Autonomía Obrera y CGT, que vuelven a exigir una nueva una lavandería, denuncian que resultando “duro” la labor de la plantilla del actual centro en la Zona Franca, lo que hace “más insoportable” este trabajo es “el pernicioso medio ambiente laboral” de los últimos años “por el estilo déspota de organizar y dirigir el servicio”.
“Lo que tiene el Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz en la Zona Franca no es una lavandería, sino un enorme presidio, al que sólo le faltan las torretas y concertinas”. Lo denuncian de forma contundente desde las secciones sindicales de Autonomía Obrera y CGT, que vuelven a exigir entre otras cosas, la construcción, “de una vez por todas”, de una lavandería “completamente nueva, con mayor capacidad, dotada de más plantilla, de carácter público y gestionada directamente por el hospital”.
Ante “la grave situación” que se viene sufriendo este servicio, ambos sindicatos también reclaman el incremento urgente de la plantilla y la sustitución inmediata de las máquinas más antiguas y deterioradas; a lo que suman “la erradicación de la política de persecución y sanciones contra los trabajadores”; y el cese del director y el subdirector de Servicios Generales del Puerta del Mar, y de la responsable del servicio de Lavandería.
En la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, CGT y AO consideran que este servicio es, sin dudas, el que cuenta con unas condiciones de trabajo “más duras e insalubres” de todo el hospital gaditano. Una lavandería que inicialmente atendía al hospital de la capital gaditana y al de Puerto Real, pero que hoy día, da cobertura, además, al de San Carlos en San Fernando, al hospital de Jerez y a todos los centros de salud de la comarca.
“Su plantilla, compuesta en conjunto por poco más de 60 personas (la gran mayoría mujeres), tiene que trabajar a diario soportando intensos ritmos de trabajo, manejando de pie durante todo el tiempo maquinarias, algunas de ellas, altamente peligrosas, con una insoportable temperatura ambiente, y realizando tareas de esfuerzo que han convertido en habituales las lesiones en hombros y brazos”; además, en la parte denominada del ‘sucio’, donde llega directamente la ropa de los hospitales para ser segregada por tipos de prendas antes de pasar a las lavadoras, “hay que sumarle la insalubridad, los graves riesgos de contagios y, para colmo, los constantes atascos en altura de las sacas de ropa sucia”.
“al trabajo duro y penoso se le une el pernicioso medio ambiente laboral generado por el estilo autoritario y déspota de los actuales responsables”
Sin embargo, para ambas secciones sindicales del Puerta del Mar, aún resultando “duro y penoso” todo lo ya descrito, lo que realmente hace “más insoportable” este trabajo es “el pernicioso medio ambiente laboral generado por el estilo autoritario y déspota de organizar y dirigir el servicio que los actuales responsables vienen implantando con mano de hierro desde hace, al menos, dos años”.
“Las prohibiciones constantes de hacer una u otra cosa, la presión continua sobre el personal para que trabaje más rápido y sin parar un segundo, la prepotencia al realizar las indicaciones de trabajo, los malos modos en las formas de responder a las peticiones, la difusión de chismes como formas de dividir y enfrentar entre ellos a la plantilla, etc., han terminado convirtiendo la lavandería de nuestro hospital en un espacio de trabajo tóxico, al que nadie acude ya con tranquilidad y la esperanza de echar un día aceptable, sino con la desazón y el miedo a los problemas que pueda deparar cada jornada”, se relata.
Y a fin de evitar “un levantamiento en masa de toda la plantilla”, según apuntan los sindicatos, la dirección de Servicios Generales de este hospital del SAS “ha venido desplegando durante el último año una repugnante política disciplinaria destinada a perseguir e intentar castigar a quienes criticaban y se enfrentaban a esa inhumana forma de organizar el servicio”.
Además, en paralelo a esa política disciplinaria, la dirección del Puerta del Mar “ha propiciado y ejecutado toda una serie de medidas aparentemente organizativas, pero que encubrían, en el fondo, verdaderas decisiones sancionatorias contra las personas a las que se les aplicaban”; en esa línea, “se han llevado a cabo cambios de turnos para separar, dividir y castigar al personal crítico, se han retirado adscripciones provisionales o devuelto a las trabajadoras críticas a sus centros de origen”.
LA “INHUMANIDAD” DE LA GERENCIA CON UNA FAMILIA DE TREBUJENA
En su denuncia, CGT y Autonomía Obrera se detienen en un caso concreto de esta “especie de guerra sucia” contra quienes no acatan a rajatabla las directrices de las responsables”: lo ha sufrido una familia de Trebujena, cuyos tres miembros (padre, madre e hija) trabajan en la lavandería desde hace años y disponían de un mismo turno que les permitía ir y venir juntos para ahorrar gastos y facilitar así los desplazamientos, ya que sólo uno de ellos dispone de permiso para conducir.
“Como consecuencia de las manifiestas discrepancias que el padre y la madre mantenían con las responsables de la unidad sobre las instrucciones organizativas que se impartían, a la dirección de nuestro hospital (que tanto le gusta dárselas de ‘humanizadora’ ante la galería) no se le ocurrió otra opción que la de cambiar de turno a la madre, para así separarla de su marido y lograr, por esa vía de sanción encubierta, doblegar su resistencia”, se expone.
Para estos sindicatos, “mayor inhumanidad gestora resulta difícil de imaginar”. Como respuesta, todo el personal del servicio, a excepción de sus responsables, firmó y remitió a mediados de mayo a la dirección Económico Administrativa y de Servicios Generales del hospital un pliego de firmas mostrando su protesta por este “injusto” cambio de turno de trabajo. Sin embargo “nada conmovió en lo más mínimo a una dirección que ya ha demostrado hasta la saciedad su más absoluta falta de sensibilidad y corazón con los trabajadores que no le aplauden sus decisiones”.
A raíz de todo ello, la trabajadora tuvo que acogerse a una baja médica afectada por la importante crisis ansioso-depresiva que le causó lo injusto y absurdo de la decisión tomada por la dirección. “En esas condiciones ha tenido que vivir esta familia de Trebujena tres meses completos, hasta que hace pocos días, vencidos por el agotamiento y desesperados por la falta de soluciones a su situación, no han tenido más salida que la de acudir al subdirector de Servicios Generales y firmante último de la separación familiar, y garantizarle, de algún modo, que no volverán a cuestionar las directrices que le impongan; sólo entonces, la castigada ha obtenido la promesa de que en septiembre (tras sus vacaciones de agosto) será devuelta a su turno de trabajo habitual, junto a su marido y su hija”, señalan los sindicatos denunciantes.
“acabarán convirtiendo definitivamente el servicio en un ‘gran hermano’ con la instalación de cámaras”
En abril del pasado año, la dirección del Puerta del Mar convocó a todos los sindicatos para exponerles sus planes “más inmediatos” para la lavandería. “No hubo ni una sola referencia a la urgente renovación de la anquilosada maquinaria, ni al incremento de plantilla, ni, por supuesto, a la construcción de una lavandería nueva. Pero sí se comunicaron, en cambio, toda una serie de medidas encaminadas de forma muy clara a una única finalidad: incrementar los niveles de rendimientos del personal”, se advierte.
De este modo, según apuntan Autonomía Obrera y CGT, si se habló del aumento de los ritmos de trabajo, los cambios de horarios, la asignación de puestos “a capricho” de las responsables del servicio, la reducción de los periodos de descanso “y, como medida estrella, la instalación en toda la lavandería de un sistema de circuito cerrado de cámaras”; el argumento aducido para esta última medida es “el de garantizar la seguridad, pero el objetivo real no es otro que el de acabar convirtiendo definitivamente el servicio en un ‘gran hermano’ donde el ojo vigilante de la dirección pueda controlar segundo a segundo los movimientos y actuaciones de todas sus trabajadores. Otro paso más, como se ve, que viene a ratificar de modo irrefutable que no es una lavandería, es un presidio”.