Partidazo del Cádiz ante los de Simeone para olvidar la vergüenza de Vallecas. Los amarillos se aprovecharon de un Atlético noqueado para jugarle sin complejos. Llegaron a ir 2-0, en la recta final empataron los colchoneros con cierta fortuna, pero Sobrino se erigía en el héroe en el último suspiro haciendo el celebrado 3-2.
JORNADA 12. Un Cádiz muy necesitado sobre todo de enmendar la penosa imagen ofrecida en el estadio del Rayo, y un Atlético tocado tras la debacle en la Champions, se veían las caras en la tarde del sábado en el Nuevo Mirandilla, que además albergaba su último partido antes del parón por el Mundial de Qatar; ya no volverá a abrirse hasta finales de diciembre.
“Estábamos haciendo las cosas bien, pero lo de Vallecas fue una torta fuerte. Esperemos que quede como una anécdota, una excepción. No tenemos que penalizarnos por un partido”, volvía a repetir Sergio González en la previa, insistiendo de cara a la visita de los colchoneros en que “tenemos que ser fuertes y compactos sin balón, en fase defensiva, pero debemos ser alegres en fase ofensiva. Tenemos que estar fuertes en esos dos aspectos”.
Con esta idea teórica en la cabeza, el técnico de Hospitalet sacaba de inicio a Ledesma, bajo palos; Luis Hernández (en la banda), Pacha Espino, Momo y Fali, en defensa; Fede San Emeterio y Álex Fernández, en el centro del campo; Ocampo y Bongonda, de extremos; y como hombres más adelantados, Sobrino y Choco Lozano. De partida, y pese a que in extremis se le perdonaba la segunda cartulina amarilla vista la pasada jornada, Rubén Alcaraz debía esperar en el banquillo.
Y no podía empezar mejor el encuentro para los locales. Ni se había cumplido el segundo 30, pase genial de Momo desde campo propio para que corriera Pacha que centraba desde la misma línea de fondo y Théo Bongonda remataba con acierto, haciendo el 1-0 y desatando la euforia entre los más de 18.000 aficionados en las gradas (no tanto entre los 200 rojiblancos de preferencia).
Los de Simeone intentaban reaccionar rápido al varapalo prematuro, sin embargo veían como Morata se les lesionaba en el minuto 10; entraba Cunha por él. Cinco después, Rodrigo de Paul tenía una oportunidad medio clara, que se iba fuera. El Atleti llevaba la iniciativa y merodeaba los dominios del Cádiz, que se defendía con empeño y de tanto en tanto salía al ataque con voluntariedad y ciertos destellos más que interesantes del uruguayo Brian Ocampo.
Antes del 30, el choque se había equilibrado, con ratos de posesión por parte de los gaditanos, que también sufrían el revés de la lesión de un gran Momo Mbaye, reemplazado por Víctor Chust en la zaga.
Los madrileños hacían como que atacaban con más desesperación que convicción ante un Cádiz al que, de momento, no le temblaban las piernas. Ya pasó poco reseñable hasta el descanso, sumando cuatro minutos de propina, momento en el que Rubén Sobrino desperdiciaba un mano a mano ante Oblak para hacer el segundo.
“UN PARTIDO CON MAYÚSCULAS”
Volvían los de amarillo bien del paso por vestuarios, sin meterse atrás, agobiando a los rojiblancos en su área, y con un disparo desde la frontal de Ocampo, entendiéndose bien con Lozano. Y la grada empezaba a ofuscarse con el árbitro, al no ver casi nunca las faltas cometidas por el rival.
Entretanto, Conan Ledesma, con reflejos, salvaba el empate en una acción embarullada. Y en una jugada posterior, el Atlético pedía penalti, pero ni el de negro ni el VAR lo entendieron así. El Cholo recurría a estas alturas ya a Joao Felix y Griezmann. Choco Lozano probaba muy escorado con más fuerza que puntería en el 64, y en la réplica era Cunha quien hacía intervenir al argentino, sin problemas.
Llegaban los refrescos por parte del Cádiz: Alcaraz y José Mari sustituían a San Emeterio y Ocampo. Y minutos después, Bongonda y Choco dejaban su sitio a Alejo y Lucas Pérez. En ese mismo instante, además, el árbitro se daba el gusto de expulsar al segundo entrenador de los de casa. Quedaban quince minutos de tiempo reglamentario, y empezaba la montaña rusa de emociones.
El Atlético de Madrid trataba de dar un paso adelante, insulso, y en el 81 el estadio, que ya animaba como en sus mejores tardes, celebraba con efusividad el segundo gol, tanto de Álex tras una elaborada jugada por banda izquierda.
¿Estaba todo hecho? No. En el 84, Luis Hernández marcaba en propia puerta el 2-1 interceptando una chilena de Joao Felix. Se ponía la tarde interesante, con sendas ocasiones por uno y otro lado para sumar en el marcador. En el caso del Cádiz, Álex Fernández gozaba de la ocasión del 3-1. Aunque el que sí subía al electrónico era el empate, un misil del mismo portugués en el 88. Para más inri, se decretaban ocho minutos de tiempo extra, y Joao Felix casi establece el tercero para los de la capital del Estado.
Pero a veces el fútbol es justo, y en el último suspiro del partido, convertido en correcalles, Rubén Sobrino con un remate estrambótico colaba el tercero para los gaditanos, asistido por Iván Alejo. Y explotaba la locura en el Nuevo Mirandilla.
Un ratito de felicidad al año, no hace daño. Tres puntazos para olvidar ese feo manchón vallecano, lográndose la segunda victoria de lo que va de campaña y la primera como local.
Para Sergio González, lo vivido ha sido “un partido con mayúsculas”. “Nos hemos reivindicado ante nuestra afición, que ha estado superior. Volvemos a la senda buena, espero que los que tenían dudas tras lo de Vallecas se hayan quedado tranquilos”, subrayaba tras el choque, dejando entre sus reflexiones que “no quiero ni pensar ahora cómo hemos pasado del 2-0 al 2-2, prefiero pensar en que hemos hecho muchas cosas bien. En el ida y vuelta hemos sido valientes”. Y terminaba lanzando un mensaje al vestuario: “tenemos que tener este nivel de activación contra equipos que se juegan lo mismo que nosotros”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway