JORNADA 20. El Cádiz abría en la tarde del domingo en El Sadar, bajo la lluvia, la segunda vuelta del vigente campeonato liguero; un total de 19 jornadas por delante, y 57 puntos en juego, para tratar de salvar la categoría tras una pobre y triste primera mitad de campeonato, demostrando poco o nada en la parcela ofensiva y grietas en la defensiva, con el equipo desmoronado casi cada vez que se ve detrás en el marcador.
La visita a Pamplona, ante un CA Osasuna con dudas tras encadenar una racha regulera (diez jornadas seguidas sin vencer), llegaba con los de amarillo clasificados en octavos de final de la Copa, donde se medirán al Sporting de Gijón el próximo sábado, tras superar in extremis y de chiripa la eliminatoria frente al Fuenlabrada. Y mientras, se siguen cocinando los necesarios refuerzos invernales: de momento el único confirmado es Fede San Emeterio, cedido por el Valladolid. Y a los nombres rimbombantes que suenan (Luuk De Jong, Paco Alcácer, Borja Mayoral…) se suma ahora Diego Costa.
Pero lo verdaderamente importante es LaLiga, y para el choque dominical Cervera planteaba otro once de circunstancias (por bajas obligadas) conformado por: Ledesma, en la portería; inicialmente Chust y Cala de centrales, con Fali y Pacha Espino de laterales (aunque con el paso de los minutos se convertía en una defensa de cinco hombres); más adelantados, Chapela en banda derecha y Arzamendia en banda izquierda, con Jonsson y Alarcón en el centro del campo, y Álex Fernández y Rubén Sobrino, los amarillos arriba.
“Tenemos que buscar nuestro momento para ganar. Hay que defender bien y salir con rapidez”, avisaba el técnico en la previa del encuentro, nada nuevo. Y dicho y casi hecho. Aunque los gaditanos comenzaban asustando tímidamente al rival, poco a poco fueron reculando, metiéndose en su campo, dejándose dominar sin miramientos, centrándose en lo habitual, en repeler, en balonazos arriba y a rezar.
Así, entre el minuto 20 y 30, se concretaron ya varias ocasiones de los rojillos, y sin tener tampoco su mejor tarde: un centro desde la izquierda de Rubén García que Kike remataba fuera; un disparo de Moncayola desde la frontal que rozaba el larguero; y un cabezazo de Budimir en el interior del área que salvaba Conan. Entre tanto, el Cádiz era incapaz de dar tres pases seguidos… ni dos.
Y en el minuto 38 subía al marcador ese previsible 1-0, del croata Budimir, rematando muy solo un centro raso de Kike García desde la derecha, aprovechando un rechace tras un saque de esquina.
Si entre el abatido cadismo había una mínima esperanza de ir al menos a por el empate en la segunda mitad, está duró poco, muy poco. Kike Barja, en una acción rocambolesca, hacía el segundo en el minuto 47. El VAR revisó el gol y no encontró nada reprochable.
Andone ya estaba en el verde, por Chapela, y desde el ecuador, Alejo era de la partida por Jonsson. Pero los visitantes seguían sin tensión jugando a nada, sin reacción pese alguna acción calentita, y para más inri con todos locos sin saber dónde quería recolocar Álvaro Cervera a los suyos. En definitiva, sin competir. Y se sumaban finalmente al desconcierto Osmajic y Bastida, por Arzamendia y Álex Fernández.
El primer disparo de un Cádiz inoperante, y sin más complicaciones para Herrera, lo protagonizaba el delantero rumano de cabeza en el 70. Mientras los navarros ni sentían amenaza alguna ni inquietaban, aunque cuando apretaban mínimamente estaban cerca del tercero, como la nueva ocasión de Budimir en el 80, que abortaba el portero argentino. Y para alargar la agonía, seis minutos de tiempo extra. “Pinta muy mal”, terminaba asumiendo y sincerándose Juan Cala en sus declaraciones en la tele post-partido. El problema no es una nueva derrota, el problemón es la sensación de brazos caídos.
“Para muchas cosas no tenemos respuestas, es lo que ha pasado hoy. Veo factible la salvación, pero hay que cambiar muchas cosas… así no nos vamos a salvar”, abundaba en sala de prensa el entrenador cadista, cada día más cuestionado por un sector de la afición. DIARIO Bahía de Cádiz