JORNADA 9. “Encuentro de alto riesgo” en la tarde del sábado festivo nacional en el Nuevo Mirandilla, con amplia presencia policial en el entorno, frente a los cafres. Bonito derbi andaluz entre un Cádiz desnortado e incapaz en este arranque liguero, ansioso por ganar de una vez como local, y un Málaga con hambre recién ascendido a Segunda, sin conocer la derrota a domicilio, aunque algo mermado por las bajas.
“No hay otro camino que seguir luchando para revertir esta situación. No valen nada las lamentaciones, tenemos que remar todos hacia delante. Desde dentro, es el sentimiento que hay, pese a que a todos nos gustaría que los resultados fueran otros. Trabajo y esfuerzo lo hay, y mucho. Este equipo tiene mucho más fútbol de lo que ha demostrado y yo sigo con la misma ilusión y confianza”, sostenía en la previa Paco López, técnico cadista que empieza a sentir en el ambiente cómo se rumorea sobre su posible cese si no termina de enderezar pronto el rumbo sin rumbo de la ‘nave’.
Con la esperanza de Melendo, reincorporándose poco a poco a los entrenamientos, el Cádiz se presentaba de inicio con un once a priori de ciertas garantías ofensivas, al menos por nombres: David Gil, bajo palos; Iza, Zaldua, Glauder y Chust, en la defensa; Alcaraz y Kouamé en el centro del campo; y arriba, Carlos Fernández, Chris Ramos, Ontiveros y Brian Ocampo.
Todavía con ambiente muy nuboso, tras una mañana de intensas lluvias y tormentas, y el temor hasta de una eventual suspensión, el choque arrancaba con menos público de lo esperado, unos 12.000 valientes en la grada sin miedo a los chaparrones, y más de 300 de la afición malacitana. Y en el minuto 4 un disparo con poco ángulo de Kevin Medina ponía a Gil en aprietos. Los de Pellicer habían salido al verde controlando la situación.
El primer acercamiento de los de casa llegaría en el 10, con un pepinazo de Zaldua tras un saque de esquina. Poco después era Ontiveros el que probaba desde lejos. Los amarillos iban entrando en calor, con Ocampo muy participativo (volviendo loco a su par Gabilondo), y el dominio se equilibraba.
Y entre alternativas insulsas de unos y de otros, y una pizca de sopor, en el 23 el extremo uruguayo acertaba con una de sus genialidades para ponerle en bandeja medio gol a Javi Ontiveros, cabeceando a la red. Diez minutos después, la misma pareja estaba más o menos cerca de firmar el segundo.
Los hombres de Paco trataban de darle pausa y madurez al juego, pero el Málaga no bajaba los brazos ni se empequeñecía, y de tanto en tanto merodeaba el área gaditana y disparaba, como en el 37, con un cabezazo de Dioni que se colaba si no llega a ser por los reflejos del portero. En la siguiente acción, el mismo Dioni la cruzaba un poco más de la cuenta en otra acción peligrosa, anulada por fuera de juego.
A estas alturas parecía más cerca el empate que el segundo tanto. Sin embargo, en el 41 era de nuevo el marbellí asistido por Brian el que establecía el 2-0: centro al segundo palo y cabezazo. Y había quién decía que ambos extremos sobrados de calidad no se terminarían de entender en el campo.
MIEDO A GANAR
Tras el descanso, el Cádiz volvía a escena con su mejor versión, mandando con autoridad. Sin embargo, cosas del fútbol, tocó error defensivo de Glauder y Dioni acortaba distancias en el minuto 53. Con todo, no tardaron los de la Tacita en tener el 3-1 muy cerquita en una ocasión de Carlos Fernández, y en un barullo a continuación, ambas acciones salvadas milagrosamente casi sobre la línea de gol. Y en el 60, en un contragolpe, Brian Ocampos quizá se precipitaba disparando desde lejos con compañeros esperando el centro.
Era el momento de empezar a refrescar al equipo, entrando Rubén Sobrino por el delantero cedido por la Real. El balón, con nervio, iba de lado a lado, con ambos conjuntos persiguiendo bien la estocada, bien la igualada. Y Ontiveros, una vez más, lanzaba desde la frontal, sin éxito. Como replica, Sangalli comprobaba que Gil seguía despierto.
Ya entrado el 70 era la dupla Ontiveros-Ocampo la pedía el cambio y desde el banquillo entraban San Emeterio y Alejo. El conjunto de la Costa del Sol, algo pastoso en su juego, seguía buscando el empate ante un Cádiz que se iba encerrando, aunque atento a las contras, que iban sucediéndose pero sin nada de eficacia.
Fali y el canterano De la Rosa reemplazaban ya en la recta final a Zaldua y a un Chris en esta ocasión bastante diluido. Y se veía venir en la grada y en el verde, ante el conformismo local: en el minuto 82 hacía el segundo el Málaga. Tras un primer rechace de David Gil, Castel se encontraba la pelota y la metía, con permiso de una defensa aguada.
El 2-3 pareció más posible que el 3-2 en los minutos restantes, pese a que un rechace en propia meta de los visitantes pudo aguarle la fiesta a los de Pellicer. El Cádiz, con claroscuros, se confió o directamente tuvo miedo a ganar, y dejó escapar un 2-0; continúa sin sumar de tres en tres como local, y quizá lo más preocupante, mostrando lagunas defensivas de prescolar que penalizan y mucho, y una falta de sangre en diferentes fases de los partidos. DIARIO Bahía de Cádiz