JORNADA 23. “Ahora debemos centrarnos en la liga”. Es la evidente conclusión de Álvaro Cervera en la previa del Cádiz-Mirándes, tras decir adiós a la Copa en Logroño (en los penaltis) el pasado fin de semana. Un traspiés tempranero del líder de Segunda, que prácticamente un mes después volvía a jugar en su feudo, el primer partido en el Ramón de Carranza de 2020 en la noche fresquita de este miércoles. Un choque para remontar la racha regulera en la que está metido el equipo. El entrenador lo tiene claro, “para llegar todo lo arriba que podamos”, hay que ser fuertes como local.
Con el único objetivo en mente de sacar los tres puntos, los de la Tacita, con demasiadas bajas (Fali, Sergio Sánchez, Jurado, Salvi, Marcos Mauro, Garrido y Quezada; estos dos últimos por sanción), afrontaban el encuentro con un once titular conformado por: Cifuentes, bajo palos; Iza, Pacha Espino, Juan Cala y Rhyner, en defensa; Sergio González y Edu Ramos, en el centro del campo, con Álex Fernández más adelantado; y arriba, Iván Alejo y Perea en los extremos, y Choco Lozano en la delantera. El, de momento, único refuerzo invernal, Pombo, en el banquillo; y Caye Quintana, camino de Fuenlabrada, adonde jugará cedido hasta verano.
Ante cerca de 15.000 personas en la grada (pese a las horitas y entre semana…), con intensidad arrancó la partida el Cádiz, metiendo a los rojinegros en su área durante los primeros minutos, aunque poco a poco se fue diluyendo esa presión. Y la oportunidad más peligrosa la tendría, en el minuto 20, Antonio Sánchez, tras una rápida contra iniciada a raíz de una pérdida de balón del canterano Sergio González. Como réplica, una interesante doble ocasión de Perea y Ramos.
Poco después, era el hondureño el que lo intentaba con un tímido cabezazo, y ya en la recta final de la primera mitad, Cala cabeceaba un córner con hechuras. Los de Cervera volvían a dar un pasito adelante y fruto de esa presión, llegaría en el 39 el 1-0, obra de Choco Lozano al empujar dentro del área un centro del guerrero Pacha Espino. Sin embargo la alegría en el cadismo no duró ni dos minutos. En la siguiente acción empataba Merquelanz sorprendiendo a todos con un zapatazo lejano. Y con las tablas en el marcador, justas, a las duchas.
Volvía a rodar el balón, e igualmente de forma inesperada subía el 2-1: Álex Fernández botaba una falta por la izquierda, casi un saque de esquina, y el suizo Rhyner acertaba a meterla dentro de la red. Corría el minuto 47.
Quedaba un mundo por delante, y los de Cervera sabían que tocaba estar despiertos, atrás y arriba, ante un conjunto burgalés que debía tomar la iniciativa. Y el primer cambio entre los locales, el de Nano Mesa sustituyendo a Alejo. Un momento antes, Cifu se estiraba bien ante un lanzamiento peligroso desde la frontal.
En el minuto 70, Sergio González se retiraba con molestias, y provocaba que el técnico apostara por el debut de Pombo en su lugar. Mientras, el Cádiz parecía más a gusto sobre el verde que el Mirandés, que, con todo, muy puntualmente metía el miedo a Carranza. Como último cambio, Javi Navarro por Alberto Perea.
E intensidad y cierto suspense en el colofón de la partida, sin grandes sobresaltos en una y otra portería, hasta que en el 89 remataba la faena Nano Mesa, culminando un contragolpe, haciendo el 3-1. Tanto revisado por el tostón del VAR… que un rato después lo volvía a dar por válido.
¿Todo resuelto? La grada ya celebraba la victoria, y llegó la ¿lógica? relajación, imperdonable en un equipo profesional. Y en el descuento los de Miranda de Ebro marcaban dos goles de forma casi consecutiva, firmados por Guridi y Odei. Jarro de agua fría increíble para jugadores y afición. De la victoria se pasaba en un abrir y cerrar de ojos a un empate con sensación de derrota.
Un preocupado Álvaro Cervera, en rueda prensa, sin encontrar “explicación” a lo sucedido, lanzaba un serio aviso: “nos han hecho siete goles en los dos últimos partidos en casa y así no podemos aspirar a nada”. DIARIO Bahía de Cádiz