Lo denunciaba hace unos días CGT y Autonomía Obrera y ahora lo confirma la Junta de Andalucía: el Hospital Universitario Puerta del Mar, de Cádiz, ha iniciado obras de “adecuación y mejora” de su cocina, una actuación en la que se invierten más de 300.000 euros y que tiene como objetivo “modernizar y adaptar estas instalaciones, garantizando en todo momento la seguridad alimentaria”.
Los trabajos, que han obligado a externalizar parte de este servicio, lo que ha motivado ya las quejas sindicales por “el deterioro gravísimo de la calidad de la alimentación, tanto en materia de producto servido, como de condiciones generales de su reparto y presentación”, tendrán un plazo de ejecución de cuatro meses.
Entre las actuaciones a realizar se encuentran la sustitución de techos, revestimientos de paramentos verticales, revestimiento de suelos, sustitución de la carpintería exterior; modificaciones en los habitáculos de zonas de preparación de frutas y verduras, platos preparados y fregaderos; o potenciación del sistema de climatización en zonas de preparación de pescados, carnes, vegetales y zona de preparación de platos sin tratamiento térmico.
En la tarde del martes, la delegada del Gobierno andaluz en Cádiz, Ana Mestre, supervisaba los primeros trabajos junto a la delegada territorial de Salud y Familias, Isabel Paredes, el gerente del centro, Sebastián Quintero, y prensa.
Durante la visita, Mestre reiteraba que esta actuación “es una reforma bastante integral, que era muy necesaria desde hace muchísimos años”. Ha precisado que “estaban analizados los déficits que tenía esta cocina y en cuanto se ha podido los hemos abordado”, añadiendo que “es una obra prioritaria”.
Además, según se ha trasladado a DIARIO Bahía de Cádiz, esta política del PP ha reseñado la necesidad de esta actuación en el Puerta del Mar ya no sólo por los riesgos detectados en los últimos años, sino porque “era necesaria para aumentar la calidad nutricional de la comida servida en caso de un rebrote de Covid-19, donde la alimentación es un factor fundamental, el más importante después de la medicación, para facilitar la recuperación de los pacientes”. Y ha repetido que las obras responden a un compromiso y a una reivindicación de hace años, ya que la cocina presentaba una serie de deficiencias que hacían urgente una intervención que no sólo supone una mejora en la propia infraestructura, sino que repercute en la calidad y en el bienestar del centro y, por tanto, de sus pacientes y profesionales.
Además de esta obra en cocina, el Hospital Puerta del Mar tiene previsto realizar como cada verano otra serie de actuaciones que se consideran “necesarias para el mantenimiento de los centros, pero que siempre sujetas a la demanda asistencial”; lo que, como denuncian cada año los sindicatos, implica el rutinario cierre de camas. Así, en principio se prevén obras en los controles de Digestivo, Maxilofacial, uno de Maternidad y Cirugía Torácica, más otra planta en el Hospital de San Carlos.
EXTERNALIZACIÓN TEMPORAL
La Junta afirma que si bien inicialmente desde la dirección del hospital gaditano se contempló la posibilidad de seguir elaborando la comida en el propio centro mientras duren las obras, “un estudio de la viabilidad resultó no favorable”, por las necesidades estructurales y de instalaciones que el proyecto requería.
Otra opción planteada fue la posibilidad de elaborar la comida en el Hospital de San Carlos en San Fernando (que depende del Puerta del Mar), solicitándose, en su caso, un permiso como una cocina central y haciendo el transporte hacia la capital, aunque la idea se descartó “por los riesgos durante el transporte y por la inversión requerida”.
Ante esta situación, “la única opción viable”, se subraya, ha sido que una empresa externa ó catering elaborase la comida para servirla al hospital. Por ello, “se ha elegido aquella que más se adecua al sistema de distribución existente y que permite conservar el número de trabajadores de plantilla, tratándose de una prestigiosa y reconocida empresa de Cádiz”: no se da el nombre.
No obstante, y a pesar de ser una contrata, “ésta recibe las fichas técnicas de los platos con los distintos ingredientes para que coincidan con la declaración de alérgenos del centro hospitalario”. Además, profesionales de dicha empresa “han estado una semana trabajando como observadores en el propio hospital, analizando los procesos de elaboración para repetirlos en sus instalaciones”.
Así, desde el pasado 23 de junio se sirve la comida con este sistema, que consiste en un sistema mixto de preparación y regeneración. Determinadas dietas, desayunos, meriendas y postres, son elaboradas en una pequeña cocina del Puerta del Mar (antigua cocina de la cafetería de personal adaptada), con equipos propios. Son dietas que por su complejidad a la hora de regenerar, por requisitos especiales de elaboración y para prevenir contaminaciones cruzadas sobre alértenos, se ha considerado que era necesario su elaboración en el centro.
Mientras, el 80% de las comidas las elabora la empresa externa con los ingredientes que se les facilitan desde el hospital. El emplatado de los alimentos “se realiza en las mismas condiciones habituales del hospital”. Debido al circuito, la bandeja isoterma sigue siendo la habitual, sin embargo, ha sido necesario incorporar material de un solo uso.
SINDICATOS HABLAN DE “CAOS”
Por su lado, Autonomía Obrera y CGT ofrecían días atrás su versión de este servicio privatizado de cocina, mientras duren las obras emprendidas: “diariamente nos trae las comidas en camiones para su reserva en cámaras de frío durante 24 horas; al día siguiente, nuestro personal de cocina regenera las comidas mediante calor, prepara las bandejas en una única cinta de emplatado (en lugar de las dos que siempre hemos tenido en el servicio) y, posteriormente, distribuye, recoge y limpia las bandejas de comida de los pacientes”.
Para ambos sindicatos del centro de la capital, “cuando apenas llevamos poco más de una semana sirviendo las comidas elaboradas por el catering privado y preparando las bandejas en una sola cinta de emplatado, los problemas de ejecución y las quejas constantes de pacientes y familiares no dejan de crecer días tras días”.
Para empezar, se afirma, “la calidad de las comidas que se sirven a los pacientes ha decrecido de forma brutal”. Además, “y en numerosísimas ocasiones”, las comidas “no han sido adecuadamente regeneradas y han subido frías a las plantas”. “Numerosos productos, además, pierden textura y resultan incomestibles al día siguiente, como sucede, por ejemplo, con las guarniciones de patatas fritas o arroz (elaborados íntegramente desde el día anterior) o como ocurre con la tortilla de patatas, que se desmenuzaba directamente tras recalentarla en horno e intentar emplatarla”.
“Para colmo –se añade-, los productos que se sirven con las meriendas (preparadas por el hospital) se han modificado completamente, de forma que ya no se le facilita un café suave, un descafeinado o una leche caliente con galletas o una pequeña pieza de pan, sino productos fríos preelaborados (tetrabriks de zumo o batido) y una fruta, contenido todo en una bolsa de papel como si estuviéramos en un ‘burguer’”.
Y por si todo lo anterior no fuera bastante, el uso exclusivo de una sola cinta de emplatado, se denuncia, “ha duplicado el tiempo que se precisa para preparar las bandejas”; como resultado, “los primeros servicios de cada comida suben a planta una hora antes de lo habitual y los últimos una hora después, lo que provoca, a su vez, no solo indebidas alteraciones de los horarios de ingesta habituales de los pacientes, sino también importantes problemas asistenciales con la dispensación de tratamientos (por ejemplo la insulina) o la realización de pruebas diagnósticas a los pacientes ingresados”.
Las secciones sindicales de AO y CGT responsabilizan de todos estos problemas que está generando la obra de cocina al equipo directivo del hospital y, de forma muy especial, a la dirección de servicios generales y a todo el equipo “de irresponsables” que tiene a su servicio, “cuya extrema incompetencia no cesa de ofrecernos ejemplos día tras día (averías constantes en lavandería, privatización de mantenimiento, caos en la gestión de taquillas, etc.) y está llevando a toda la división en su conjunto a un deterioro y una privatización creciente”.