COPA DEL REY. Tras golear al modesto Villa de Fortuna, y superar a lo justito las eliminatorias contra el Albacete y el Fuenlabrada, y en la tanda de penaltis al Sporting de Gijón, el Cádiz CF se ha visto sin buscarlo ni esperarlo -mientras lucha por no caer a Segunda división- en cuartos de final de la Copa del Rey, y ya que está aquí, en la noche de este miércoles se plantaba ilusionado en Mestalla con la ambición de dar un pasito más, y desconectar un rato de LaLiga soñando (¿y por qué no?) con hacer historia.
“Tenemos buenas sensaciones y con ese buen trabajo queremos seguir en la línea que llevamos”, apuntaba en la previa del choque Sergio González, quien sigue trabajando para convertirse en el revulsivo post-Cervera, junto a las cinco incorporaciones del mercado invernal de fichajes: San Emeterio, Rubén Alcaraz, Idrissi, Luis Hernández y Lucas Pérez. “Entran claramente en el perfil que buscábamos. El ejército que tenemos es este, vamos a intentar sacar el mejor rendimiento y ojalá podamos conseguir la salvación”, ha dejado claro el técnico catalán.
El once amarillo para darle un susto al Valencia era el conformado por: David Gil, en portería; Luis Hernández y Cala como centrales, con el canterano Parra y Pacha en los laterales; Jonsson y Alcaraz de pivote; Alejo e Idrissi de extremos; y arriba, Sobrino y Andone. Aunque el rumano se retiraba con problemas musculares en el 23, sustituido por Lucas Pérez, que apenas ha tenido tiempo de conocer a sus nuevos compañeros.
Y un minuto después marcaban los de Bordalás el primero, en una acción de posible falta a Juan Cala, que con todo no mostraba la contundencia deseable. Hugo Duro se escapaba del lebrijano y asistía a Guedes, que no fallaba. Hasta entonces se había visto sobre el verde ritmo alto e igualdad, casi sin acercamientos; apenas un tiro lejano de Jonsson directamente fuera por parte gaditana.
Con el 1-0, los visitantes -que habían estado jugando de tú a tú, sin complejos- se descentraban y bloqueaban, y el Valencia aprovechaba para buscar con más ahínco hacer daño, con tímidas ocasiones en el tramo final de Guedes y Bryan Gil. La llegada del descanso, para aclarar ideas, era la mejor noticia para los de la Tacita.
Con el cambio de Salvi Sánchez por Iván Alejo en el ecuador, salía el Cádiz con hechuras de pelear por darle la vuelta a la eliminatoria, a partido único; con seriedad, pelota, control, presión, ambición… jugando al fútbol. En el 51, en un saque de esquina Cala caía al suelo y de primeras no parecía nada, pero el VAR avisó al cuestionado Arbelora Rojas, y este en el monitor ya vio claro un agarrón de Cömert. El recién llegado Lucas Pérez hacía el justo 1-1 desde los once metros. En el 60, en otro córner, el mismo Juan Cala la mandaba al palo con el pie.
Avanzado el segundo tiempo y con los gaditanos sintiéndose cómodos y hasta superiores en el coliseo che, Negredo salía por Idrissi y Álex por Alcaraz. Los de casa, con un remate fallido de cabeza de Maxi Gómez en el 69, intentaban volver a meterse en el choque, y dar el paso adelante obligado ante su rigurosa afición, y el 2-1 subía al electrónico en el minuto 79, con un certero cabeceo de Hugo Duro en un saque de esquina. Poco antes Iza había sustituido a Sobrino.
El Cádiz no bajaba los brazos y reaccionaba al varapalo yéndose arriba, pero se complicaba todavía más el panorama con la expulsión del de Lebrija al ver la segunda tarjera amarilla al cortar de raíz una contra. Y entre tanto, el Valencia se dedicaba ya a embarullar toda acción e intentar que no se jugara ni un minuto, marca Bordalás.
Salvi tenía el empate cerca en el 89, antes de señalarse el tiempo de propina: siete minutos de descuento. Se embotelló al rival en su campo, pero no se pudo marcar ese segundo tanto.
Con la cabeza alta, el Cádiz se despide de la competición copera muy cerquita de las semifinales, dando guerra, mostrándose vivo, ofreciendo otra cara y sensaciones muy distintas a las de hace apenas unas semanas. Toca centrarse ya única y exclusivamente en LaLiga, con un poco más de esperanza. DIARIO Bahía de Cádiz