Cádiz y Espanyol empataron (2-2) el domingo en el Nuevo Mirandilla en un choque vistoso en el que los de amarillo completaron una buena primera mitad pero salieron dormidos tras el descanso, y se aprovecharon los catalanes para remontar. Lograron volver al partido después de la siesta, e incluso pudieron ganar en el descuento.
JORNADA 8. “Las caras son otras, las sensaciones son otras y eso te ayuda en pensar en fútbol”, remarcaba Sergio González en la previa del choque dominical en el Nuevo Mirandilla, que con más de 16.500 personas en la grada recibía al Espanyol, con fe entre el cadismo en dar un pasito más, tras la mejoría ofrecida la pasada jornada ante el Villarreal.
Y así fue: el Cádiz completó una buena primera mitad ante un conjunto barcelonés muy ausente, e incluso se fue al descanso con victoria momentánea. Pero en el arranque del segundo tiempo el panorama cambiaba radicalmente, los hombres de Diego Martínez salían de vestuarios comiéndose a los de amarillos en modo siesta, y aún con intervenciones de mérito del de siempre, Conan Ledesma, le daban la vuelta al marcador. Tocó despertar y remar a contracorriente, y al menos se logró la igualada.
Los gaditanos saltaban al verde con un once muy similar al del pasado sábado, salvo el caso de Iza. Así, la defensa la conformaban Zaldua, Pacha Espino, Luis Hernández y Chust; por delante Fede San Emeterio y Rubén Alcaraz con Bondonga e Iván Alejo en los extremos; y arriba, Sobrino y Negredo.
El Cádiz, en la primera mitad, controlaba la situación y el balón, y se acercaba a los dominios de Lecomte, aunque, como es habitual, sin disparar, apenas dos remates de cabeza de Luis Hernández fallidos. Hasta que en el minuto 40, en un barullo en el área chica con regalo incluido del portero visitante, Víctor Chust remataba a placer con la derecha desde muy cerca por el lado derecho de la portería.
Un susto en la grada interrumpió el encuentro cuando iba camino del cuarenta y cinco, y demoró unos minutos el paso por vestuarios, que sentó fatal a los de amarillo. No se enteraron de que el partido ya se había reiniciado, y el Espanyol avasalló en los primeros veinte minutos, logrando pasar del 1-0 al 1-2, con tantos del mismo protagonista, Joselu: en el 50 cabeceaba desde el centro del área asistido por el excadista Brian Oliván; y en el 66, remataba con la derecha. En ambos casos, aprovechándose de una defensa cadista bien empanada.
Y no cayeron más goles en contra por las intervenciones de Ledesma, que salvaba entretanto hasta dos goles clarísimos a Javier Puado. El Nuevo Mirandilla ya presentía el desastre, viendo la incomprensible parsimonia de los suyos. Afortunadamente, lograron enmendar ese horrible arranque de la segunda parte ante el cambio de sistema del Espanyol, volvieron a entrar en faena a medida que fueron entrando hombres del banquillo, y en el 78 Pacha Espino se internaba en el área y asistía a Lucas Pérez, que marcaba el empate.
El gallego, ya en el descuento, tenía en sus botas el 3-2, pero su disparo se estrellaba en el travesaño. E incluso Álex Fernández, un poco antes, también estaba cerca de la remontada.
Mas el empate ya no se movería, y gaditanos y catalanes tuvieron que conformarse con un puntito, en un partido a ratos entretenido y vistoso que ambos pudieron ganar. Lo más positivo (relativamente) es que el Cádiz acumula tres partidos sin perder, tras el desastroso comienzo de la presente campaña.
“En la primera parte fuimos muy superiores, no creando peligro pero dando sensación de fortaleza. Tras el descanso no hemos sabido mantener esa cara, hemos salido como confiados, desorientados, y hemos sufrido mucho, hasta que hemos vuelto a dar un paso adelante, pero ya no nos ha dado tiempo. Durante sesenta y cinco minutos creo que hemos estado muy bien”, es el resumen del entrenador del Cádiz del encuentro; quien no sabe el porqué de esos veinte minutos tan malos tras el descanso. DIARIO Bahía de Cádizç