que le miraban como la vaca que mira al tren, sin enterarse de lo que estaba pasando.
Y eso que salieron los cadistas, por cierto totalmente de amarillo porque todo el mundo sabe que el color azul oficial de las calzonas del Cádiz se confunde con frecuencia con el blanco que lleva la Real, presionando a su rival.
Entre los que saltaron al terreno de juego del Reale Arena, antiguo Anoeta, no estaban Alejo, Negredo ni Fali, y sí Chust y Sobrino. También compareció de inicio Tomás Alarcón, que acompañó a José Mari en la medular cadista. El roteño, a los cinco minutos, ya se ganó una tarjeta amarilla, y es que los de Sergio González empezaron con ganas e intentando morder; sin llevar el control del partido pero con la defensa alta y procurando jugar con criterio en cuanto recuperaba el balón. Incluso asustaron a los locales nada más empezar gracias al ímpetu inabarcable de Espino, y a eso del cuarto de hora llevaban a su favor un par de saques de esquina y cierta sensación de mayor peligro que los txuriurdin. Pero sólo era una sensación. En el 18 la defensa deja maniobrar a Silva con completa libertad y este cede un pase brillante a Sorloth que bate a Ledesma con efectividad poniendo el 1-0 en el marcador.
A partir de ahí, los amarillos se derrumbaron como la fábrica de cerveza y la Real se dedicó a mover el esférico en la mitad del campo de los visitantes. Mikel Merino pudo poner el 2-0 en dos ocasiones, pero Ledesma respondió acertadamente. El Cádiz intentaba únicamente lanzar balones en largo a las carreras de Rubén Sobrino, que eran totalmente infructuosas, y a la media hora de partido ya era como si se hubieran ido del campo a tomar unos pintxos, mientras Silva jugaba primorosamente con la pelota burlándose continuamente de la defensa visitante; y Zubimendi o Gorosábel fallaban claras ocasiones.
Este Cádiz era una fotocopia del de la primera parte contra el Athletic, pero nadie sabe muy bien cómo, en el minuto 40 una larga posesión acabó con un pase al hueco hacia Tomi Alarcón que centró para que Idrissi, marcara desde la frontal del área. Claro que el gol fue inmediatamente anulado por el VAR, que está programado en esta liga para resaltar todas las infracciones del Cádiz pero no las de sus rivales. Misterios de la tecnología moderna. La cosa es que a raíz de esta jugada, los amarillos se enmendaron un poco y en los cinco últimos minutos de la primera parte fueron los dominadores, acercándose al portal de Remiro con cierta gracia pero sin eficacia. La primera parte acabó con la sensación de que el Cádiz no se enteraba muy bien de dónde estaba de pie y de que había tenido la suerte de no sufrir un completo estropicio, aunque los últimos minutos daban cierta esperanza de mejora en la segunda mitad.
Esta comenzó un poco como lo hizo la primera, con los visitantes merodeando el área rival a base de saques de esquina y errores de los locales. Álex tuvo un disparo desde la frontal que pasó rozando el palo izquierdo de Remiro. Sin embargo, como ya ocurrió en la primera parte, en cuanto la Real se acercó al área se acabó el cachondeo. Penalti de Alarcón sobre Silva que Januzaj transforma en el 2-0.
Sergio puso en el campo al Choco, Alcaraz y Alejo por Idrissi, Alarcón y José Mari. Ninguno de los seis tuvo su día. El encuentro avanzaba con el Cádiz intentando a trompicones jugar la pelota y el conjunto vasco disfrutando plácidamente de la agradable tarde donostiarra pero provocando los acercamientos más prometedores a la portería rival. Lozano tuvo un par de oportunidades con cierta claridad en el 67 y en el 68, que tampoco fueron para tirar cohetes. Encima, en el 71 Iván Alejo tuvo que abandonar el campo lesionado, y fue sustituido por Iza Carcelén.
Quitando este contratiempo, lo cierto es que el partido fluía suavemente como los jubilados que pasean por el paseo marítimo de la Kontxa. El Cádiz no daba para más y la Real Sociedad tampoco parecía querer hacer más daño. Después del segundo gol donostiarra, todo lo demás sobró. En cierto modo, cesaron las hostilidades y ambos equipos, los cadistas a la fuerza, se resignaron a sus respectivos destinos. Un tratado de paz que sólo se rompió con la segunda pena máxima anotada por Portu ya al final del todo para poner el definitivo 3-0 en el electrónico.
Pese a que los gaditanos no entran en zona de descenso a falta de dos jornadas para despedir el curso, esta derrota pone las cosas muy complicadas. Se hace obligatoria la victoria ante el Real Madrid este domingo en el Nuevo Mirandilla, porque no se puede confiar en que los que van por abajo no puntúen en sus partidos. Todavía no está nada perdido, pero está claro que este equipo, pese a su evidente mejoría con respecto a la primera mitad de la campaña, está cogido con alfileritos y tiene un problema horrorosamente evidente con la efectividad de cara al gol; otro con la calidad técnica de muchos de sus jugadores; y finalmente cierta falta de carisma, alma y liderazgo, tres virtudes muy necesarias a la hora de pelear por no bajar a Segunda. Habrá que creer que es posible la salvación, pero a veces es que nos lo ponen tan difícil… DIARIO Bahía de Cádiz