El Carranza abrió sus puertas el soleado pero fresquito domingo, por la mañana, para el primer partido del año recién estrenado, y último de la primera vuelta. El Cádiz recibía a un inocente Arroyo y ni tuvo que emplearse a fondo para golear a los extremeños (4-0) en un encuentro post-vacaciones navideñas, pese a los tantos de Garrido, Villar, Machado y Jona, soso y con escasa intensidad. Solo hubo un equipo sobre el terreno de juego.
El Ramón de Carranza abrió sus puertas el soleado pero fresquito domingo, por la mañana, para el primer partido del año recién estrenado, y último de la primera vuelta. El Cádiz, que pudo despedirse de 2014 como líder, comienza 2015 con el UCAM a tres puntos, por lo que una victoria ante el Arroyo y un pinchazo de los murcianos, podía dejar al finalizar la jornada a los de amarillo ahí arriba, en lo más alto de la tabla, donde ansían terminar la campaña.
Unas 9.000 personas arroparon a los de Claudio Barragán en el encuentro post-vacaciones navideñas, en el que la única ausencia relevante era la de Airam Cabrera, sancionado por la última tarjeta roja. Un choque nada atractivo en sus primeras fases, muy torpe y con jugadas de ataque a trompicones. Y en una de estas, en el minuto 15, Jona lo intentaba y su disparo, que se iba fuera, lo interceptaba Garrido en el área chica y empujaba la pelota con el pecho dentro de la portería. Un extraño 1-0, que pudo convertirse en el 2-0, poco después, tras un buen cabezazo del hispano-hondureño.
Hasta el descanso, no se vio el mejor partido de la temporada en casa, para nada. El Cádiz llevó el control de la situación, ante un conjunto arlequinado muy endeble, pero sin mostrar excesivas ganas ni acierto.
Poco varió el panorama en la segunda mitad: encuentro soso y frío, un Arroyo inofensivo y dominio total de los de casa, sin esforzarse más de la cuenta. Pese a todo, pasado el minuto 10 subía el 2-0 al marcador manual de preferencia, obra de Juan Villar, aprovechando un despiste defensivo. Y en el 20, era Fran Machado quien, desde el borde del área clavaba el tercero, sumándose a la pequeña fiesta de cánticos que ya vivía, ajena al fútbol, la grada.
Con el 3-0, los visitantes desaparecieron un poco más si cabe, aunque trataron de adelantar sus líneas en los minutos finales, y el Cádiz siguió mirando la portería de Facundo, sin ninguna prisa ni tino, más pensando en los Reyes que en otra cosa. Y en el descuento Jona se regalaba el cuarto de la mañana. No hubo nada más reseñable, salvo el pitido del árbitro señalando el túnel de vestuarios. Y a esperar los resultados de la tarde para saber si se alcanza el deseado liderato, o hay que seguir esperando. La próxima cita, en el Benito Villamarín el domingo día 11 ante el filial del Betis. DIARIO Bahía de Cádiz