JORNADA 19. Derbi andaluz para estrenar 2022 en el Nuevo Mirandilla. Partido “de alto riesgo” raro con dos equipos, Sevilla y Cádiz, mermados por las bajas (muchas de ellas por positivos de Covid-19). Distanciados un mundo en la tabla, con los de Julen Lopetegui persiguiendo al Real Madrid y los de Cervera sumergidos en puestos de descenso, pero con la misma ilusión por amarrar los primeros tres puntos del nuevo año, en la última jornada de la primera vuelta.
A la espera de que lleguen los deseados y necesarios refuerzos invernales (el técnico amarillo ya ha dejado claro que quiere jugadores que no lo duden a la hora de elegir el Cádiz CF, un recadito claro para Luuk de Jong), los de amarillo salían al verde con un once casi circunstancial, “los más sanos y si tienen que estar fuera de posición pues así será”: Ledesma, bajo palos; Akapo, Pacha Espino, Haroyan y Chust, en defensa; Alarcón y Martín Calderón en el centro del campo, con Jonsson más adelantado; y arriba, Chapela, Osmajic y Negredo; el exsevillista además con el brazalete de capitán.
Noche de lunes con unas 14.000 personas en la grada (ni el 75% de aforo máximo limitado de nuevo por la descontrolada incidencia de la pandemia; y supuestamente sin afición visitante, aunque en Tribuna se localizaba un nutrido grupo de sevillistas…), otro singular ‘speaker’ sonando por los altavoces del estadio municipal (“¡¡que se sepa cuál es la mejor afición del mundo… no se os oyeeee… arriba los móviles…. esas luceeees… esos nervioooos… ese Cádiiii!!”), y respetuoso minuto de silencio interrumpido por aplausos en recuerdo de Antonio Navarrete, delegado de campo de los gaditanos durante las últimas décadas, fallecido hace unos días.
El choque comenzaba con susto en el minuto 1, a raíz de un saque de portería fallido de Conan, que acababa en pies del rival y una ocasión clara de Jordán. En el 8, los locales estaban cerca de concretar su primer acercamiento, pero el de Vallecas (jugando de Salvi, aunque al trote) remataba desastrosamente mal un centro desde la izquierda; y en el 11 lo intentaba por sorpresa desde casi el centro del campo. El Cádiz, con más empuje e insistencia a trompicones que calidad, merodeaba el campo sevillista y el público lo agradecía.
Con el paso del crono, los de blanco pausaban el partido con la pelota en sus pies, sin encontrar huecos, mientras los casi siempre bien plantados de Álvaro Cervera se encomendaban ya a despejar, repeler y balonazos arriba y a tratar de generar alguna contra, como la ocasión invalidada a Osmajic por fuera de juego; o un trallazo posterior del canterano Chapela, desviado.
La segunda mitad se iniciaba con un ritmo más propio de pretemporada, con el Sevilla dominador pero sin dar realmente miedo, y los de casa achicando aguas. Un buen contragolpe frustrado daba paso a los primeros movimientos de banquillos en el 55: Álex Fernández y Andone saltaban al campo por Tomi Alarcón y Osmajic. Dos después el Sevilla FC, a partir de una jugada a balón parado, marcaba el 0-1, tanto de Ocampos. Y ese inexplicable sector de aficionados palanganas, hasta el momento guardando cierta discreción, se desmelenaba.
Y en el 62, más cambios: se marchaban Jonsson y Víctor Chust, lesionado, y entraban Iván Alejo e Iza. Los hombres de Lopetegui ante el cierto desconcierto gaditano, sin reacción alguna, estaban cerca de sentenciar, con un disparo cruzado de Ocampos que se iba rozando el palo, y un centro-chut de Acuña que abortaba Ledesma. Ya en la recta final, Sobrino relevaba a Chapela, y Pacha Espino probaba desde lejos, poniendo en aprietos a Bono.
Apretaban los amarillos, se caldeaba el ambiente, y Jordán fusilaba pero no marcaba el segundo tanto de milagro, y poco después era Rakitic el que se topaba con el meta argentino. Ya a estas alturas, Negredo de extremo se arrastraba, literalmente. Y la ocasión más clara del Cádiz, en el 84, la fallaba de cabeza el delantero rumano, asistido por Sobrino. En la siguiente acción, el que la mandaba fuera era Munir, con todo a favor.
El encuentro estaba roto, y los visitantes casi se regodeaban marrando goles ante Ledesma y una defensa agrietada. Al borde del tiempo reglamentario marcaba otra vez Ocampos, aunque el árbitro lo anulaba instantáneamente por fuera de juego. La puntilla no llegó, pero la derrota era la misma. Y la sensación nuevamente de derrotados antes de tiempo, pese a quedar toda una segunda vuelta por delante para tratar de escapar de abajo.
“Cuando el resultado no es en contra, somos un equipo reconocible. Cuando el partido se pone en contra, somos un equipo que permite muchísimo. Hasta el gol de ellos no han tirado porque nos dedicamos a eso, pero luego realmente no hacemos daño ni tenemos sensación de peligro. Hay mucha diferencia entre dos equipos de la misma categoría”, terminaba reflexionando Álvaro Cervera tras el derbi, calcando los argumentos que viene repitiendo demasiadas jornadas en esta liga. “Peleamos, nos entregamos, pero en el fútbol no es sólo eso. Existe calidad, acierto, veteranía”, abundaba el técnico, remarcando ante preguntas de los periodistas que “la realidad es que llevamos los puntos que llevamos. Algo hay que hacer”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway