CRÍTICA. Con una hora de retraso sobre la hora indicada comenzó el sábado 16 de agosto en el Baluarte de la Candelaria de Cádiz el concierto de Martirio y Raúl Rodríguez, al que acudía un público maduro, entendido y alternativo y al que no faltó ni siquiera el levante. La interpretación de Rodríguez a la guitarra fue magistral y supuso un gran contrapunto a la dramatización de las canciones propuesta por la cantante, en una cuidada puesta en escena en que no faltó la fusión Chavela-Martirio incluso en el vestuario. Como teloneros, Tomate, Trío y Cebolla.
Con una hora de retraso sobre la hora indicada comenzó el sábado 16 de agosto en el Baluarte de la Candelaria de Cádiz el concierto de Martirio y Raúl Rodríguez, al que acudía un público maduro, entendido y alternativo y al que no faltó ni siquiera el levante.
Actuaron como teloneros Tomate, Trío y Cebolla, grupo de músicos gaditanos, muy relacionados con el repertorio jazzístico, formado por Javier Galiana (piano y voz), Juan Sáinz (batería) y José López (contrabajo). En este concierto, interpretaron siete temas de los trece que conforman el disco ‘Tomate Trío y Cebolla canta a Bola de Nieve’ (2014) en el que aportan sus propios arreglos al repertorio del músico cubano conocido como Bola de Nieve: ‘Botellero’ arrancó las risas del público, que tenía muchas ganas de que comenzara el espectáculo, porque Galiana comenzó pregonando al estilo de lo que se escucha en las playas gaditanas (el diario… camarones, cangrejos, cañaíllas… fanta-naranja, fanta-limón…). Siguió a éste los temas ‘No puede ser feliz’, ‘Chivo que rompe tambó!’, ‘Babalú’, ‘Messié’, ‘Mama perfecta’, ‘Pero tú no comprenderás & no siento’.
Destaca de este trío la gran calidad instrumental, que supera con creces las carencias vocales, si bien el retraso en la hora de comienzo y la gran diferencia estilística con el estilo de Martirio hizo que las ganas con que el público acogió a la agrupación fuera decayendo en una mezcla de frialdad y desesperación.
Esto se hizo patente cuando apareció Maribel Quiñones y el público comentaba “¡menos mal, ya era hora!”. Desesperación que cayó pronto en el olvido por la actuación de Martirio que se mostró pausada, serena, con un gran dominio de la escena y del repertorio que iba a ofrecer. Presentaba cada canción al público con mucho cariño, explicando las raíces de dónde provenía, la música en el caso de algunos temas, la historia de la que trata la canción en otros casos, haciendo referencia siempre a los compositores o intérpretes anteriores a su propia versión, demostrando su gran conocimiento fruto de una larga y dilatada trayectoria como cantante.
El concierto se dividió en dos partes: la primera de ellas en la que se trataba de presentar los temas del disco que grabó junto a su hijo, el guitarrista Raúl Rodríguez en el disco titulado ‘De un mundo raro’ (2013) en el que se rinde un personal homenaje a la ya desaparecida Chavela Vargas, fusionando los ritmos de su música de raíces folclóricas mexicanas con los ritmos de los palos del flamenco en una adaptación muy lograda, realizada por Raúl.
La tesitura vocal de Chavela Vargas es muy parecida a la de Martirio, de voz grave, en la que destaca su gran capacidad expresiva apoyada por los gestos que transmiten sus manos. Los temas siguen el orden del disco pero enriquecidos por las explicaciones de Maribel que, en más de una ocasión, hace gala de un gran sentido del humor explicando situaciones sentimentales como en el tema ‘Sombras’ en la que pone en escena al público relatando que la protagonista ha sido abandonada del todo, sin esperarlo, y ella se envuelve en un “chandalágrimas”, encerrada y abandonada de sí misma durante unos días tratando de entender la causa de la ruptura.
En la segunda parte se interpretaron temas grabados durante la aquilatada carrera de Martirio y en el que con cada tema se hacía homenaje a algún gran músico: ‘Noche de Bodas’, dedicada a Sabina y Chavela Vargas; ‘Volver’, como homenaje a Chano Lobato que la cantó también por bulerías; ‘María la portuguesa’ en memoria de Carlos Cano; ‘Quisiera amarte menos’ de Concha Piquer, en la que de nuevo quedó patente el humor natural de Martirio cuando habló de un tipo de hombre al que ella denomina “el reo”; ‘La bien pagá’; y finalizando con la socarrona ‘Compuesta y sin novio’ en la que contó con la colaboración de los teloneros Tomate, Trío y Cebolla.
“El viento no ha podido con nosotros”, afirmaba. Efectivamente, ni con el público con ganas de más. Martirio preguntó “¿qué queréis?”, y cantó ‘Ojos verdes’ a petición del público quitándose en un momento sus famosas gafas arrancando los aplausos del mismo, para finalizar con la famosa ‘Sevillana de los bloques’, éxito del año 1988.
La interpretación de Raúl Rodríguez a la guitarra fue magistral y supuso un gran contrapunto a la dramatización de las canciones propuesta por Martirio, en una cuidada puesta en escena en que no faltó la fusión Chavela-Martirio incluso en el vestuario. La única pega, el retraso. DIARIO Bahía de Cádiz
Para mí no hubo retraso, el concierto estaba anunciado a las 22:30h
Para escribir una noticia primero hay q informarse bien, el concierto empezó más que puntual. Yo estaba allí