Partido de alta tensión en la lucha por la permanencia el que enfrentó en el Nuevo Mirandilla a Cádiz y Valladolid. Con más nervio que fútbol, los locales perdonaron un penalti y acciones claras de Bongonda en la primera mitad, pero acertaron en la segunda con tantos del belga-congoleño (2-0). Victoria justa y clave.
JORNADA 35. ¿Otra final? Otra final. Con cuatro partidos por delante para liquidar la temporada, Cádiz y Real Valladolid, empatados a agobio y puntos, con el mismo reto de sacar la cabeza de abajo, abrían la jornada en un ambientado Nuevo Mirandilla; con los de casa buscando sacar ventaja de su jugador número doce: sumando a los ‘aplaudidores’ a disposición de la afición también banderitas, y en los prolegómenos, cerveza gratis en la ‘fan zone’ de la plaza Ana Orantes.
“El resultado puede ser un punto de inflexión importante para lo que queda y somos conscientes de ello. En este partido, de mucho voltaje, hay que minimizar los errores y ser atrevido. Sabemos sus fortalezas y debemos apretar en sus debilidades”, apuntaba el técnico local, Sergio González, en la previa de un choque en el que, tenía claro, “la afición es una parte importante, y sabemos que van a ganar su partido. Ojalá nosotros le podamos devolver la alegría en forma de victoria”. Y así fue…
El Cádiz afrontaba la tarde-noche inicialmente con dos cambios en el once respecto al partido de Mallorca: Bongonda y Rubén Alcaraz por Iván Alejo (sancionado) y San Emeterio. Así, de partida iban a salir: Ledesma, bajo palos; Iza, Pacha, Luis Hernández y Fali, en defensa; Escalante y Alcaraz, en el centro del campo, con Sobrino y Bongonda en los extremos; y Sergi Guardiola y Chris Ramos como hombres más adelantados. Pero acabado el calentamiento, se confirmaba el primer varapalo para los gaditanos: se quedaba en la caseta con molestias Fali y entraba en su lugar Jorge Meré.
Desorden: es la palabra que define la primera fase del partido, entre nervios y un balón sin dueño. Hasta que llegaba en el minuto 9 la primera oportunidad más que clara, en la que un generoso Guardiola regalaba medio gol a Bongonda, pero un defensa se adelantaba a meter la pierna. En la siguiente, Chris Ramos cabeceaba con intenciones. El arreón motivaba a la grada a rugir un poco más fuerte.
No obstante, el choque volvía a espesarse, y sobresalían más los fallos e imprecisiones, también del árbitro, que el fútbol. El miedo a no perder contagiaba a todos sobre el verde. Un disparo lejano de Escalante, interrumpía con timidez en el 30 los bostezos de Masip.
Dos minutos después, se vivía un momento clave: El Yamiq derribaba a Ramos dentro del área, y el de negro pitaba penalti… tras meditarlo un rato con el VAR. Alcaraz asumía la responsabilidad desde los once metros, y mandaba la pelota al larguero. El Nuevo Mirandilla (con casi 19.000 almas) se echaba las manos a la cabeza. Para una vez que pitaban una pena máxima a los de la Tacita.
Y en el 43, el belga-congoleño también fallaba el 1-0, tras recoger un balón servido tras carrerón del Pacha Espino. El mismo Theo Bongonda gozaba de otra ocasión en el descuento, al encontrarse la pelota tras un barullo dentro del área. Los de Sergio González se iban a vestuarios con la sensación de haber perdonado.
BONGONDAZO
La segunda mitad arrancaba con movimientos en los banquillos. En el del Cádiz, Choco Lozano reemplazaba al siempre extramotivado Chris Ramos. Y despropósito en el campo, de nuevo parecía que nadie quería ganar, nadie se decidía a ir a por los tres puntos. Los de casa no terminaban de encontrarse y los de Pucela, sin bullas, hacían como que atacaban.
En el 66, Alcaraz dejaba su sitio a Fede San Emeterio, y un minuto después, Bongonda justificaba su fichaje al fin con un trallazo imparable, el primero de la noche para que estallara el estadio. Y volvía a explotar en el 75, con el segundo tanto de Theo, en esta ocasión acertando el penalti señalado sin discusión a Javi Sánchez sobre Lozano.
Acercándose el minuto 80, José Mari entraba por Sergi Guardiola y Momo por Meré, y Hongla se ganaba la tarjeta roja por un codazo al Choco. Los castellano-leoneses, que deambulaba ya KO, se veían con diez hombres ante un Cádiz solvente y crecido, junto a la afición. Ya en tramo final, Bongonda se retiraba ovacionado, y entraba Arzamendia, Conan evitaba el 2-1 y Escalante no llegaba por milímetros para hacer el 3-0. Tres puntos vitales y la fiesta, todo se quedaba en casa.
Sergio González, contento con los suyos y la afición, subrayaba en la rueda de prensa post-partido que estaba “muy convencido de que hoy íbamos a competir muy bien, es verdad que el equipo en situaciones límite es muy fiable”, pero, también reflexionaba que “el crecimiento nuestro debe ser que no siempre al estar apretados saquemos nuestro mejor nivel, que cuando tengamos esa bola extra, lo aprovechemos”. Esta victoria “capital, trascendental”, resumía, “nos da una inyección de fuerza y nos queda menos”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway