“Ledesma salva una goleada”, podría ser también el titular algo engañoso del estreno liguero en el Nuevo Mirandilla de la 2022/2023. Ganó la Real Sociedad 0-1 en un churretoso partido en el que los vascos, mejores, se llevaron los puntos casi en un regalo. Y salieron a relucir las carencias de los amarillos.
JORNADA 1. Mediados de agosto y vuelve el fútbol (o algo parecido), vuelve LaLiga. Y el Cádiz CF afronta su tercera temporada consecutiva en la elite tras la salvación in extremis del pasado mes de mayo, y parece que sin aprender la lección: prácticamente con las mismas caras de entonces (la mayoría todavía de la etapa en Segunda) se presentaba al primer partido de la 2022/2023, y con cierto run run entre la afición (rozando los 17.000 abonados), temiéndose otra campaña de sufrimiento. El objetivo sigue siendo el mismo, la permanencia, pero la idea (ligada al “crecimiento” del club que lanzan los dirigentes) era pasar menos fatiguitas este curso (¿no?), que estará marcado por el parón a finales de año por el Mundial de Qatar.
Y a la espera de esos soñados refuerzos que doten de otras herramientas y más solvencia a los de amarillos, llegó el estreno liguero ante la Real Sociedad, en el Nuevo Mirandilla y en horario impropio del verano, las cinco de la tarde… menos mal que saltó algo de poniente en Cádiz.
“Este domingo se nos puede exigir competir, ser sólidos, compactos, tener las líneas juntas y tener la capacidad de generar, combinar y llegar para hacer gol. Vamos a ver un buen Cádiz que tiene ganas de jugar ante los suyos. El primer lema que tenemos es en el vestuario es que la gente no pueda reprocharnos nada”, apuntaba Sergio González en la previa, una comparecencia en la que dejaba como titular un ilustrativo: “queremos ser un equipo atrevido pero no suicida”.
Consigna que se confirmaba viendo el once titular (también condicionado por las bajas), con tres centrales, aunque Fali se colocaba junto al capitán José Mari en el centro del campo. En la defensa quedaban Chust y Luis Hernández, con Zaldua (la única cara novedosa, y precisamente rescatado de la Real) y Pacha Espino en las bandas. Además, Alberto Perea y Arzamendia, de extremos, y arriba, Choco Lozano y Lucas Pérez. Sin olvidar a Conan Ledesma en la portería, claro.
Bordeando un lleno aparente en el templo gaditano (aunque en cifras, se rondaron los 16.500 asistentes) y una notoria presencia de seguidores vascos, el partido comenzaba con los de Imanol Alguacil activos y empachados de pelota, y los de casa atentos a las contras. En una tempranera, ni en el minuto 2, el delantero hondureño se fabricaba una buena ocasión.
Hasta el 15 no se vería otra oportunidad local, un trallazo de Arzamendia. Y entre tanto, el balón había pasado casi todo el rato en los pies de los realistas, que tocaban y tocaban, daban cierta sensación de peligro, mas no terminaban de inquietar a Conan.
Sin embargo, en el primer disparo entre los tres palos del rival, gol: Kubo aprovechaba en el 24 un descuido defensivo para plantarse solo ante el portero y hacer el 0-1, celebrado de una forma un tanto particular por la afición de la Real presente en Preferencia y en muchos huecos de Tribuna. Fali tenía el empate en un rechace poco después, pero su tiro se iba desviado.
“¡Vizcaíno dimisión; vete pa Sevilla, no te queremos! ¡El Cádiz somos nosotros!”, resonaba en la grada sobre todo desde Fondo Sur durante la pausa “de hidratación”, que había detenido el encuentro cuando los de Sergio González trataban de dar un pasito adelante. Hasta el ecuador, el Cádiz hacía como que atacaba, y el conjunto donostiarra como que se defendía. En la teoría. En la práctica, no pasó mucho más reseñable.
DEBUTA MABIL Y CONAN EVITA LA GOLEADA
Awer Mabil por un Perea inexistente salvo por su detallito de magia habitual para la galería, y para perderla después: la única novedad del arranque de la segunda mitad. La Real ya no tenía ni urgencias ni muchas ganas de corretear, y dejaba hacer a los gaditanos su juego casi siempre insulso e inoperante. Para colmo, en el 61, en una acción aislada, Aritz de cabeza estaba cerca de hacer el segundo para los suyos. Dos minutos después era Silva el que ponía en apuros a Ledesma.
Tomi Alarcón e Iván Alejo reemplazaban a estas alturas a José Mari y Arzamendia. Y entre el palo y Conan abortaban el 0-2 entre un espectáculo de desaciertos e imprecisiones amarillos, que obligaban al argentino, otra vez, a estirarse ante un disparo de Mikel Merino.
Para los últimos veinte minutos salía al verde Negredo por Lucas; con el Muevo Mirandilla, vaya novedad, encrespado con la actuación arbitral. El crono avanzaba sin que pasara mucho, más allá de pérdidas de tiempo y discusiones, y el cambio de Joseba Zaldua por el delantero del filial Mamady Diarra.
El Cádiz al menos logró al borde del 90 meter en su área a los vascos, con centros del keniata-australiano por un lado y de vallisoletano por el otro, aunque sin rematar ni uno; poco antes de decretarse siete minutos de tiempo añadido. Una pérdida de Pacha y un carrerón de Ali Cho perseguido por Diarra, casi supone la sentencia, pero Ledesma estuvo afortunado en el mano a mano, y en otro posterior, antes del pitido final.
Cero puntos y sensaciones reguleras para estrenar la campaña, para añadirse al ambiente enrarecido que se palpa en el cadismo, calificado por el entrenador Sergio González como “neblina”. “Sin balón hemos estado cerca de lo que queremos ser. Con balón nos ha fallado toda la confianza; el año pasado conseguimos ser un equipo fiable con balón, eso buscamos, pero hoy hemos estado demasiado temerosos”, reflexionaba tras el encuentro el técnico catalán, evidenciando, eso sí, que “quedan por delante 37 etapas”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway