JORNADA 14. Tras un parón largo, muy largo, casi tres semanas después vuelve LaLiga para el Cádiz, y todo sigue igual: cero puntos. Recibiendo en casa al todopoderoso Real Madrid (con casi 1.000 millones de presupuesto, frente a los alrededor de 70 de los gaditanos…), con todo el poco papel disponible en el Nuevo Mirandilla vendido, unas 20.300 personas en las gradas. Y ganas, muchas ganas entre los amarillos de hacer un papel digno y de frenar en seco la mala dinámica: ocho partidos sin ganar y apenas tres puntos cosechados de los últimos 24 en juego.
“El equipo está concienciado y tiene muchas ganas que espero se conviertan en fuerzas y energía para competir bien. Sabemos la calidad y el potencial del rival, pero con nuestras armas tenemos que competir”, insistía Sergio González en la previa del choque; al que los de Ancelotti llegaban con sonadas bajas (las de Courtois, Kepa, Militao, Tchouameni, Camavinga, Arda Guler o Vinicius Junior), pero “sigue siendo un Real Madrid en mayúsculas”, a decir del catalán, que empieza a jugarse su continuidad en el banquillo cadista. Aunque poco se habla más allá de Cortadura de las bajas de los gaditanos, como las de Fede San Emeterio, Luis Hernández, Gonzalo Escalante o la de Kouamé, lesionado en el amistoso de días atrás ante el Sanluqueño de Juan Cala.
Con este panorama, el de Hospitalet contaba de inicio en la tarde del domingo con: Ledesma, en la portería; Zaldua, Javi Hernández, Fali, Víctor Chust, en defensa (a la que se sumaba Pires a la hora de aguantar atrás); Rubén Alcaraz y Álex Fernández, en el centro del campo, con Robert Navarro y Lucas Pires de extremos; y arriba, Roger Martí y Chris Ramos. De momento, la esperada vuelta de Brian Ocampo, tenía que esperar.
Con varios acercamientos sin mucha trascendencia de los de blanco y un lanzamiento con intenciones de Javi Hernández de falta directa arrancaba el choque, con el Madrid tratando de imponerse desde temprano y los de casa intentando no precipitarse ni recular excesivamente. En el minuto 10, Chris Ramos asustaba cabeceando muy solo una acción de córner, y poco después era Navarro el que probaba a Lunin. El Cádiz mostraba por unos momentos que también podía generar algún peligro.
Sin embargo, el Nuevo Mirandilla se topaba pronto con la cruda realidad, la abismal diferencia de calidad (y presupuesto) entre los bandos: cuatro minutos después Rodrygo marcaba el 0-1 como Pedro por su casa.
A los amarillos no le sentaba del todo mal el tanto encajado y, con sus limitaciones buscaban jugar e irse arriba, mostrando más confianza con el paso del reloj; ante un rival estático, contemplativo y con ninguna prisa, como consciente de que en cualquier arreón o individualidad podía ampliar el marcador. Y Roger Martí estaba cerca del empate en el 38, pero el portero merengue estaba atinado, y también en el tiempo de descuento, ambas acciones desde fuera del área.
LA SENTENCIA, POR INERCIA, TRAS EL DESCANSO
El segundo tiempo, ya en marcha, avanzaba sin dominador claro, con lo de Florentino Pérez sintiéndose superiores mas sin demostrarlo sobre el verde; y el Cádiz más espesito, constándole encontrar huecos e ideas. Y en el 56, Sergio movía el banquillo, incorporando a Darwin Machis por Robert Navarro.
Y entre tanto, Conan Ledesma cojeando, Modric estrellándola en la madera en una acción puntual, y Rodrygo, exhibiéndose, haciendo el segundo gol en un momento alocado del encuentro, cuando corría el minuto 64.
De inmediato, salían al campo Iván Alejo y Maxi Gómez por Chust y Chris Ramos. Ni un minuto después Alejo se ganaba la cartulina amarilla; y ni tres después, Maxi gozaba de una oportunidad clarísima, y se la echaba a las manos al portero ucraniano.
Ahora sí se rompía el partido, y en el 73 los merengues marcaban el 0-3, obra del efectivo Bellingham; un gol que, tristemente, se celebraba en partes de las gradas del Nuevo Mirandilla como si el Madrid jugara en su Bernabéu.
Pero la ovación de verdad explotaba con la reaparición de Brian Ocampo tras superar una larga lesión que le mantenía apartado desde finales del mes de febrero, reemplazando a Zaldua. Momento que se aprovechaba para retirar del campo a Ledesma, renqueante, sustituido por el suplente, el paciente y siempre cumplidor David Gil.
Desde hace minutos el choque había entrado ya en una fase en la que lo único que pasaba era el tiempo. El Madrid estaba deseando irse a las duchas y salir corriendo a por el avión al aeropuerto de Jerez, y el Cádiz andaba descentrado y sin ímpetu. Y pese a todo, en el 86 Fali tenía su ocasión, más o menos peligrosa. No se habían decretado los cinco minutos de propina, y mucho público huía del estadio: se perdieron el disparo del uruguayo, que pecando de chupón, al menos lo intentó.
Otros cero puntos para el saco: la vida sigue igual que hace veinte días, cuando se hizo el ridículo en Getafe. Era complicado rascar algo ante el Real Madrid, sí, y se compitió en diferentes momentos pero en muchos otros faltó garra, tensión, concentración, tanto arriba como atrás.
“El primer gol nos ha hecho mucho daño, aún así en la primera parte el equipo ha estado bien. El partido se nos ha ido en el contragolpe del segundo gol, a partir de ahí nos ha costado mucho. Tenemos que recuperar la solvencia defensiva y contundencia. Toca pensar en Mallorca. Hay que estar más unidos y juntos que nunca”, terminaba subrayando en rueda de prensa el míster, quien pese a la alargada mala racha confía en que “le podemos dar la vuelta a esta situación”. DIARIO Bahía de Cádiz